Por qué te sientes tan cansada.

En una amplia encuesta europea, una de cada 5 personas ha declarado que se siente cansada ya desde que se levanta. Lo malo es que ese cansancio puede afectar a su vida laboral, social y hasta familiar.

Las preguntas más frecuentes que se hacen los afectados son: ¿Por qué el cansancio matutino nos afecta más a unas personas que a otras? ¿Es acaso ese cansancio síntoma de alguna enfermedad subyacente? ¿Puede tener que ver con el estrés o la alimentación?

¿Qué tal duermes?

«El problema de mucha gente que se levanta cansada es que no duerme lo suficiente o su sueño es de mala calidad», explica el profesor universitario Leonard A. Jason, experto en cansancio crónico. «Si ese es el problema real, deben aprender a desarrollar nuevos hábitos de sueño: acostarse y levantarse a la misma hora, no quedarse en la cama estando despierto, eliminar ruidos o luces perturbadoras, crear un ambiente relajado antes de irse a dormir, dejar pasar al menos una hora entre la cena y el momento de acostarse, no utilizar la habitación para ver la tele u oír la radio, no utilizar el alcohol como somnífero...». Los especialistas también aconsejan descartar la posibilidad de una apnea del sueño (trastorno en el que la respiración se interrumpe durante periodos cortos mientras se duerme) o algún otro problema que pueda afectar al descanso nocturno. «La apnea del sueño está implicada en un gran porcentaje de casos de somnolencia y cansancio diurno y es factor de riesgo de muchas enfermedades, entre ellas la hipertensión, la enfermedad cardiovascular y la diabetes del tipo 2».

Revisa tu alimentación y estilo de vida

Según los expertos, estos son algunos errores dietéticos y de estilo de vida que pueden estar asociados a ese cansancio al que no se encuentra ninguna explicación: * No beber suficiente agua. La deshidratación (que a menudo pasa desapercibida) reduce nuestros niveles de energía. * Seguir una dieta deficitaria en proteínas. Las proteínas son indispensables para mantener el buen funcionamiento de todos los tejidos del organismo. Una dieta pobre en proteínas produce fatiga, flojedad, pérdida de energía... * Tomar pocos carbohidratos complejos y demasiados carbohidratos refinados. Los hidratos de carbono complejos (como los cereales integrales, las legumbres, las frutas y verduras, que contienen fibra) ayudan a mantener niveles constantes de azúcar en la sangre; por el contrario, las dietas ricas en harinas blancas y dulces (carbohidratos refinados) producen bruscas subidas de azúcar, seguidas de caídas en picado de los niveles de glucosa, lo cual genera sensación de cansancio, pérdida de capacidad de atención, menores niveles de alerta, irritabilidad... * Tomar demasiada cafeína. Si necesitas beber café para estar alerta, quiere decir que ya estás tomando demasiado. Intenta no beber más de 2 cafés o 2 refrescos con cafeína al día. Si no puedes prescindir del café durante el resto del día, recurre al descafeinado. * No desayunar bien y saltarse comidas. Los tiempos de ayuno prolongados originan bajos niveles de azúcar en la sangre y bajos niveles de energía; saltarse el desayuno disminuye el rendimiento durante toda la jornada. * Seguir una dieta poco variada. La inclusión de distintas verduras, frutas, legumbres, pescados, cereales... asegura el aporte de minerales y vitaminas indispensables para el buen funcionamiento del organismo. * Hacer poco ejercicio. La actividad física regular no cansa, al contrario: hace que nuestro cuerpo resista mejor el estrés y el esfuerzo. En un estudio, personas inactivas que iniciaron un programa de 20 minutos de ejercicio al día dormían mejor y se sentían menos cansadas.

Síndrome de cansancio crónico

Si practicas buenos hábitos de sueño, te alimentas bien y haces ejercicio regular, pero sigues sintiéndote cansada, te conviene acudir al médico. Trastornos como la apnea del sueño, el síndrome premenstrual, la depresión o la mononucleosis infecciosa pueden conllevar cansancio. Para un diagnóstico de síndrome de cansancio crónico, deben darse una serie de síntomas, entre ellos pérdida de concentración y de memoria a corto plazo, garganta irritada, ganglios inflamados, dolor muscular o de las articulaciones, cefaleas, cansancio que dura más de 24 horas tras un esfuerzo y somnolencia. Si tienes varios de estos síntomas, no dudes en consultar al médico. Marisol Guisasola

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