El árbol de Navidad. Cuento clásico para niños

Mazapanes, dulces de jengibre, regalos, roscones de Reyes, turrones, guirnaldas, adornos, bombones, pavo relleno, vacaciones... Sin duda, la Navidad está cargada de elementos muy representativos y típicos de esta época del año. Sin embargo, una de las cosas más especiales y que más gustan de esta época del año es el árbol de Navidad.

Grandes y vistosos, ralos y escuálidos, altos y delgados, frondoso y bajito. Los hay de todas las formas y tamaños y son un símbolo que lleva adornando los hogares en las Navidades durante muchos muchos años en toda Europa y América. Aunque en España no es común utilizar árboles reales para este cometido, en otros países del norte o de tradición anglosajona como Estados Unidos y Reino Unido sí se utilizan árboles de verdad que mueren cada año para adornar estas fechas y no mucha gente repara en ellos. Sin embargo, el autor danés de cuentos del siglo XIX Hans Christian Andersen sí que lo hizo, escribiendo 'El árbol de Navidad', un cuento sobre los con mucho mensaje en él.

Un arbolito que quería escapar del bosque

'El árbol de Navidad' narra la historia de un pequeño abeto que ansiaba crecer y crecer como los demás para ser admirado y hermoso. Estaba tan empeñado en ser mayor y grande, que no disfrutaba su día a día ni los buenos momentos que le brindaba su vida en libertad en el bosque con todo el esplendor de la naturaleza. Cada año, los hombres talaban árboles, y él siempre se preguntaba a dónde iban, soñando con ser uno de ellos y correr aventuras por el mundo. Un día, descubrió que muchos de sus compañeros era llevados a casas durante la Navidad y eran engalanados con luces y adornos. El abeto, que ya era grande, se moría por ser uno de esos árboles de Navidad, imaginando un gran porvenir entre los humanos, lleno de calor, emociones y momento agradables. Al invierno siguiente, le tocó el turno. ¿Qué le depararía a nuestro amigo abeto después de la Navidad?

'El árbol de Navidad' no sólo hace hincapié en lo triste e inútil de talar árboles para disfrutar de ellos durante sólo unos días, después de haber invertido años en crecer hasta el tamaño adecuado. Hans Christian Andersen hace un paralelismo entre las ansias del abeto protagonista por crecer e irse del bosque y las ganas que puedan tener los niños de hacerse grandes y hacer cosas de mayores lejos de casa. Con este libro, los niños aprenderán que hay que respetar la naturaleza, pero también que hay que disfrutar de cada momento en la vida sin obsesionarse por lo que uno no tiene.

Datos prácticos