Eduardo. El niño más terrible del mundo. Libro ilustrado para niños

Goethe dejó escrito: "Si tratamos a los demás como son, puede que los ayudemos; pero si los tratamos tal y como pueden llegar a ser, los estamos ayudando a mejorar". J. Beck dijo algo similar, pero al revés: "Cuando se habla a la gente como si fuera estúpida, se matan células de su cerebro".

Dos consejos que deberían tener muy presentes los padres, los maestros y hasta los jefes. Dos máximas que este libro de John Burningham ilustra a la perfección.

Un terrible niño bueno

Eduardo, el protagonista del cuento, es un niño como otro cualquiera. Como la mayor parte de los niños, hacía mucho ruido. Un adulto le dijo que era el niño más ruidoso del mundo y Eduardo se volvió cada día más y más ruidoso. A veces le pegaba patadas a las cosas. Un adulto le dijo que era el niño más bruto del mundo y Eduardo se volvió cada día más y más bruto. En algunas ocasiones, se portaba mal con los animales. Un adulto le dijo que era el niño más cruel del mundo y Eduardo se volvió cada día más y más cruel.

Finalmente, los adultos le dicen que es el niño más terrible del mundo y Eduardo termina creyéndoselo y comportándose como tal.

Hasta que un día una de sus travesuras es confundida con una buena acción. Un adulto lo elogia y Eduardo modela su conducta para hacer honor a tal elogio. Confusiones del mismo tipo se repiten varias veces más y, elogio tras elogio, Eduardo se convierte en el niño más bueno del mundo.

En definitiva, un cuento que trata de forma divertida y sencilla temas tan enjundiosos como la virtud de las palabras positivas o el peligro de etiquetar a los niños, que no hace sino predisponerlos a moldear su comportamiento para encajar en ese perfil. Todo ello acompañado de un soterrado humory con unas ilustraciones de trazos sueltos que imitan los rasgos de los niños cuando dibujan.

Datos prácticos