Los peligros de la casa para los niños

Nuestros hijos e hijas no están nunca libres de sufrir un accidente. Y los pequeños son los que corren más peligro. El 90% de las veces, el mal podría haberse evitado. Jean-Paul Lechien, presidente del Instituto de prevención de los accidentes domésticos de Francia nos da algunos consejos muy valiosos.

¿Por qué los accidentes domésticos afectan a los más pequeños?

Los peques se ven especialmente afectados porque viven en un mundo de adultos. Su motricidad, su visión y su oído no tienen nada que ver con los de los adultos. Nuestras casas no están adaptadas a ellos. ¿Cómo puede un niño de 3 años subir o bajar una escalera sin peligro si ni siquiera alcanza la barandilla? Hay que darse cuenta de que un niño de 2 años mide la mitad que un adulto y pesa la sexta parte. A menudo, los padres tenemos una visión errónea de sus capacidades.

Principales peligros en casa

Los que se presentan cuando hay una actividad en marcha: cuando cocinamos, cuidamos el jardín, hacemos bricolaje... y utilizamos herramientas potencialmente peligrosas sin estar preparados para manejarlas. Son situaciones de alto riesgo, tanto para los adultos como para los niños, que pueden convertirse en víctimas directas o indirectas del uso de dicho material: piedrecitas que saltan a los ojos cuando papá utiliza la segadora, quemaduras graves al querer ayudar a mamá a freír las patatas... La causa suele ser la actitud del adulto. Por ejemplo, el 90% de las intoxicaciones asociadas a productos de limpieza se producen cuando están siendo utilizados y, por tanto, están abiertos. ¡Los tapones de seguridad solo sirven cuando están en su sitio!

Cómo concienciar a los niños de los peligros

Cuando el niño es muy pequeño, hay que decir no, prohibírselo. Luego, cuando empieza a andar y a manipular objetos, se inicia la etapa del diálogo, de la explicación y del ejemplo. Esto último desempeña un papel primordial en los niños de entre 3 y 5 años. Y es que, a esta edad, les gusta especialmente imitar lo que hacen los adultos. Somos los padres los que debemos procurar que repitan nuestros gestos con objetos que no son peligrosos: sustituir las tijeras de cocina por unas de punta roma para ayudar a mamá a cortar el perejil, poner al niño unas gafas protectoras, como las de su papá, para que pueda colaborar con él en lo que está arreglado, etc. También es útil implicarlo en la elección del material de protección: es más fácil que se ponga el casco para montar en bici si él mismo ha escogido uno con su personaje de dibujos animados favorito. Entrevista de Lise Irlandes-Guilbaut a Jean-Paul Lechien

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