Cambios en el ciclo vital de la familia y cómo afrontarlo
Superar las crisis familiares con ayuda de los hijos
La familia, sea cual sea su composición, pasa por algunos momentos clave a lo largo de su existencia. Estas pequeñas crisis ponen a prueba la comunicación familiar y nuestra capacidad para resolver los conflictos.
Para que las diferencias entre padres e hijos no dañen a la relación familiar, éstas son algunas de las situación más comunes a las que padres e hijos se enfrentarán en distintos puntos de su vida.
Cómo afrontar los cambios en la vida familiar
Hay momentos de crisis en todas las familias que son universales y que corresponden a los cambios de ciclo vital:
Matrimonio: Matrimonio, pareja, nueva familia significan compromisos adicionales y exigen un cambio con respecto a la familia de origen. Si la nueva pareja no hace adecuadamente la separación de la familia de origen, si sigue muy involucrada y comprometida con ella, puede que siga desempeñando en su actual familia el rol que tenía asignado en la de origen.
Si uno se mantiene leal a su familia de origen, no puede asumir fácilmente compromisos con su actual familia. A la inversa, cuando uno no se siente amado por su familia de origen, no puede transmitir confianza y sentido de la lealtad a su pareja.
Nacimiento o llegada de los hijos: Si la familia no posee una estructura muy estable, cuando crece, puede experimentar caos, desorganización o incluso entrar en crisis, porque un nuevo miembro supone el reajuste de la pareja para incluir al hijo, y el de la familia extensa para incluir también los roles de abuelos.
Adolescencia de los hijos: La adolescencia de los hijos suele coincidir con problemas de la pareja propios de estos periodos medios de la vida (la crisis de los cuarenta, comienzo de las preocupaciones por la generación de los abuelos).
La familia, incluso con una estructura estable y una buena diferenciación entre los sistemas, puede entrar en crisis. Por eso, tiene que aumentar la flexibilidad en los límites familiares y permitir al adolescente entrar y salir del sistema.
Emancipación de los hijos: Supone la separación de los padres y otros familiares, la diferenciación de la persona respecto a la familia de origen y la afirmación en el trabajo.
Cuando se emancipan los hijos, tiene que haber una renegociación del sistema de pareja, desarrollar una relación con los hijos de adulto a adulto, incluir a la familia política y a los nietos en el sistema, incluso afrontar las enfermedades y muerte de los padres y abuelos.
Últimas etapas de la vida: Hay que aceptar el cambio de roles generacionales, mantener el funcionamiento de la familia a pesar del declive físico, apoyar a la generación mayor, afrontar la muerte ajena y preparar la propia.
Mar García Orgaz. Psicóloga clínica.
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