¡Contadles historias!

¿Por qué a los niños les gustan tanto las historias reales o imaginarias? ¿Y cómo explicar su entusiasmo, todavía actualmente, por los cuentos tradicionales? Evelyne Cevin, especialista en literatura oral y cuentacuentos, responde a nuestras preguntas.

¿Desde cuándo se cuentan historias?

El hombre cuenta historias desde que adquirió el lenguaje. ¿Por qué? ¡Para ordenar el caos! Tenía que explicar fenómenos terribles: el rayo y el trueno, los terremotos, las inundaciones... Y también tenía que poner orden en el caos de las relaciones familiares, dentro de la cueva. Desde la noche de los tiempos, las historias hablan de las relaciones entre hermanos o entre padres e hijos. Contar historias es una de las señas de identidad que nos define como seres humanos.

¿Existe todavía hoy una tradición oral?

Sí, los padres de hoy practican de forma natural la transmisión oral a través del relato familiar. Los padres cuentan a los hijos episodios de su infancia, la historia de la abuela, el modo en que se conocieron y formaron una familia... Y luego están los cuentos, las canciones o las pequeñas historias que los padres guardan en la memoria. El tiempo del relato es extremadamente valioso para el niño. Es un momento cargado de emoción que construye su patrimonio familiar. Otra gran riqueza es el lenguaje empleado por los padres, totalmente distinto al cotidiano. En esos relatos la lengua se vuelve más elaborada, más poética.

¿Por qué a los niños les gustan tanto los cuentos?

Los cuentos tratan temas universales, como el amor, la muerte o las relaciones humanas. Y lo hacen de un modo simbólico, muy adecuado para los niños. Además, los cuentos fascinan por sus variantes. Los niños conocen una historia que parece inamovible y, de pronto, otro cuentacuentos u otro libro lo pone patas arriba con sus variaciones: las palabras que emplea, la atmósfera y el tono, las ilustraciones... El niño descubre que una misma historia se puede contar de mil maneras, con infinitas interpretaciones. Entonces explora la diversidad al tiempo que descubre leyes universales. Es una maravillosa puerta de entrada a la literatura y al arte en general

Los niños qué prefieren, ¿el relato oral o el libro?

A los niños les gustan las dos cosas, siempre que el que cuenta la historia se sumerja en el relato. Las historias se viven en tres dimensiones: se ven las imágenes, se oyen los ruidos y se sienten en la piel. Si el lector o el que cuenta el cuento siente eso, aunque no sepa leer bien, el resultado es positivo. Una ventaja de contar una historia sin libro es que se tiene una libertad total para adaptar el relato al niño. Entrevista de Anne-Laure Fournier le Ray a Evelyne Cevin

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