El teatro y los niños

Por el teatro San Pol, pasan anualmente cerca de 100 000 niños. En esta entrevista, Ana María Bodeguer, directora artística de esta sala, revela algunos secretos de su apasionante trabajo y pone de relieve el interés de los pequeños por esta expresión artística.

P. ¿Qué significa para ti el teatro infantil? R. El teatro me da la posibilidad de entregar todo lo que he aprendido en la vida; es enriquecedor para mí y espero que para el público. Es una manera de ser fiel a ti mismo y entregar los valores con los que uno vive. En el teatro para niños, puedes entregar lo mágico que ves en la vida. En la realidad que vivimos, lo mágico pasa desapercibido. Pero lo mágico existe en el mundo: es oler las rosas en primavera, es ver salir el sol cada día… y todo eso te lo da el teatro y, especialmente, el teatro para niños. P. ¿Qué aporta el teatro a los niños? R. Varias cosas importantísimas para su desarrollo. En primer lugar, la experiencia de la historia que ven en el escenario, de la cual son testigos directos, con lo que tienen una aproximación al mundo real. También, un acercamiento al mundo de la magia, y el conocimiento y el manejo del lenguaje. Además, les permite abrirse a mundos nuevos.

P. ¿A partir de qué edad es conveniente introducir al niño en el teatro? R. La edad ideal son los tres o cuatro años, aunque a veces vienen padres con niños más pequeños. En estos casos, somos conscientes de que lo que realmente llega al niño es solo la música, las luces, los colores o la escenografía. P. ¿Cómo crees que se debe educar a los niños en el teatro desde la familia? ¿Y cómo sensibilizar a las familias de lo importante que es este género? R. Creo que los padres pueden empezar a hacer una importante labor sensibilizando a sus hijos a través de la lectura. Los padres que leen a sus hijos o les cuentan cuentos son, generalmente, los que continúan esta labor trayendo a sus hijos al teatro. Evidentemente, estos niños tienen un desarrollo mucho más rico.

P. ¿Cómo nació la idea de crear el Teatro San Pol para niños? R. Empezamos dedicándonos al teatro para niños haciendo giras por España, especialmente por la Comunidad de Madrid. Era gratificante llegar a los pueblos, pero las condiciones eran pésimas. Entonces nació la idea de un teatro permanente. Pensábamos que Madrid necesitaba tener un teatro para niños, como lo tiene Londres o París. En aquellos tiempos vivíamos cerca de lo que hoy es el Teatro San Pol, y pasábamos por esa sala casi a diario. Nos parecía un bonito lugar, al lado del Manzanares y de la Casa de Campo. Nos marcamos esa meta y, al final, acabamos consiguiéndolo. P. ¿Cuántos niños pasan al año por el Teatro San Pol? R. Entre las dos modalidades que tenemos, tanto la campaña para colegios como las representaciones para público en general, alrededor de cien mil niños al año.

P. ¿En función de qué hacéis la elección de la obra? R. Muchas veces elegimos clásicos infantiles, porque sabemos que a los niños les encantan. También ofrecemos algunas obras de autores contemporáneos, o sea, autores vivos, tanto españoles como extranjeros. P. ¿Cuánto tiempo se tarda en montar una obra de teatro? R. Por lo general, de cuatro a cinco meses, teniendo en cuenta la preproducción, hablar con los escenógrafos, el iluminador… Los ensayos vienen durando un mes o mes y medio, ensayando seis horas intensivas cada día.

P. Hablando de clásicos, ¿cuáles son los clásicos favoritos de los niños? R. Blancanieves, La Cenicienta, Pinocho, La bella y la bestia… También hemos representado Rinconete y Cortadillo, El galán fantasma, La dama duende, de Calderón, y otras. Todas las obras que hemos representado han funcionado muy bien, pero particularmente una obra que llegó al alma a los niños fue Don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho. Fue maravilloso ver la entrega de los niños en esta obra. P. ¿Cómo se vive un estreno? R. Con mucha ilusión y con muchos nervios y, al tiempo, con un poco de pena, porque el proceso de ensayo es muy rico, el crear personajes, ir creando un espectáculo es algo que disfrutamos cada día más. Pero, además, el teatro tiene la magia de no convertirse nunca en una rutina: el público siempre es diferente, y se van introduciendo cambios en función de cómo responde a la representación. P. ¿Cómo os sentís regalando tanta magia? R. Todo el que trabaja en teatro sabe que es muy especial. Ver las caritas de los niños durante la función, ver cómo conversan después de la obra, comprobar cómo los niños se entregan a la obra con tanta pasión es muy gratificante. El acudir a un espectáculo de una obra de teatro para niños no es solo asistir al espectáculo que está en el escenario, es asistir también al espectáculo de lo que está pasando en la cabecita de los niños. Carmen Martín Ver programación del teatro San Pol en nuestra agenda de tiempo libre o en www.teatrosanpol.com

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