Niños con piernas arqueadas

Las piernas arqueadas son una característica de los bebés

El recién nacido no tiene el cuerpo preparado para la actividad que realiza un adulto: las piernas del recién nacido son arqueadas, como en paréntesis; las rodillas no las puede extender por completo y los pies están girados hacia adentro, con los dedos gordos apuntando hacia el otro pie, mostrándole la planta. Además, sus pies son talos, tienen aumentada considerablemente su movilidad hacia el dorso de los mismos y muy limitada la misma hacia las plantas.

Los niños con piernas arqueadas suelen presentar problemas neurológicos, pero existen signos muy claros que permitirán al pediatra descartar estas complicaciones: nadie mejor que él podrá indicar qué hacer en cada caso, aunque la mayoría de ellos se deben a una situación de falta de espacio en el útero, y, con ejercicios fácilmente aplicados por los papás, en unos meses el problema se habrá resuelto.

Las piernas arquedas de los niños

Piernas de los niños

Cuando comienzan a caminar, sobre todo, algunos niños gorditos que lo hacen tempranamente, se les acentúa esa forma en paréntesis de las piernas, llamada genu varo. A veces, de una situación de completa corrección tras el nacimiento, el niño puede llegar a angulaciones verdaderamente llamativas en las que parece que se le van a tronchar las rodillas, sin que por ello el niño vea mermada su agilidad para correr, saltar o trepar. Esto no necesita ningún tipo de tratamiento y para la edad en la que al niño se le retiren los pañales (hacia los dos años aproximadamente) suele haberse corregido por completo.

NIños con las piernas en X

Hacia los tres años, las piernas del niño se tuercen en sentido contrario, es decir, simulando una X: junta mucho las rodillas y separa los pies. Esto es lo que conocemos como genu valgo, y es igualmente una deformidad angular de las piernas que afecta a casi todos los niños en distinto grado. Suele desarrollarse entre los tres y los cinco años y lo normal es que evolucione hacia la corrección espontánea sin secuelas.

¿Cuándo acudir al traumatólogo con el niño?

La mayoría de los problemas que pueden presentar los niños son, por tanto, de fácil solución: casi todos se resuelven solos. Para distinguir si se trata de un proceso fisiológico o no, está vuestro pediatra: precisamente por eso se realizan los controles de salud, para confirmar que el niño crece de forma normal. En caso contrario, él os derivará al traumatólogo y lo ideal es que éste sea especialista en traumatología y ortopedia infantil, para no sobretratarlos innecesariamente y porque es el especialista más indicado para hacer una correcta selección entre los niños que presentan la evolución propia y natural del ser humano en crecimiento y aquellos que se están saliendo de los límites fisiológicos.

Ana María Bueno. Médico especialista en traumatología y cirugía ortopédica.

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