Se ha roto la pierna
Lo que hay que saber y hacer ante una fractura de pierna
No solo los niños más imprudentes se rompen un brazo o una pierna. Desde que sabe caminar, e incluso antes, tu hijo puede sufrir una fractura.
Tu hijo sufre una mala caída o un golpe y se pone a llorar. Le tocas la pierna... ¡ay! Llora sin parar. Aunque no se ve, puede tratarse de una fractura.
Causas de las fracturas de pierna
La mayoría de las fracturas se producen a consecuencia de una caída desde una cierta altura: una escalera, una silla, el columpio...
Mientras duerme o juega en su cuna, un niño puede pasar la pierna entre los barrotes. Si ese espacio es muy estrecho, no consigue sacarla de ahí y, al girarse, el hueso de la pierna de rompe.
Lo más increíble es que el pequeño puede romperse la pierna al darse la vuelta, pero sin mover los pies, especialmente si está de pie sobre la moqueta.
Hay fracturas y fracturas: lo que hay que saber
A esta edad, las fractura casi siempre son cerradas, sin lesión cutánea. Los niños no suelen romperse las articulaciones, sino los huesos llamados largos: la tibia o el fémur.
La radiografía permite localizar una fractura limpia del hueso y el desplazamiento de los fragmentos. La fractura de la tibia se escayola del muslo al pie, con la rodilla y tobillo flexionados para controlar la rotación. Para inmovilizar el fémur, se utiliza una gran escayola que va desde la pelvis al pie, con la rodilla flexionada.
A veces, las fracturas pasan inadvertidas. El niño cojea, pero no piensas que se ha roto un hueso, porque no lo has visto caerse ni sufrir un golpe. Por lo demás, no se percibe ninguna otra anomalía, a veces ni siquiera en la radiografía.
Los niños tienen los huesos tan flexibles que pueden torcerse como una caña y volver a su lugar. Entonces el diagnóstico es más difícil, porque el hueso no está desplazado, sino hendido a lo largo de una línea fina. El médico buscará todas las causas médicas posibles. Para aliviar al niño y no correr riesgos, lo escayolará y, diez días más tarde, le hará una nueva radiografía a través de la escayola para localizar la posible fractura.
Se ha roto la pierna: lo primero que tienes que hacer
No intentes que mueva la pierna afectada, ni se la pongas recta si está deformada.
Inmoviliza la pierna del niño rodeándola de cojines, almohadas o una colcha enrollada. Si estás seguro de que es una fractura, llévalo a urgencias.
En caso de duda, llévalo al pediatra o al médico de cabecera que te enviará, si es necesario, a un cirujano ortopédico pediátrico.
Tranquiliza al niño. Las fracturas son dolorosas y, aunque aún no sepa expresarse bien con palabras, comprende muy bien lo que le dices.
Háblale, pregúntale dónde le duele. Explícale que el médico le va a hacer una radiografía para ver lo que pasa debajo de la piel. Si le duele mucho, ponle un supositorio analgésico para aliviarlo.
Una consolidación rápida y eficaz
Generalmente, el niño es escayolado inmediatamente, sin hospitalización. Llevará la escayola uno o dos meses, tres si la fractura ha sido grave.
A veces, si el hueso está desplazado, es necesaria la anestesia. En ese caso, puede que el niño sea hospitalizado uno o dos días.
Lo bueno es que las fracturas se curan más rápido y mejor en los niños que en los adultos. Y es que la membrana que rodea y alimenta los huesos se regenera alrededor de la fractura en dos o tres semanas.
En los niños pequeños las complicaciones son poco frecuentes. En cambio, el hueso roto puede experimentar un tirón de crecimiento. Entonces, la pierna afectada es ligeramente más larga que la otra. Pero eso pasará totalmente inadvertido y no impedirá a tu hijo salir disparado en busca de nuevas aventuras.
Noémie Colomb con Olivier Badelon, cirujano ortopédico pediátrico.
© Enfant Magazine
La escayola
Las escayola está hecha de fibra de vidrio o de yeso. El primer material, más ligero, se utiliza en fracturas simples. Es resistente al agua. El yeso, que es más pesado, se utiliza en las fracturas más complejas. Tiene la ventaja de que no oprime al secarse, pero no es resistente al agua.
Si el dolor persiste más der 24 horas, si los dedos del pie se vuelven rojos y se inflaman o si le cuesta moverlos, vuelve al hospital. El médico abrirá la escayola para ver lo que pasa y le pondrá otra menos apretada.
Para evitar las irritaciones, frota el borde de la escayola con vaselina o aceite de almendras dulces.
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