Las dudas de los padres en el fomento de la lectura de sus hijos

Ayuda a tus hijos a descubrir el placer de la lectura.

A los padres les preocupa tanto que los hijos lean demasiado como que no lean y, por supuesto, lo que leen. Sus dudas tienen respuesta.

Mi hijo/a lee libros de bebé

Puede que le apetezca leer esos cuentos porque le recuerdan emociones de cuando era pequeño. ¡Hay que dejarlo que los lea si le apetece! En la lectura, como en otras muchas cosas, progresar no es solo acumular conocimientos nuevos, sino también volver a pensar en los que uno ya tiene. Y, además, un buen libro tiene siempre varios niveles de lectura y puede interesar a un lector a diferentes edades.

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Mi hijo/a destroza sus libros

Es habitual que lo hagan los bebés, que utilizan las manos y la boca antes que nada para descubrir el mundo... y los libros. Pero a los 7, 8 ó 9 años ya no es tan normal. De cualquier forma, hay varias maneras de destrozar un libro. Si escribe su nombre en la primera página, subraya o anota en el margen de las páginas, significa que ese libro le gusta. ¿Y si lo rompe, arranca las páginas o lo pisotea? Se impone una "charla educativa". Aunque puede que tenga sus "razones" para destrozarlo: que se le haya obligado a leerlo o que no le guste en absoluto.

Mi hijo/a siempre lee los mismos libros

No es necesariamente una pérdida de tiempo. Relee un libro porque le gus­ta, porque quiere sentirlo de nue­vo, porque cada vez lo ve de forma distinta y descubre nuevos detalles. Cuan­do un niño pide otra vez el mis­mo libro, es porque se trata de una bue­na historia. La costumbre de releer tiene también una explicación psicológica: releer las mismas historias da a los niños una cierta seguridad en un mundo donde todo cambia sin cesar, sobre todo, si en su vida cotidiana falta estabilidad.

Mi hijo/a todavía quiere que le lean en voz alta

No se trata de un capricho, sino de una necesidad, aunque ya sepa leer. Es necesario preparar la transición. Por ejemplo, que el padre/madre lea un capítulo y él/ella, otro. O que comience a leerle una historia apasionante antes de dormir y, a la hora de apagar la luz, le prometa que al día siguiente seguirán leyendo juntos. Seguro que, impaciente por saber cómo continúa la historia y ya capaz de leer por su cuenta, devora­rá varias páginas antes de quedarse dormido/a.

Mi hijo/a no lee más que tebeos

Bueno, es preferible que lea tebeos por gusto a libros por imposición, que no le apetecen y que pueden hacerle aborrecer la lectura. Hay que dejarlo con sus tebeos, pero también poner a su alcance otros libros.

Mi hijo/a solo lee revistas

Las revistas, como los tebeos, permiten a los niños acceder de una forma más fácil a la palabra escrita. Hay ni­ños que, en lugar de zambullirse en el mundo imaginario de una historia, prefieren informarse, leer rápidamente, mirar las fotografías...Una buena revista propone muchas formas de lectura y muchos temas. ¡El placer de leer no se encuentra solo en las historias fantásticas!


Mi hijo/a dice que le duelen los ojos cuando lee

Puede que no sea un pretexto para no leer. Uno de cada siete niños tiene problemas en la vista.Si se queja de molestias en los ojos o de dolor de cabeza, lo mejor es llevarlo al oftalmólogo, sobre todo si, además, se aprecian otros síntomas, co­mo que lee con el libro pegado a la nariz, se salta una línea o lee dos ve­ces la misma, se cansa muy pronto, etc.

Mi hijo/a no lee nunca

¡No hay que preocuparse! Es normal que, a los 8 ó 9 años, prefiera jugar a estar sentado leyendo. Y que prefiera rodearse de personas reales antes que de personajes imaginarios.Es precipitado decir que a un niño de 7, 8 o 9 años no le gusta leer. Quizá le guste y no lo sepa porque nunca le han propuesto libros que le interesaran lo suficiente. Hay que leerle historias. Pue­de que su vocación de lector despierte más tarde.

Javier Sanz. Periodista
Guía "La aventura de la lectura" ©Bayard Revistas S.A.

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