Nutrición y embarazo
Dr. Juan Luis Alcazar Zambrano Especialista en Ginecología y Obstetricia Consultor. Departamento de Ginecología y Obstetricia CLINICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA |
En la mujer embarazada y en el período de lactancia existe un cambio en los requerimientos de energía, proteínas, vitaminas y minerales, orientadas al desarrollo fetal óptimo y a la posterior producción de entre 500-700 cm3 leche/día de alto valor energético y de micronutrientes. Se ha calculado que para una misma actividad física sería necesario aumentar aproximadamente 300 Kilocalorías (Kcal) por día durante el segundo y tercer trimestre y de 500 Kcal/día durante la lactancia. Esto supondría una ganancia ponderal de unos 12-13 kg durante el embarazo, recuperando el peso previo al embarazo aproximadamente a los 6 meses del parto. Si la dieta materna no aporta los nutrientes y energía necesarias, serán captados de las reservas maternas protegiendo el crecimiento y desarrollo fetal. Por el contrario un aporte excesivo supondrá el almacenamiento en forma de tejido graso materno.
Los objetivos dietéticos son similares a los aconsejados a la población general:
1 Disminuir el porcentaje de energía aportada en forma de lípidos.
2 Disminuir las grasas saturadas.
3 Disminuir el colesterol.
4 Disminuir el aporte de hidratos de carbono de rápida utilización.
5 Aumento el porcentaje de vitaminas y minerales.
Una dieta saludable se basa fundamentalmente en aumentar la cantidad de cereales, frutas, verduras, tubérculos, hortalizas y legumbres. Debe limitarse el consumo de aceites y grasas, sobre todo de origen animal, con un aporte importante de grasas saturadas. Parece aconsejable que se realicen cinco comidas a lo largo del día, desayuno (20 por ciento), almuerzo (20 por ciento), comida (30 por ciento), merienda (10 por ciento) y cena (30 por ciento), pudiendo suprimirse almuerzo y merienda según las costumbres de cada embarazo. La preparación de determinados alimentos es en muchas ocasiones un punto importante en una dieta equilibrada, saludable. Se recomienda consumir carnes o pescados a la plancha o hervidos. Es importante controlar la cantidad de aceite que se utiliza al condimentar los alimentos, así como la utilización frecuente de sabores muy energéticos como la mahonesa.
Necesidad de suplementación farmacológica
Los déficits de hierro y folatos de la dieta condicionan que el consumo de estos elementos durante el embarazo sea superior a la ingesta. El efecto clínico es variable dependiendo de las reservas del organismo y diferentes en cada individuo. Los máximos requerimientos de hierro se producen en la segunda mitad del embarazo, mientras que los requerimientos de folatos son mayores en el periodo preconcepcional y primeras semanas de embarazo.
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