Tengo mucha hambre en el embarazo: ¿cómo controlarlo?
Exceso de apetito a lo largo de la gestación
A lo largo de los nueve meses de embarazo, es posible que descubras que tienes más hambre que en otras épocas de tu vida. La necesidad de comer algo te asalta en cualquier momento, día y noche. Ya no se trata de antojos, es decir, una apetencia extraña por alimentos más extravagantes que en otros momentos no comerías, se trata de un exceso de apetito. ¿Qué hacer en estos casos?, ¿cómo controlarte si tienes mucha hambre en el embarazo?
Índice
1. Exceso de hambre durante el embarazo2. Razones al aumento de apetito en el embarazo
3. Cómo controlar el hambre durante el embarazo
Exceso de hambre durante el embarazo
El embarazo es una etapa muy especial en la vida de una mujer, es una época llena de cambios físicos y emocionales. En definitiva, tu cuerpo alberga un bebé que crece y se desarrolla, lo que requiere de una energía extra para gestionar todos esos cambios, así como la demanda del bebé. Tu cuerpo trabaja horas extras para crear un bebé, por lo tanto, no te sorprendas si tienes más hambre que en otros momentos de tu vida, es absolutamente normal.
Sin embargo, desde el principio del embarazo debes gestionar ese exceso de apetito para cumplir una de las normas que te explicará tu pediatra: "se ha de comer para dos, no por dos". Será importante ir adquiriendo una ganancia de kilos lógica y saludable, ya no solo por la salud de tu bebé y la tuya propia, sino porque al finalizar tu embarazo, será mucho más sencillo recuperar tu peso inicial. Por lo tanto, aprender a manejar el hambre en el embarazo y mantener a raya a ese apetito voraz será una de tus tareas. Pero antes, conozcamos por qué se tiene más hambre en la gestación.
Sin embargo, puede que no notes este exceso de hambre a lo largo de toda la gestación. De hecho, podrías notar una falta de apetito en las primeras semanas, sobre todo, si uno de los síntomas que estás experimentando es el de las náuseas y mareos. De hecho, muchas embarazadas experimentan un pico de apetito en el segundo trimestre de embarazo, cuando ya han pasado las molestias del primer trimestre y todavía no sienten el ardor y la acidez estomacal típica del tercer trimestre.
Razones al aumento de apetito en el embarazo
Es bastante obvio la razón por la que está aumentando tu necesidad de comer durante el embarazo. Crear a un ser humano requiere de mucho trabajo por tu parte, tu organismo trabaja a pleno rendimiento y este exceso de energía aplicada en la creación de sus músculos, huesos y órganos se traduce en un aumento de apetito.
A lo largo de la gestación, tu organismo está entretenido en una actividad titánica para dar forma a un nuevo ser y, todo ello, afecta a tu hambre:
- Aumenta el volumen de sangre entre un 45 y un 100%.
- Tu útero crece desde el tamaño de una pera al de una pelota de baloncesto.
- Tus niveles hormonales están desequilibrados para realizar todas las funciones necesarias en el embarazo. Los cambios en el estrógeno y progesterona hacen crecer tu apetito.
Cómo controlar el hambre durante el embarazo
Uno de los seguimientos que realizará tu ginecólogo durante todo el embarazo es el de tu peso. Es importante que realices una ganancia de peso saludable para evitar trastornos como la diabetes gestacional si comes en exceso o, por el contrario, déficit de nutrientes que puede afectar al desarrollo de tu bebé si no estás alimentándote correctamente.
Según tus circunstancias y tu peso cuando te quedaste embarazada y, dependiendo de si vas a tener un bebé o tienes un embarazo múltiple, tu ginecólogo te orientará sobre la cantidad de calorías que debes ingerir en cada etapa del embarazo.
Sin embargo, es posible que notes que esas calorías recomendadas son insuficientes para ti y sufres porque tienes mucha hambre a todas horas. ¿Sientes que no puedes dejar de pensar en la comida?, ¿quieres picar a todas horas? Realmente puede ser un desafío lidiar con el exceso de apetito, pero no desesperes, hay formas de mantener a raya a esos antojos constantes:
Planifica tus comidas
Invierte tiempo en crear un plan de comidas que sean saludables pero también satisfactorias. Si llegas a la hora de la comida y solo tomas un sándwich, no habrás cubierto tus necesidades, ni te sentirás saciada. Asegúrate de realizar las principales comidas del día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Y, al menos, enfócate en que las tres comidas más importantes, el desayuno, la comida y la cena, contengan los tres nutrientes clave: proteínas, fibra y grasas saludables.
Opta por alimentos saludables y saciantes
A la hora de preparar tu menú, escoge proteínas magras como el pollo, pavo, pescados, huevos, legumbres, etc. Son alimentos que te producirán un efecto saciante y además no contribuirán a que aumente tu peso de forma alarmante.
Evita las grasas menos saludables
Aunque te apetezca asaltar la sección de bollería del supermercado, evita todos aquellos alimentos procesados que contengan grasas trans. Opta por tentempiés que sean menos calóricos como yogur, frutos secos, fruta, etc. Elige alimentos frescos e integrales en lugar de procesados y refinados.
Mantente hidratado
Tu cuerpo necesita más líquidos que nunca y, en ocasiones, se puede confundir la sensación de hambre con la de deshidratación. En este sentido, evita los refrescos y bebidas carbonatadas y opta por beber agua, zumos y batidos de frutas.
Opta por alimentos que requieran un esfuerzo para masticar
Si tomas alimentos que necesiten de un exceso de masticación, te ayudará a sentirte más llena en menos bocados. Una ensalada, por ejemplo, ofrece muchos nutrientes y fibra y requiere de más masticación que un plato de pasta. Y, si llevas una zanahoria para picar entre horas, será más beneficioso para ti que tomarte un donut.
Llena tu nevera con distintas opciones
Si sientes la necesidad de asaltar la nevera con asiduidad, asegúrate de que está llena de distintas opciones saludables. Ten distintos tipos de frutas, mucha verdura, frutos secos. Es preferible tomar unos trozos de melón que unas galletas. Evita las tentaciones y mantén lejos de tu despensa otras comidas que no son tan saludables para ti. De esta forma, aunque sientas la tentación, en tu armario no habrá croissants, bollos o patatas fritas.
Date un capricho de vez en cuando
De vez en cuando, date el gusto de dar un par de bocados a un helado, un poco de chocolate negro o una galleta. Sin embargo, limita esos momentos lo máximo posible para que no se conviertan en un hábito.
Lleva siempre encima snacks saludables
Si te asalta el hambre en cualquier momento y sientes que necesitas comer sí o sí, lleva siempre encima unos frutos secos o una pieza de fruta para poder calmar esa sensación.
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