6 errores que cometemos cuando decimos NO a nuestros hijos

Conflictos a la hora de decir NO y cuándo es necesario decirlo

Actualmente debido al ritmo frenético, la ansiedad y las prisas del día a día, los padres intentan compensar cualquier deseo o necesidad de los hijos con cierta desmesura evitándoles cualquier dificultad o contratiempo. El resultado es una percepción errónea del niño que se cree incapaz de resolver los problemas por sí mismo. Protegiendo en exceso podemos perjudicar mucho más que beneficiar; debemos tener en cuenta que el niño no vive aislado, está en situación de riesgo, expuesto a peligros que debe afrontar y que le servirán de trampolín para seguir evolucionando en su desarrollo personal. La realidad cotidiana ofrece momentos de alegría, pero también decepciones... y ellos, dueños de sus sentimientos y pensamientos, desarrollarán recursos y estrategias para afrontar metas complejas. 

La tolerancia a la frustración y la participación en las tristezas y en los placeres de los que le rodean propiciarán que comience a descubrir el rol que va desempeñando en su entorno social.

El "no" es una de las palabras más fuertes, poderosas y potentes que tenemos en nuestro vocabulario. Decir "no" a veces se hace necesario por lo que conviene saber cómo hacerlo sin que nuestro mensaje resulte autoritario; ofreciendo alternativas y?buscando formas positivas y constructivas de transmitir una idea.

¿Qué significa "sobreproteger"?

Sobreproteger, el querer "hacer la vida más fácil", puede desembocar en que el niño muestre un comportamiento dependiente, introvertido, sin fuerza de voluntad, con alto grado de tiranía, donde busca la obtención de ayuda inmediata que le conduce a exigir en cada momento la satisfacción de sus demandas, renunciar a las propias responsabilidades, necesitar la continua ayuda y aprobación para actuar, "no realizar esfuerzos", la inseguridad... en muchos casos los adultos fomentan las conductas más infantiles de lo que corresponde a la edad. Los niños no son autónomos porque determinadas cosas se las hacen sus padres, "les sale mejor" (desconfianza) y "tardan menos tiempo" (impaciencia). El resultado futuro, una personalidad débil e insegura, el desarrollo de ansiedad o de angustia de separación, y el miedo "a crecer".

  • Los niños son capaces de hacer muchas más cosas de las que nosotros nos creemos
  • Los niños serán mucho más capacessi les damos oportunidades suficientes.

Consecuencias de la "sobreprotección"

  1. Escasa madurez emocional, debilidad y comportamiento excesivamente infantil para la edad.
  2. Demanda de atención constante.
  3. Dependencia, no autonomía, no iniciativa.
  4. Miedo, timidez, sumisión social, inhibición.
  5. En ocasiones deficiente dominio del propio cuerpo y escasa capacidad de razonamiento.
  6. Escaso desarrollo de sus habilidades básicas primarias (vestirse, comer...)
  7. Postura de pasividad, comodidad.
  8. Autoestima baja, inseguridad, incapacidad para resolver dificultades y afrontar problemas.
  9. Poca tolerancia a la frustración.
  10. Poca valoración de lo que tiene.
  11. Falta de realismo y esfuerzo por llegar a metas.
  12. Poca capacidad para asumir responsabilidadesy consecuencias de sus actos.
  13. Influencia excesiva de los ambientes que lo rodean.

Conflictos a la hora de decir "NO" 

  • Se evita decir NO: cuando se piensa que la reacción del hijo o hija va a ser negativa, y mantener el NO va a ser muy costoso emocionalmente.
  • Se dice NO, pero luego es sí. Es decir, aparece la incoherencia, se miente y con ello generamos inseguridad y más conflicto.
  • Se dice NO, pero con mucha alteración emocional. La responsabilidad se fomenta al lado del control emocional, y no del temor o la culpabilidad.
  • Se dice NO en situaciones que los adultos no tienen el control. Y con ello aparecen nuevos conflictos, mentiras, chantajes, manipulaciones...
  • Se dicen demasiado NO.
  • Se dan excesivas explicaciones y justificaciones para convencer de por qué se dice NO.

El objetivo de decir NO a nuestros hijos e hijas no es que nos hagan caso, sino que aprendan el autocontrol necesario para decirse NO a sí mismos en un futuro. Ayudar a ese cerebro a anticipar los riesgos para saber gestionarlos. Para decir NO es necesario que el adulto tenga el control, y sepa ejercer la autoridad, con empatía.

Siguiendo a Antonio Ortuño Terriza en la Guía práctica para padres y madres. Resolución positiva de conflictos de CEAPA, nos encontramos con conceptos clarificadores:

"Autoridad" entendida como...

La legitimidad, el mérito, el prestigio que una persona se gana por su forma de tratar a los demás, por su forma de ayudar, por su sabiduría...

Ejercer la autoridad ayuda a crecer a otras personas, a sentirse libres, a ser personas seguras y responsables para gestionar sus riesgos...

"Empatía" entendida como...

La capacidad que tiene el ser humano para ponerse en el lugar de otra persona, mostrando comprensión y respondiendo así adecuadamente a sus necesidades e intereses.

Los padres tienen que ser empáticos ineludiblemente... tienen que demostrar a sus hijos e hijas que se hacen cargo de cómo se sienten, entendiendo esa emoción para ayudar a identificarla y controlarla.

¿Qué es la "Autoridad empática"?

La autoridad empática es la facultad legítima de gestionar los conflictos que los hijos e hijas no pueden afrontar, poniéndose en el lugar del otro y respondiendo así a sus necesidades e intereses.

La autoridad empática es saber decir NO, de forma amable y respetuosa con las emociones, pero firme y coherente con las conductas.

Los?niños necesitan escuchar a veces un "no" por respuesta?porque es algo a lo que se enfrentarán con frecuencia en su etapa adulta. Un niño que sólo conoce el "sí", se sentirá frustrado y confundido ante una repentina negativa.

Un "no" siempre se encaja mejor si se ofrecen?alternativas similares a la prohibición.?Pero hay ciertas situaciones donde un "no" es un "no" y no cabe negociación posible ni búsqueda de alternativas. Si vemos a nuestro hijo encaramado a la barandilla de un balcón el "NO" será un "no" lógico y justificado. En ese momento?no podemos pararnos a negociar?con él, ni a dialogar tranquilamente sobre las consecuencias que estos actos podrían tener. Su vida está en peligro y debe entenderlo de forma contundente y tajante.

Situaciones en la que NO, suele ser mejor opción que SI

Siguiendo a Álvaro Bilbao, nos encontramos con las siguientes:

Cuando?me piden ayuda, pero realmente puede hacerlo por sí mismos 

Posiblemente no haya mejor ocasión para decir "no" que cuando un niño te pide ayuda para hacer algo que puede hacer por sí mismo. Cuando le abres la mermelada, cuando le alcanzas el juguete que se encuentra encima de la encimera le estás también quitando la oportunidad de lograrlo por sí mismo. Después de uno de estos "no" lo que descubrirás una expresión que no habrías encontrado si le hubieras ayudado. Es una cara de gran satisfacción.

Cuando?creo que es momento de esperar

 

Los niños se benefician de aprender a esperar. ?Cuando hablamos de bebés o recién nacidos, es importante atender las necesidades del niño con prontitud, sin embargo créeme cuando te digo que a medida que el niño se hace mayor puede comenzar a aprender el difícil arte de esperar. ?Existen muchos estudios que demuestran que aprender a esperar es una de las habilidades más importantes en el desarrollo cognitivo y emocional del niño. ¿Por qué? Pues porque un niño que espera, tiene tiempo para pensar antes de meterse en una pelea. Un niño que espera, lee dos veces la pregunta del examen y piensa dos veces la respuesta. Y porque las personas que son capaces de esperar son capaces de aguantar las ganas de conseguir algo pequeño ahora, para conseguir algo mayor un poco más tarde. También es una habilidad importante, porque muchos no la tienen y permite distinguir a aquellos que toman decisiones meditadas de aquellos que toman decisiones basadas en el impulso.? Así que si me piden una galleta 3 minutos antes de la cena....les digo que no. Si me piden el teléfono cuando estamos esperando al pediatra...les digo que no. Y si me piden un?muñequito o un regalito unos días antes de Reyes...también les digo que no. No intento frustrarles, simplemente que aprendan a esperar?el momento oportuno y sean capaces de buscar alternativas a su aburrimiento.

Cuando lo que quiere es contrario a lo que necesita

Los padres tenemos experiencia, conocemos el mundo y como funciona y en base a eso podemos saber lo que el niño necesita en muchos momentos. Está claro que el niño también viene equipado con un instinto que le dice lo que necesita, pero en muchos casos no hay coincidencia entre lo que quiere y lo que necesita. Puede querer quedarse jugando, pero ser la hora de ir a dormir para estar descansado para la escuela. Puede querer echar mano del teléfono de mamá cuando nosotros pensamos que necesita salir a la calle, correr y trepar. Si crees que lo que necesita es distinto de lo que quiere...suele ser mejor decir "no".

Cuando?me parezca demasiado pronto

A veces los niños quieren crecer demasiado pronto. Sin embargo, quemar etapas no es una buena política para su?desarrollo cerebral. La razón es muy sencilla; el cerebro está programado para aprender las cosas en un orden concreto. Cuando hacen cosas que son propias de una edad superior, pierden la oportunidad de aprender aquello que correspondía en el ciclo de maduración. Por eso, los niños de 8 meses deben gatear en lugar de ser tomados por los brazos para caminar. Los de 2 años pueden celebrar su cumple con unos pocos amigos y una pequeña tarta, en lugar de tener una fiesta sobredimensionada y los de 3 pueden disfrutar y aprender más de meter sus manos en la tierra que de tocar la pantalla de un teléfono móvil.

Cuando simplemente creo que "no" es mejor para él o ella que "si"

Existe una creencia muy extendida que dice que el niño sabe lo que necesita en cada momento, aunque no es una realidad.?Existen muchos estímulos poco naturales como las golosinas, los videojuegos?o la televisión que pueden acaparar la atención de tu hijo y que no son beneficiosos para su desarrollo. Afortunadamente la naturaleza también ha dotado a los padres de un instinto que te va a ayudar a saber cuándo "no" es simplemente mejor que "sí".

¿Cómo actuar desde nuestro rol como madres y padres?

Muchos padres pretender evitar que sus hijos pasen por aquellas experiencias negativas que ellos han vivido, tratan de allanar el camino, eliminar escollos, hacer que no pasen angustia ni ningún tipo de temor... en definitiva, lo que están haciendo estos padres es sobreproteger. Y esto no implica el estar haciendo realmente un favor a nuestros hijos; no es tarea fácil darse cuenta de que a pesar de los intensos lazos emocionales que existen debemos dar una buena educación evitando esa sobreprotección que en el fondo les debilita; el hecho de que lloren o se enfaden supone una descarga de carácter emocional que es necesaria para los seres humanos y nos corresponde evitar que utilicen estas rabietas para minar nuestra resistencia y conseguir aquello que desean.

Cuando pensamos que "ya tendrá tiempo de sufrir", "bastantes problemas existen ya como para no darle este capricho..." no estamos facilitando una estructura ordenada en el desarrollo madurativo y emocional del niño; evidentemente cuando son muy pequeños, su dependencia es absoluta de los padres, básicamente de la madre; pero según van creciendo, en conveniente "ir soltando amarras" a pesar de que esto suponga para los padres una sensación de inquietud, ansiedad o incluso cierto vacío. Ir solos al colegio cuando ya tengan edad para ello, permitirles salir un rato más con sus amigos o dejarles que se queden a dormir en casa de un compañero de clase son situaciones que tarde o temprano tendremos que asumir, lo que no implica desentenderse o no estar atento a la actitud y comportamiento del niño; lo que sí implica es la necesidad de ir aceptando que nuestros hijos crecen y que deben asumir solos situaciones y resolver problemas que se les presentarán en un futuro y que no siempre podremos compartir.

A veces el sentimiento de culpa de los padres por no pasar mucho tiempo con sus hijos es lo que les lleva a seguir sobreprotegiéndoles, donde todo lleva a cumplir los deseos de los niños y a satisfacer sus caprichos pues "para un rato que pasan juntos" lo mejor es "evitar problemas", no discutir en un entorno de supuesto bienestar donde todo parece ajeno al conflicto. Lo que realmente puede estar ocurriendo es que les saturamos de regalos que finalmente no valoran a fin de evitar pataletas en las que los niños digan cosas que no nos son agradables, y que utilizan para que caigamos en un consentimiento desproporcionado que no les hace ningún favor.

Por lo tanto lo que sí podemos hacer es:

  1. Ayudar al niño a darse cuenta de los beneficios de hacer las cosas por sí mismo.
  2. Aportarle sugerencias para que soluciones los problemas con sus propios recursos.
  3. Permitirle que cometa errores sin anticiparnos para evitarlos. Una vez que esto suceda, analizar con él la situación de manera objetiva para mejorar.
  4. Tener paciencia y ensayar los intentos que sean necesarios, el niño no comprenderá los temas de adultos a la primera.
  5. Preguntarle si necesita nuestra ayuda y cómo. A veces pensamos, sentimos y actuamos en su lugar.
  6. Potenciar que asuma responsabilidades colaborando, por ejemplo, en tareas domésticas. Es importante plantearnos si somos demasiado permisivos o indulgentes.
  7. Hablar de las situaciones complicadas, miedos, inseguridades... tranquilizarlo, restar "angustia" y así fortaleceremos su personalidad. 

Ana Roa, pedagoga y  psicopedagoga

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