¿Cómo perjudican móviles y tablets al hábito lector de nuestros hijos?
Cuantos más dispositivos tiene un niño, menos lee en general
Los niños ya están habituados al uso de las nuevas tecnologías en muchos hogares. Los dispositivos ofrecen multitud de ventajas pero un uso excesivo puede provocar una alteración de las rutinas más elementales.
Estar al tanto de las conductas tecnológicas de nuestros hijos asegurándonos de que existe un equilibrio entre la vida digital y la que viven fuera de la tecnología, son claves para evitar la adicción a las tecnologías en los niños. La mayoría de los expertos coinciden en que la mejor manera de evitar este tipo de adicción no es prohibir su uso sino prevenirlo.
La sobreexposición a las pantallas provoca consecuencias como dificultades de atención, fracaso escolar, sobrepeso, trastornos del sueño, ansiedad y depresión...
Índice
1. Tecnologías y aprendizaje de la lectura2. Ambiente familiar de estimulación lectora
3. Leer... ¿en papel o en dispositivo?
4. Consejos para leer mejor:
Tecnologías y aprendizaje de la lectura
En primer lugar, el entorno familiar es muy importante para potenciar el aprendizaje de la lectura. No hay que limitar la lectura al entorno escolar, no obstante, la presencia de los dispositivos puede evitar que los más pequeños se interesen por los libros. Además, si nosotros hacemos un uso excesivo de móviles y estamos inmersos continuamente en redes sociales delante de los niños quizá su grado de interés por la lectura disminuya. Por ello, reiteramos la importancia de crear un entorno en el que los niños vayan desarrollando interés por los libros desde edades tempranas.
Podemos ofrecerles lecturas compartidas sobre cuentos que les gusten y desarrollar su comprensión lectora mediante preguntas acerca de lo leído e incluso recrear y dramatizar el propio relato. Alrededor de los 5 ó 6 años muchos niños poseen las habilidades necesarias para iniciar la lectura de manera independiente, pero, cuanto antes se exponga a un niño a la lectura, mejor será su capacidad lingüística y sus habilidades oratorias. Lo realizaremos in imposiciones, ofreciéndoselo y colaborando nosotros mismos con la lectura en voz alta. Además, podemos animarles a decorar sus habitaciones con libros, comics...
10 afirmaciones de la neurociencia sobre cómo los niños aprenden a leer (Stanislas Dehaene, neurocientífico cognitivo francés)
- Aprender a leer consiste en conectar en el cerebro dos sistemas que el niño pre-lector ya tiene desarrollados: el reconocimiento visual y la lengua hablada.
- Es más adecuado comenzar enseñando uno a uno los fonemas y las sílabas que pretender que los niños reconozcan palabras enteras desde el principio.
- Aprender a leer no sólo crea nuevas conexiones neuronales entre sistemas existentes en el cerebro del niño sino que también produce una autentica reorganización del cerebro.
- Las confusiones en la dirección de las letras en los niños que están aprendiendo a leer y escribir no son dislexia sino una manifestación del "mecanismo de reconocimiento de simetrías" con el que nacemos.
- En todas las culturas el aprender a leer reside en los mismos mecanismos cerebrales y genéticos, aunque hay factores culturales y ambientales que favorecen el proceso.
- Ciertas herramientas de software son adecuadas para el aprendizaje de la lectura.
- Cuando el niño está empezando a leer es mejor utilizar la letra cursiva o ligada.
- ¿Y cuál es la edad más favorable para empezar a leer? Todavía no hay evidencia científica suficiente sobre si hay una edad más favorable que otra para aprender a leer, es decir, no hay ninguna prueba objetiva de que sea mejor hacerlo con 4, 5, 6 años...el leer puede esperar perfectamente hasta la edad de 6 o 7 años.
- ¿Cuánto tiempo se tarda en aprender a leer? en una lengua regular como el castellano se puede completar la enseñanza de la lectura en un año, e incluso en tres meses.
- ¿Y qué pasa con los niños bilingües que están aprendiendo simultáneamente dos lenguas? Todavía no hay evidencia científica sobre que ocurre en el cerebro de los niños bilingües que aprenden a leer simultáneamente en dos lenguas, sólo se sabe que la misma zona del cerebro se utiliza para todas las lenguas y que los niños que ya leen en una lengua aprenden a leer más rápido en la segunda.
Ambiente familiar de estimulación lectora
En los primeros años los cuentos y las narraciones orales son una inmensa fuente para disfrutar y para introducir a los niños en el lenguaje escrito. Es necesario, por tanto, buscar un rato y un lugar confortable para leer todos los días con los pequeños. Así, alejados de los deberes escolares, la lectura comenzará a ser valorada por sí misma y este hábito les ayudará a convertirse en lectores futuros. La lectura es un proceso complejo que estimula conexiones neuronales propiciando no solo una mejora del desarrollo cognitivo de los niños como la amplitud de vocabulario, la expresión lingüística, la capacidad de atención, concentración y memoria, sino que también favorece el desarrollo de otros aspectos como la imaginación, la creatividad, la empatía o la comprensión de uno mismo y del entorno.
La lectura debe volver a ser entendida como una forma de ocio apta para cualquier edad y debe pasar a formar parte del día a día de toda la familia.
La implicación de la familia es esencial ya que favorece actitudes y comportamientos positivos hacia la lectura, es conveniente exponer al niño a un mayor número de experiencias que permitan el desarrollo de conocimientos y habilidades relacionadas con la lectura. La relación con los libros no se ceñirá únicamente al entorno escolar.
Lo más importante es convertir la lectura en una actividad familiar, a los más pequeños les encanta que leamos con ello. Podemos buscar el momento antes de dormir o en un rato relajado del día...
Además, es conveniente incluir la lectura en el tiempo de ocio familiar alejándonos, al menos durante un rato, de los dispositivos tecnológicos.
Cuando los niños crecen y se van convirtiendo en chicos, cualquier actividad es buena para leer: Cocinar un delicioso postre y leer su receta, preparar el itinerario de una excursión con mapas y horarios secuenciados, conocer las noticias del periódico, saber qué moda es la que se llevará esta estación... Los niños nos imitan, si manejamos continuamente libros, periódicos o revistas, nos convertiremos en los "mediadores" entre ellos y la lectura, evitando que recurran continuamente a dispositivos tecnológicos. A veces, cuando pensamos que ya son mayores para escuchar nuestras historias y seguir compartiendo lectura, es muy probable que estemos equivocados, dado que ellos necesitan nuestra estimulación continuamente.
Consejos para inculcar y fomentar el gusto por la lectura también en casa:
- Elegir qué leer con libertad. El niño tiene capacidad crítica y se le debe dejar que él mismo seleccione los libros que quiere leer. Haremos propuestas a nuestros hijos con libros que alimenten su curiosidad, pero no obligaremos a leer un libro u otro.
- No imponer la lectura. Obligar al niño a leer un tiempo determinado cada día solo propiciará que el niño aborrezca la lectura, jugaremos con recompensas para que la contemplen como un pasatiempo agradable.
- Entender la lectura como un juego. Una gran dificultad a la hora de fomentar la lectura ha sido que los libros siempre han estado relacionados con el colegio. Leer debe ser un acto placentero en nuestros hogares.
- Establecer una rutina diaria. Buscar un espacio y un tiempo diario para que el niño lo dedique a la lectura. Crear un hábito y hacer que el niño conciba ese tiempo como placentero es la mejor manera de potenciar la lectura.
- Interesarse por lo que está leyendo. Interesándonos por sus lecturas alentamos a nuestro hijo a continuar leyendo y a sentirse apreciado.
- Animarle a crear sus propias historias. La imaginación es la gran aliada de la lectura y la mejor forma de dar salida a esta creatividad es promoviendo que el niño se siente a escribir.
- Servir de ejemplo.Los niños buscan ejemplos en los que fijarse y los primeros modelos a seguir se encuentran en casa, no sólo en los padres, sino también en los demás miembros de la familia.
Leer... ¿en papel o en dispositivo?
Actualmente una idea generalizada de que los niños son más propensos a leer si se trata de un dispositivo como un iPad o un Kindle. Sin embargo, un nuevo estudio demuestra que no tiene por qué ser el caso: The influence of access to eReaders, computers and mobile phones on children's book reading frequency
En una investigación realizada con niños de entre 4 y 6 años, aquellos que tenían acceso regularmente a dispositivos con capacidad de lectura electrónica (como el Kindle, iPads y teléfonos móviles) no tienden a usar sus dispositivos para la lectura, incluso cuando se trata de niños que leen a diario. El estudio también reveló que cuantos más dispositivos tiene un niño, menos lee en general.
La conclusión es que suministrar a los niños con dispositivos de lectura electrónica en realidad puede inhibir su lectura y que los libros en papel siguen siendo a menudo los preferidos por los más pequeños.
Artículo recomendado
Estos hallazgos coinciden con estudios previos que analizaban las preferencias de lectura en adolescentes. Esta investigación demostró que mientras algunos estudiantes disfrutaban leyendo libros en los dispositivos, la mayoría de los estudiantes con acceso a estas tecnologías no las usaban regularmente para leer. Es importante destacar que los lectores más ávidos no solían leer libros en dispositivos electrónicos.
Consejos para leer mejor:
"Lee en voz baja y después de manera silenciosa las siguientes frases. Recuérdalas cada día cuando comiences tu tiempo dedicado a la lectura"
- Leeré despacio si la lectura es difícil.
- Leeré más rápido si estoy buscando un dato o detalle determinado.
- Me detendré después de cada fragmento y reflexionaré sobre lo que ya he leído.
- Me detendré después de cada fragmento y me haré preguntas sobre lo que ya he leído.
- Leeré cada línea dos o más veces si tengo que memorizarlo, así lo recordaré mejor.
- Leeré algunas veces cada párrafo para entender las palabras más difíciles.
- Si la lectura es nueva, primero haré una lectura rápida para conocer de qué trata, después otra más despacito para comprender.
- Me detendré y me haré preguntas cada cuatro o cinco líneas para saber si voy comprendiendo el texto.
- Cuando termine de leer todo el texto, de nuevo me haré preguntas para saber si lo he comprendido en totalidad.
- Leeré prestando toda mi atención, muy concentrado y sin pensar en cosas ajenas a lo que estoy haciendo.
- Leeré un ratito sin llegar a cansarme y lo retomaré más tarde cuando haya descansado.
- Si me encuentro una palabra complicada y que no conozco, la deletrearé y la anotaré para buscarla en el diccionario o preguntar su significado, una vez asimilada, continuaré mi lectura.
- Leeré todo el tiempo que necesite si la lectura me cuesta un poco más, o aún no he adquirido el hábito de leer con constancia.
- Me detendré y pensaré que va a ocurrir en el próximo fragmento dentro de mi lectura, así me implicaré en la trama y me resultará todo mucho más emocionante.
Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com
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