9 pautas para enseñar a nuestros hijos a no rendirse

Consejos para trabajar la fuerza de voluntad con los niños.

¿Qué percepción tenemos los padres sobre la constancia? ¿La fuerza de voluntad se ha quedado estancada en generaciones anteriores a las de nuestros hijos? En numerosas ocasiones los niños comienzan algunas actividades y proyectos con entusiasmo pero, en muy poco tiempo, se aburren y los abandonan porque no les satisfacen, se complican demasiado o quizá implican cierto nivel de esfuerzo.

El esfuerzo es un valor que desarrollar en nuestros hijos desde que son pequeños, unido a la capacidad de trabajo y sacrificio.Ellos aprenderán a no rendirse ante el primer obstáculo que se les presente y continuarán con la tarea, pues, en su futuro, se van a encontrar con muchas dificultades y dependerán de su fuerza de voluntad que puedan superarlas.

Cuidado con la sobreprotección

Sobreproteger, el querer "hacer la vida más fácil", puede desembocar en que el niño muestre un comportamiento dependiente, introvertido, sin fuerza de voluntad, con alto grado de tiranía, donde busca la obtención de ayuda inmediata que le conduce a exigir en cada momento la satisfacción de sus demandas, renunciar a las propias responsabilidades, necesitar la continua  ayuda y aprobación para actuar, "no realizar esfuerzos",  la inseguridad... en muchos casos los adultos fomentan las conductas más infantiles de lo que corresponde a la edad. Los niños no son autónomos porque determinadas cosas se las hacen sus padres, "les sale mejor" (desconfianza) y "tardan menos tiempo" (impaciencia). El resultado futuro, una personalidad débil e insegura, el desarrollo de ansiedad o de angustia de separación, y el miedo "a crecer"

Es importante que nuestros hijos sepan que estamos a su lado para ayudarles cuando lo necesiten, pero sin hacer el trabajo por ellos ni prepararles demasiado el camino para evitarles las dificultades. Ellos necesitan un guía que les acompañe durante su aprendizaje, que les motive y les ayude cuando haga falta, pero cuidado con hacerles todo. Existen responsabilidades acordes a cada momento evolutivo que les permitirán fortalecer su seguridad y confianza en sí mismos, llegando a conseguir una autoestima saludable y aprendiendo a tomar sus propias decisiones con pensamiento crítico.

Las adversidades de la vida, el fracaso

En numerosas ocasiones las cosas no se consiguen fácilmente, hay que luchar por ellas, esforzarse y no rendirse ante las adversidades. Ante estas situaciones aparece el "fantasma" del fracaso que no debe ser nunca un impedimento para abandonar la tarea, debemos enseñar a nuestros hijos a minimizar el miedo a fracasar.

La frustración y el sufrimiento son parte de nuestra vida y reprimirlos o intentar evitarlos desembocará en una emocionalidad pobre y alejada de la realidad.

Desde nuestro rol como padres podemos desarrollar la resiliencia y apoyar a nuestros hijos para que la desarrollen; la resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para afrontar a las dificultades, los problemas y las adversidades de la vida, superarlas y transformarlas. Según el Observatorio Faros "los padres a menudo se preguntan cómo han de actuar con sus hijos para protegerlos de los contratiempos de la vida. En primer lugar hay que remarcar que no es posible proteger a los niños de los altibajos propios de la vida; no obstante, sí es posible criar niños con capacidad de resiliencia, entendiéndola como la capacidad de hacer frente a las adversidades, superarlas y ser transformado positivamente por ellas. La resiliencia le proporcionará a un niño las herramientas necesarias para responder a los retos de la adolescencia y del inicio de la etapa adulta y así vivir de manera satisfactoria y plena a lo largo de la vida adulta".

Trabajando con el conflicto

Las actividades extraescolares son un ejemplo cuando el asunto que nos ocupa es la continuidad. Si nuestro hijo se ha apuntado a baloncesto, por ejemplo, y a mitad del curso decide no volver a acudir, es importante que averigüemos cuáles son los motivos. Si le gustaba y por alguna dificultad no quiere volver a hacerlo, tenemos a que animarle a seguir adelante, nos sentaremos con él y le preguntaremos cuáles son los problemas buscando cómo se pueden solucionar.Nuestro ejemplo es fundamental,si nuestro hijo ve que un día nos apuntamos a tenis, otro a pintura y el mes siguiente a Pilates, le estaremos dando un ejemplo cuestionado desde la fuerza de voluntad y la constancia. Tenemos que dar ejemplo e intentar cumplir nuestros objetivos en cualquier reto que emprendamos. Nuestro hijo nos verá luchar y nos imitará.

Las emociones influyen directamente en la toma de decisiones asertivas.

¿Cómo podemos practicar la asertividad con nuestros hijos y la gestión de sus emociones?

  • Creando un clima libre de comunicación, donde sientan que tienen libertad de opinión y expresión.
  • Cultivando la autoestima de los más pequeños. Si tienen una sana autoestima y una imagen positiva de sí mismos no tendrán miedo a expresarse libremente.
  • Estimulando la responsabilidad.
  • Transmitiendo confianza y fortaleciendo así su identidad. Cuando el niño expresa alguna cosa que le molesta o una opinión contraria a la nuestra, no reñirle por ello.
  • Ayudándoles tener criterio propio.
  • Favoreciendo la empatía.
  • Enseñándoles a respetar opiniones y a tenerlas en cuenta.
  • Creyendo en ellos, si creemos en ellos, ellos creerán en sí mismos. 

Consejos para ayudar a los más pequeños en la toma de decisiones:

  1. Comenzar por decisiones muy sencillas y de poca importancia.
  2. Enseñarles a valorar los pros y los contras de cada alternativa.
  3. Permitirles decidir por sí mismos.
  4. Enseñarles a ser consecuentes con la decisión que han tomado.
  5. Practicar mediante juegos.

La fuerza de voluntad en los niños

"La fuerza de voluntad te da la energía para enfrentar los retos, la habilidad de perseverar ante los obstáculos y la fuerza para tolerar el conflicto y el estrés que podrían desviarte de tus metas y proyectos" Kelly McGonigal, psicóloga de Stanford.


La fuerza de voluntad trabaja como un músculo, necesita ser entrenada, desarrollada y mantenida. En la última década investigaciones realizadas sobre la fuerza de voluntad, nos indican que no existe  una cantidad determinada para cada persona. La fuerza de voluntad de varía enormemente de un momento a otro, dependiendo del grado de estrés mental reciente. Por tanto, nuestros hijos, dependiendo del estrés mental soportado en ese momento, tendrán mayor o menor fuerza de voluntad para realizar algunas tareas... unos días terminarán los deberes muy rápido, otros se harán eternos... Las rutinas y los hábitos del día a día lograrán esa constancia en la fuerza de voluntad, unidos a nuestro apoyo y valoración de sus puntos fuertes y nuestra confianza en que puede hacer lo que se proponga.

El coleccionismo es una herramienta muy adecuada para desarrollar la planificación, el trabajo y la constancia. La costumbre de coleccionar ayudará al niño a desarrollar un conjunto de aspectos que les facilitarán su desarrollo en muy distintas áreas a lo largo de su vida; entre estos puntos positivos podríamos destacar los siguientes:

  • Organización: Para saber qué le falta y qué tiene repetido, el niño tiene que tener perfectamente ubicados sus objetos coleccionados.
  • Constancia: Como método para poder completar la colección, especialmente si se fija un plazo determinado para poder terminarla.
  • Respeto: Por lo propio y por lo ajeno, dándose cuenta de que  los demás tienen que esforzarse al igual que él o ella  para conseguir lo que tienen, aprendiendo a valorar dicho esfuerzo.
  • Responsabilidad: Cuidar las cosas, y si es el caso, a administrar los recursos necesarios para conseguirlas.
  • Ahorro: A medida que van creciendo, los padres pueden ir dándoles periódicamente una pequeña cantidad de dinero que el niño tendrá que "administrar" para terminar su colección.
  • Memoria: Necesaria para tener presente qué falta y qué se tiene, su ejercicio le será de gran utilidad para los estudios.
  • Socialización: El hecho de estar completando una determinada colección supone un estupendo soporte para relacionarse  y mantener conversaciones, facilitando  la comunicación con los demás a  los niños que sean más tímidos.

9 pautas para enseñara los niños a no rendirse

  1. Evitar las presiones innecesarias. Exigir a nuestros hijos esfuerzo de manera amable y paciente.
  2. Permanecer a su lado motivándolos positivamente.
  3. Proporcionarles nuestro apoyo emocional de manera incondicional.
  4. Procurarles motivos por los que merece la pena esforzarse.  Mostrarles motivaciones intrínsecas, aquellas que nos animan a hacer algo por el propio placer e interés de hacerlo.
  5. No exigirles acciones por encima de sus posibilidades, las metas que se pongan deben ser realistas.
  6. Reconocer y alabar sus logros.
  7. Enseñarles a entender la relación entre esfuerzo y buenos resultados.
  8. No olvidar que vivimos en la cultura de la inmediatez en donde el esfuerzo, la disciplina o el sacrificio tienen a infravalorarse... nuestros mensajes deben ser muy claros en este sentido.
  9. Enseñarles a descubrir enseñanzas de los fracasos y a ver el error como una oportunidad de aprendizaje.

Ana Roa, pedagoga y  psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com

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