Los primeros lectores (de 7 años a 9 años)

¡Atención! La gran aventura de la lectura autónoma ha comenzado.¿Quién dijo miedo? Será un viaje fantástico, sin decepciones, feliz..., si el niño descubre que puede poner en marcha, como quiera y cuando quiera, la fabulosa máquina de la imaginación. No se debe interrumpir a un niño que está absorto en la lectura: acaba de iniciar un largo viaje...

La soledad del lector de fondo

Hay personas que no demuestran el más mínimo interés por la lectura. Cuestión de temperamento, de medio... Tenemos que considerar que hablamos de una actividad contemplativa que requiere concentración: reflexionar sobre las palabras, recibir pasivamente el pensamiento de otro... La lectura supone cierto silencio, aislamiento, inmovilidad, dedicación única. Algunos no soportan bien este tipo de exigencias. Necesitan actividades sensoriales, manuales, concretas; aire, espacio, movimiento. Para otros, las palabras son herramientas: sirven para explicar, pedir, responder, y nunca se embarcarán en la lectura de una historia imaginaria. Tal vez, nadie los invitó a descubrir la magia de un cuento. A los 7 años, los niños ya leen, pero les hace falta tiempo para saber realmente «utilizar» los textos escritos. Porque saber leer es elegir la lectura, entenderla rápidamente, ser capaz de servirse del contenido, enriquecerlo con otras informaciones, relacionar... Un niño de 7 años no digiere cualquier libro. El lector debutante y solitario necesita textos a la medida de sus capacidades. Textos adecuados a su sensibilidad que tengan en cuenta su lenta progresión. Se trata de que comprenda lo que lee, disfrute y se quede con ganas de repetir.

¿Qué podemos hacer los adultos?

Podríamos empezar por considerar todo lo que nos impulsa a elegir un libro. Nosotros tocamos el libro, lo hojeamos. El aspecto tiene su importancia, y también el papel y el número de páginas. ¿Apetece manipularlo? ¿Cómo es la letra? Hacemos nuestra elección teniendo en cuenta una serie de criterios casi inconscientes, que hemos establecido después de experiencias positivas y negativas. Pero los niños no gozan de estos privilegios, no tienen derecho a tocar: «tienen las manos sucias», «estropean los libros», «los desordenan». Y sin embargo, les imponemos: «Este libro está muy bien para ti», «Tienes que leer mucho para leer bien». En principio, ayudar a un niño a ser lector es ayudarlo a encontrar su camino en el intrincado bosque de los libros. Es fundamental que él descubra lo que quiere, lo que le gusta.

Nuestra orientación, su elección

Si muchas veces no llega al final de una historia, no es por inconstancia. Sencillamente, al niño no le ha interesado, no le ha motivado. Tal vez otra historia... Para ayudar al lector, es preciso conocer bien sus preferencias y su sensibilidad. ¿Le gustan los animales, la ciencia ficción, la prehistoria, las aventuras...? Es importante hacerle una propuesta variada. Si al niño le interesa el tema, se esforzará para comprender el texto referido a las imágenes que está viendo. Porque, sin duda, las imágenes son decisivas en un primer momento. Una vez delante de un libro apetecible, el lector ya autónomo, pero principiante y lento, sigue necesitando ayuda durante una temporada. Y debemos procurar suplir su falta de práctica para que no pierda el sabor y el encanto del cuento. Podemos dejarlo empezar la historia, luego leerle una parte para avanzar, y dejar que la retome después. En ocasiones, le apetece compartir su placer y hablar del cuento, comentar, contar... Pero, si está atrapado por la lectura, más vale no molestarlo en su interesante soledad. Poco importa si lee mal, comete errores o no lo entiende todo. Él mismo se irá corrigiendo a medida que encuentre el sentido de lo que lee. Porque no está haciendo un ejercicio de lectura. Está descubriendo la lectura. Los gustos son muy personales, y hay que respetarlos; sin embargo, los problemas son casi comunes a todos los lectores de 7-8 años. Algunos problemas son evidentes; otros, no tanto.

¿Qué los separa de la lectura?

Repasar la información proporcionada por los propios lectores puede clarificar las causas de su falta de entusiasmo por la lectura. El primer contacto * El tema no les interesa. * No pasa nada en las primeras páginas. Resulta aburrido. * No comprenden bien el planteamiento de la historia. * Les cuesta imaginarse el escenario. * No saben quién es quién, y cuál es su relación en la historia. El texto * No saben quién es el que habla. * Hay demasiadas palabras desconocidas que rompen la comunicación. * El lenguaje es complicado, y la lectura les exige un esfuerzo extra. Se cansan de descifrar. * Hay recursos literarios adultos. El argumento * El cuento comienza bien pero el argumento se complica, como un laberinto. Acaban perdidos. * l La historia no tiene ritmo. (El lector principiante necesita una estructura relativamente simple, y percibir que el interés de la historia va aumentando, que hay un desarrollo y un desenlace). * No hay protagonistas con fuerza. * Hay demasiados personajes. La parte gráfica * El cuento no tiene casi ilustraciones. En la etapa comprendida entre los 7 y los 9 años, el aspecto visual es importante. Necesitan la relación texto-imagen. * Las páginas son muy grandes, tienen demasiado texto. (Necesitan espacios blancos, un texto aireado). * Las letras son muy pequeñas; el interletrado (espacio entre letras) es muy cerrado; el interlineado (espacio entre líneas), muy estrecho. * Las ilustraciones están antes o después de los textos correspondientes y no completan la información. La lista está abierta, porque puede ser interminable. Pero teniendo en cuenta que la oferta de lectura es mucha y muy buena, necesitamos ponernos en el punto de vista del niño, con la misma actitud e interés que cuando le vamos a hacer un regalo, el más hermoso, el que le va a hacer más feliz. Si, a pesar de nuestros esfuerzos, no conseguimos que un niño lea a los 7, 8, 9 años, no perdamos la esperanza. Tal vez a los 12 ó 14 años descubra una lectura interesante: una novela, una revista, un libro científico, un cómic... y a partir de ahí arranque la historia de un lector entusiasta.

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