¿Peleas entre hermanos o acoso familiar? Cómo identificarlo

Descubre las razones por las que surgen las provocaciones entre hermanos y cuándo se convierte en una situación familiar preocupante.

Las peleas entre hermanos son habituales en todas las familias y producen estrés en un gran número de padres; aunque en principio son algo normal, pueden convertirse en una situación incómoda para todos. El espacio de convivencia tan reducido en ocasiones, acrecienta las provocaciones... compartir juguetes, hora del baño..., si uno de nuestros hijos está tranquilamente jugando en su habitación sin molestar al otro, su hermano se divierte haciendo lo contrario... Las discusiones, amenazas y enfrentamientos entre los más pequeños son muy comunes, sin embargo, hay ocasiones en las que se avanza demasiado y aparecen la agresión y la intimidación..., un hostigamiento que se vive a diario. Debido a esta causa,  existen expertos que advierten sobre el bullying entre hermanos, aún más dañino y perjudicial que el bullying escolar. Cuando la vida familiar se altera debido a los enfrentamientos constantes debemos darnos cuenta y mostrarnos en estado de alerta.

¿Puede tratarse de una situación relacionada con acoso familiar?

Cuando las peleas entre hermanos son constantes y en periodos de tiempo muy prolongados se repiten constantemente, debemos determinar si se está produciendo una situación de acoso o bullying familiar.  Si nuestros hijos se pelean en momentos puntuales, tenemos que interpretar que se trata de una situación normal y no es necesario intervenir... Nuestros hijos tienen que aprender por sí mismo a solucionar sus problemas. Pero si todos los días se pelean y el enfrentamiento lo comienza el mismo, tenemos que estar atentos por si tenemos que intervenir.

Si percibimos que alguno de nuestros hijos está sufriendo faltas de respeto y se muestra ansioso por el comportamiento de su hermano hacia él, es conveniente no minimizar el asunto, e intervenir. Conocemos algunos estudios que han demostrado la existencia habitual de acoso entre hermanos:

  • Según un estudio publicado por la Academia Americana de Pediatría, hasta un 32% de los niños han sufrido acoso por parte de sus hermano en el último año, un porcentaje más elevado que el correspondientes al acoso escolar, donde hablamos de un 25% de víctimas.

  • Un estudio publicado en la revista norteamericana Pediatrics, bajo el título "Relación entre agresiones entre hermanos y problemas mentales en la adolescencia" liderado por la psicóloga Corinna Tucker, descubrió que, comparativamente, se daban más situaciones de bullying en familia que en colegio. El estudio en el que entrevistó a 3.500 niños y jóvenes destacaba que tenían lugar en una proporción de un tercio en el hogar frente a un cuarto en las aulas. El informe destacaba también que mientras que la intimidación entre compañeros de escuela es un problema reconocido, cuando sucede entre hermanos es visto como algo normal. Un problema que se suele ocultar incluso en la familia.

Las agresiones identificadas en este estudio variaban del abuso psicológico al físico, en diversos grados desde los golpes al robo y rotura de juguetes hasta los insultos. Estas situaciones en general eran percibidas por los padres como algo corriente e incluso, saludable. En muchos casos se veían como una manera de enseñar a los hijos a lidiar ante las situaciones difíciles que les deparará la vida. Sin embargo, el estudio también concluía que los niños y niñas que habían sufrido agresiones de este tipo tenían más posibilidades de padecer problemas mentales en el futuro.

  • El bullying entre hermanos es algo que se tiende a normalizar en el seno familiar la aporta un estudio publicado en The Journal of Family Violence, que publicó las respuestas más comunes con las que se encontraron las víctimas que, por fin, confesaron a sus padres lo que les estaba haciendo su hermano y recibieron respuestas que restaban hierro al asunto: "Es algo normal", "no te lo tomes en serio", "será tu culpa también"...

¿Son competidores por naturaleza?  ¿por qué comienzan las riñas y/o peleas entre hermanos?

Cuando aparecen celos hablamos de una rivalidad abierta claramente expresada hacia el otro. Así los padres actuaremos tranquilos y le diremos que no se preocupe pues tiene un lugar seguro en nuestro corazón y puede confiar en nosotros, él es único a parte de su hermano. Los hermanos son competidores naturales y, en ocasiones, mantienen una relación de amor-odio, una relación que, aún considerada como aceptable dentro de lo cotidiano, no debe superar algunas líneas. Si es siempre el mismo hermano quien empieza a provocar debemos reflexionar sobre ese comportamiento e incluso consultar con un profesional... quizá quiera llamar la atención en exceso debido a alguna causa relacionada con la inseguridad, la baja autoestima...

Las riñas y/o peleas comienzan por:

  • Llamadas de atención hacia los padres
  • Celos de su hermano
  • Captar la atención del hermano y no permitir que continúe con su tarea o juego

¿Riña fraternal o acoso?  Cuidado si aparecen:

  • Insultos y violencia psicológica.
  • Faltas de respeto y sufrimiento.
  • Agresiones físicas.
  • Intento de dominación  y/o anulación del hermano.

¿Qué podemos hacer los padres ante las peleas entre hermanos?

Las peleas entre hermanos, especialmente si son del mismo sexo, son frecuentes. Según Carlos Goñi y Pilar Guembe en su libro ¡Es fácil ser padres! (Ed Ariel), la rivalidad fraterna es un elemento socializador que les prepara para la vida. Sacar provecho educativo de las peleas no es misión imposible, sigamos las pautas:

  1. Nunca implicarnos en el conflicto salvo que haya agresiones. Observaremos a distancia permitiendo que aprendan a solucionar sus diferencias.
  2. Mostrarnos totalmente imparciales.
  3. Proponer soluciones, no imponerlas. Podemos sugerirles pactos haciéndoles un seguimiento.
  4. Dejar claro que no nos gustan las peleas, nos entristecen.
  5. Cuando termine la tempestad y llegue la calma nos explicarán qué ha pasado y esto les ayudará a tomar distancia y a ser más objetivos.
  6. Enseñarles a pedir perdón. Es importante que reconozcan sus errores.
  7. Enseñarles a pactar, la solución de un conflicto se consigue llegando a un acuerdo.
  8. Evitar expresiones negativas, pesimistas...p.ej."¡Ya estáis otra vez!". Utilizar expresiones positivas que promuevan la confianza.
  9. Cuidar los tiempos muertos y la falta de planificación del horario escolar.
  10. No discutir delante de ellos frecuentemente.

Lógicamente los padres buscamos y a menudo encontramos puntos en común con nuestros hijos, y eso fomenta cierta rivalidad desde el punto de vista de la simpatía que provoca la identificación en diversos aspectos; no obstante no supone ningún problema siempre que exista cierto equilibrio en este reparto de simpatía, siempre que se valoren la cualidades individuales de cada uno sin caer en las falsas comparaciones y además se aprecie todo lo positivo de su comportamiento y disposición para hacer las cosas.

Cuando somos capaces de hacer ver a nuestros hijos que no son rivales, que no son tratados como tales, sino que se valora su individualidad y se les quiere por lo que realmente son, se crean importantes cimientos para que obtengan una visión más plena de la familia y  de la vocación de permanencia en el tiempo  de este núcleo como soporte para el desarrollo personal y colectivo.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com

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