Cómo controlar el enfado de los niños a través del juego
Gritos, llanto, pataleo... A veces, los niños expresan su enfado con una fuerza desmedida. Te presentamos dos ideas para enseñar a tu hijo a controlar sus rabietas: los «bricoemociones» que, al principio, utilizaréis como un juguete y que pronto se harán imprescindibles por sus virtudes relajantes.
Bricoemociones: juegos praa controlar el enfado de los niños
Estos juguetes con truco pueden ayudar a los niños a controlar su enfado:
1. El muñeco con alas
Al soplar sobre las alas del muñeco (dos plumas), el niño convierte su cólera en soplo y en respiración abdominal, muy relajante. Nadège Larcher, psicóloga y formadora de profesores de Infantil, aconseja: «Conviene fabricar el muñeco en presencia del niño y hacer que, en una situación distendida, juegue a enfadarse y soplar para hacer volar sus alas». Así, interioriza una respuesta a una emoción y, cuando surja una crisis de verdad, tiene un medio de liberar físicamente la intensidad de sus emociones soplando con todas sus fuerzas sobre las alas del muñeco. Poco a poco, el pequeño se irá tranquilizando y su soplo se hará más ligero.
Necesitas:
? un huevo de poliestireno para el cuerpo.
? una bola pequeña de poliestireno para la cabeza.
? pintura.
? un pincel.
? un palillo.
? varias plumas blancas o de color.
? 3 gomets.
? un trocito de alambre.
? un trozo de cordón.
? pegamento.
1. Pintar la cabeza y el cuerpo y dejarlos secar.
2. Fijar la cabeza al cuerpo con medio palillo recubierto de pegamento.
3. Con la otra mitad del palillo, hacer dos agujeritos en la parte trasera del cuerpo para encajar las alas, cuya base estará también cubierta de pegamento.
4. Pegar los gomets: dos serán los ojos y el otro, cortado en forma de media luna, será la boca.
5. Para poder colgar el muñeco, doblar un trocito de alambre y fijarlo con pegamento en la parte de arriba de la cabeza. Pasar el trozo de cordón por el alambre. El niño sólo debe jugar con el muñeco en presencia de un adulto. Comprobar regularmente que el palillo y el alambre están bien fijados
2. La botella de la vuelta a la calma
También se basa en el principio de una progresiva relajación. El niño empieza por jugar con la botella: la sujeta por los extremos y la inclina a un lado y a otro, concentrando su atención en las lentejuelas que se mueven y van cayendo despacio. Beneficios « El pequeño aprende que no se impide que exista una emoción, explica Nadège Larcher, sino que se asume y se aprende a expresarla de una forma aceptable». Y si, además, los padres verbalizan sus propias emociones, el niño aprenderá pronto a expresar las suyas mediante palabras.
Necesitas:
? una botella pequeña de plástico vacía y limpia, lo más rígida y lisa posible
? dos pellizcos de lentejuelas de colores
? un pellizco de estrellas de purpurina (estrellas u otras formas)
? una botella de aceite de parafina (en farmacias, droguerías o tiendas de velas)
1. Enjuagar bien la botella y secarla. Rellenarla de aceite de parafina, dejando uno o dos centímetros de vacío.
2. Añadir las lentejuelas y las estrellas de purpurina.
3. Cerrar con mucha fuerza la botella (también se puede pegar el tapón).
4. Agitar ligeramente la botella para dispersar las lentejuelas y la purpurina.