Cómo hablar de sexo con los hijos

No es fácil hablar de la sexualidad con nuestros hijos o nuestras hijas. ¿Qué palabras conviene utilizar? ¿Cómo hablar de forma sencilla y precisa? Stéphane Clerget, psiquiatra infantil y autora de Nos enfants aussi ont un sexe (“Nuestros hijos también tienen sexo”), nos ofrece algunos trucos y consejos.

¿Qué actitud cotidiana hay que adoptar para inculcar el pudor a los niños?

El único modo de enseñar a un niño a ser pudoroso es siéndolo nosotros mismos. A partir de los 3 años, a algunos niños les puede intrigar o molestar el ver desnudos a sus padres. Por eso, cuando ya tiene 5 años, no podemos seguir paseándonos desnudos ni bañar juntos a los hermanos de distinto sexo. En cuanto a los besos, cada vez veo más padres que dan besitos a sus hijos en la boca. Eso no sería un problema si los padres besaran a todo el mundo en la boca. Pero no es así. Sé que para esos padres es tan solo un gesto de cariño; pero, para muchos niños, besarse en la boca es algo que solo hacen los enamorados. De modo que es mejor renunciar a ese tipo de besos. En cuanto a la actitud de la pareja frente a los niños, la norma es hacer delante de ellos lo que nosotros aceptaríamos que hicieran en nuestra presencia. Es decir, todos los mimos, abrazos y besos que queramos: es importante que los niños vean ese cariño... ¡aunque pueda provocar ciertos celos!

¿Qué palabras hay que utilizar para hablar de la sexualidad?

Si os sentís cómodos con los términos técnicos, utilizad las palabras “pene”, “vagina”, etc. Cada vez hay más padres que optan por esta solución. A otros les incomoda utilizar el mismo vocabulario para designar los órganos sexuales de sus hijos y los suyos, en parte porque los juegos sexuales de los niños no son comparables con la sexualidad de los adultos. Si es así, podéis utilizar un lenguaje más plástico. Pero siempre hay que dar un nombre diferente al sexo del niño y al de la niña. Del mismo modo, cuando habléis de la reproducción, tenéis que buscar la solución que más os convenga, la técnica o la plástica. Y destacad que hay dos semillas (el espermatozoide y el óvulo), a las que podéis nombrar o no: algunos niños creen que solo el padre aporta una semilla. Más allá de las palabras utilizadas, lo importante son los sentimientos transmitidos: el niño comprende que la sexualidad es un tema delicado. Por eso se muestra muy receptivo a las emociones que le transmitimos. Entrevista de Anne Lamy a Stéphane Clerget.

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