Una boca… para chupar (2/7)
Chupar permite a tu pequeño experimentar una sensación de bienestar y de placer gracias a la secreción de endorfinas provocada por el movimiento de los labios y de la lengua. Algunos niños (entre el 15 y el 20% aproximadamente) son especialmente sensibles a esa “necesidad de succión”. Espontáneamente empiezan a chupar su pulgar, su peluche o el chupete, si lo tienen. Esta agradable rutina es reconfortante cuando están solos, porque les permite reproducir las interacciones tranquilizadoras que experimentan cuando están mamando o tomando el biberón.
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