Trucos para comer bien en el embarazo

Hazte una “despensa”
Lleva siempre contigo, o directamente llena el cajón de tu mesa o bolso, de tentempiés sanos con los que matar “el gusanillo” y evitar pasar hambre entre horas. Algunas ideas de aperitivos sanos son las chips o galletas de soja (contienen muchas proteínas y poca grasa), las galletas integrales, un puñado de almendras o nueces, frutas, tortitas integrales, un panecillo de leche, un puñado de cereales secos, semillas de soja, pasas o barritas de muesli. Y si en tu trabajo dispones de nevera, ¡tanto mejor! Añada entonces a esta lista algún huevo duro, unas lonchas de queso bajo en grasa o mozzarela, sopa de tomate baja en sodio, yogures, batidos, leche y zumos.

La cultura del “Tupper”
Si sueles comer en restaurantes o casas de comidas, a no ser que sepas a dónde vas a ir a comer, y conozcas su carta para asegurarte de que vas a poder pedir platos que te convengan, lo mejor es que te lleves tu comida de casa. Hay muchos almuerzos fáciles de preparar y de “transportar”. Y si además en tu lugar de trabajo hay microondas, lo tienes fácil: purés, sopas, filetes de pescado, pechugas de pollo, pasta, arroz integral, verduras al vapor…

Conservar la comida en frío
Procura mantener tu comida a bajas temperaturas hasta la hora del almuerzo, bien en la nevera del comedor de tu oficina, bien en una bolsa o maletita acolchada con un helador reutilizable.

Mantener la hidratación
No olvides tener en tu mesa o cerca de ti una botellita de agua, procurando “obligarte” a rellenarla varias veces al día, sobre todo si en tu lugar de trabajo estás expuesta a aire acondicionado, que es seco.

Márcate un horario de comidas
Aunque no suelas tener tiempo para comer estando en el trabajo, tu bebé sí lo necesita, así que planifica una hora a la que tomar tu almuerzo, la misma cada día, y cíñete a ella. Y si por cualquier motivo un día no pudieras respetarla, tómate un tentempié sano a la hora a la que te hubiese tocado.