Astenia crónica

La astenia es el término médico para el cansancio. El cansancio crónico se ha convertido en uno de los motivos de consulta más frecuentes en las consultas médicas. En la mayor parte de los casos es posible encontrar una causa, sea orgánica o psíquica, para la astenia, pero existe un amplio porcentaje de pacientes en los que no es posible identificar una causa específica.

Dr. Nicolás García González Especialista en Medicina Interna Consultor. Departamento de Medicina Interna. Unidad de Hepatología CLINICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

¿Qué es?

La astenia es el término médico para el cansancio. El cansancio crónico se ha convertido en uno de los motivos de consulta más frecuentes en las consultas médicas. En la mayor parte de los casos es posible encontrar una causa, sea orgánica o psíquica, para la astenia, pero existe un amplio porcentaje de pacientes en los que no es posible identificar una causa específica. Para este grupo de pacientes se acuñó el término inglés "chronic fatigue syndrome", cuya traducción castellana es síndrome de fatiga crónica o de astenia crónica (SAC). El síndrome de astenia crónica se define por la existencia de cansancio de más de seis meses de evolución y que produce una reducción mayor del 50 por ciento en la capacidad para realizar las labores habituales.

¿Cuáles son sus causas?

No se conocen las causas de este síndrome. Las hipótesis más trabajadas relacionan su origen con infecciones virales crónicas, sobre todo las producidas por virus del grupo herpes (virus de Epstein-Barr y virus herpes humano tipo 6), pero no se ha podido demostrar con certeza esta posibilidad. Otras teorías, tampoco comprobadas, relacionan la aparición de esta enfermedad con alteraciones leves del sistema inmune o disfunción de las células musculares.

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma cardinal es el cansancio, muy intenso, que no mejora con el descanso, y que produce una gran incapacidad para la vida laboral, social y de relación. Al cansancio sin causa y desmesurado se añaden otros síntomas menores, muy variables de unos enfermos a otros. Es frecuente tener algunas décimas de fiebre, sobre todo por las tardes. También se encuentran entre las quejas más habituales los dolores de cabeza, el dolor de garganta y los dolores musculares o debilidad. Otros síntomas incluyen la aparición de ganglios en el cuello, dificultad de concentración, alteraciones del sueño y otros muchos.

¿Quién puede padecerlo?

Esta enfermedad afecta fundamentalmente a personas previamente sanas y es más frecuente su aparición entre los 20 y los 50 años de edad, pero se han visto casos en pacientes de edad avanzada, y en la actualidad hay una gran controversia acerca de su posible existencia y la manera de definirla en los niños. Existe un claro predominio de mujeres afectadas.

¿Cómo se diagnostica?

El médico es quien, en la consulta, realiza el diagnóstico a partir de unos datos o criterios clínicos definidos, y una vez que ha descartado que existan otras causas para el cansancio del enfermo. No existen pruebas o análisis específicos que permitan confirmar el diagnóstico, aunque para descartar esas otras enfermedades causantes de cansancio puede ser preciso un amplio estudio de análisis o pruebas complementarias.

¿Cuál es el tratamiento?

Se han ensayado múltiples fármacos en el tratamiento del cansancio crónico, aunque la mayor parte de ellos sin resultados satisfactorios, excepto en casos aislados. De todos ellos, los mejores resultados se han obtenido con fármacos antidepresivos. Otro gran grupo terapéutico incluye a los estimulantes de la inmunidad y los antivirales. Los antiinflamatorios no esteroideosy los corticoides son eficaces en ocasiones en el control de los síntomas de la enfermedad, especialmente los dolores musculares y articulares, pero no influyen en la evolución a largo plazo de este síndrome. La única medida con eficacia demostrada en el manejo de esta enfermedad es la aplicación de programas específicos e individualizados de ejercicio y acondicionamiento físico.

¿Cuál es el pronóstico de esta enfermedad?

Se trata de una enfermedad crónica, de muy larga evolución, aunque con una tendencia ligera a la mejoría espontánea. A pesar de ello, esta enfermedad condiciona un importante grado de incapacidad, y más de la mitad de los pacientes continuarán teniendo dificultades para continuar con su actividad habitual a los cinco años del comienzo de la enfermedad.

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