Cómo hacer que los niños ayuden en casa
Trucos para que los niños participen en la vida doméstica
Vivir con niños supone multiplicar las tareas domésticas. ¿Qué madre o padre no ha deseado alguna vez tener diez brazos? Desde los 3 años, los niños pueden ayudar en ciertas tareas, a su manera y a su ritmo. Y es importante que los animemos (y los ayudemos) a participar.
Hay que reconocer que, en lo relativo a la autonomía de los niños, somos contradictorios. Soñamos con que nuestro hijo recoja espontáneamente su cuarto pero, cuando a las ocho y veinticinco de la mañana se empeña en atarse él mismo los cordones, no dudamos en decirle: «Deja, ya lo hago yo, que voy más rápido». Y es cierto, claro... También nos resistimos a dejarles las riendas cuando la tarea conlleva cierto peligro: manipular un cuchillo para cortar las verduras, llenar la jarra de agua, subirse a un taburetepara coger la pasta de dientes... La psicóloga Anne Bacus cuenta que hay padres que siguen vistiendo por la mañana a su hijo de seis años y siguen limpiándole cuando va al servicio porque, de forma inconsciente, se resisten a verlecrecer.
Apoyar su deseo de autonomía
Sin embargo, hay que relegar la comodidad, la eficacia y los temores y dar prioridad a su deseo de autonomía. Anne Bacus explica la razón: «Es esencial para que se sientan capaces de hacercosas y tengan conciencia de ser alguien útil, alguien con quien se puede contar». Los padres tienen que asumir que educan a sus hijos para verlos marcharse, y esta tarea empieza desdeque son bebés. A través de la autonomía, se forja su autoestima; por lo tanto, cuando rechazamos una iniciativa de emancipación por su parte, convienerazonar nuestra decisión para evitar que el niño interprete que no confiamos en él. Incluso cuando su iniciativa es claramentedesafortunada («¡Papá, mira qué limpio he dejado el suelo con mi esponja!»), hay que mantener la calma y no minar su buena voluntad acusándole de que ha hecho una pifia.
«¡Lo hago yo!»
Es difícil saber a qué edad se puede pedir qué. El niño nos da algunas pistas: «¡Yo!», reivindica Laura, de tres años, mientras mete su plato en el lavavajillas con cuidado.De hecho, a partir deesta edad, un niño puede guardar en su sitio sus zapatos, ayudar a vaciar el lavavajillas, vestirse y lavarse solo (con nuestra supervisión)... Las tareas que le encomendamos por primera vez le hacen sentirse orgulloso: barrer, secar un cazo... Al crecer, pierden este entusiasmo y son raros los casos en que aceptan ayudar sin protestar o sin que se lo tengamos que repetir.
Algunas pistas para animarlos...
- Decir «Necesito ayuda».En vez de ordenar «¡Pon la mesa!», podemos organizar una reunión familiar para explicarles: «A la hora de la cena, hay muchas cosas que hacer y, sin vuestra ayuda, no puedo llegar a todas».
- Hacer algunos cambios. Por ejemplo, comprar un escalón para llegar al fregadero, guardar los platos en un armario bajo...
- Explicar qué queremos. Para un niño, no siempre está claro qué es poner la mesa. Hay que explicarle (se puede reforzar con un dibujo pegado en la cocina) que consiste en poner los platos, los vasos, los cubiertos... y también las servilletas, los mantelitos individuales, etc.
- Responsabilizar, agradecer y felicitar: «¡Hoy te nombro jefe de los cubiertos durante toda la cena!»; «¡Muy bien, has encontrado el gemelo de cada calcetín!».
- Mejor en compañía. Recoger el cuarto, en concreto, es complicado: un niño no entiende la utilidad de esta tarea (los juguetes por el suelo no le molestan, ¡todo lo contrario!), que le resulta inabarcable y, en consecuencia, descorazonadora. Pedirle que lo haga solo es excesivo.
- Constatar, no reprochar. Los reproches sólo le hacen sentirse culpable e incapaz: «¡Te has vuelto a dejar la camiseta fuera del cesto de la ropa sucia!». Cambiando el modo de decirlo, pasamos del reproche a la comunicación respetuosa: «Veo una camiseta que se ha quedado fuera del cesto...». La constatación bastará y la camiseta irá al cesto en un abrir y cerrar de ojos.
- No hacerse demasiadas ilusiones... Sí, hay que repetirle mil veces lo mismo; sí, pensar que va a recoger los juguetes sin que se lo pidamos es un sueño... Pero también nos sorprende a veces ordenando los cuentos por tamaños, o poniendo una mesa «bonita» para la cena... Paciencia, ¡lo conseguirán! (lo conseguiremos).
Texto: © Bayard Presse-Pomme d'Api Parents 590-Anne Bideault-avril 2015.
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