Mucho tiempo en casa... ¿Cómo gestionar la ansiedad de los niños?

12 claves para ayudarles a sobrellevar la situación de no poder salir de casa

Durante estos días que debemos permanecer en sin salir de casa con nuestros hijos para evitar la extensión del coronavirus, es primordial que nosotros, los adultos gestionemos de manera adecuada las situaciones diarias que provocan miedo, tensión y alerta...; de esta manera evitaremos que en nuestros hijos la ansiedad alcance niveles patológicos. Los trastornos de ansiedad causan preocupaciones y miedos exagerados, y también cambios en el comportamiento del niño, en sus patrones de sueño, alimentación y estado de ánimo. Muy importante: No se trata de eliminar la ansiedad de nuestros hijos, se trata de ayudarles a tolerarla y a gestionarla.

12 claves para gestionar la ansiedad en los niños

  1. Mantener nosotros la calma ante lo que estamos viviendo. No podemos culpabilizarnos por lo que estamos sintiendo y es importante aceptar que nuestros hijos están sufriendo ciertos momentos de estrés y ansiedad... ¿cómo podemos ayudarles a partir de ahora? Cambiar la dinámica cotidiana necesita tiempo de adaptación y nuevas estrategias emocionales que necesitamos generar para poner en práctica.  

  2. Es importante dialogar con ellos aplicando una escucha activa, conociendo qué está sucediendo en su mundo interior estos días, podemos utilizar preguntas como:... "¿te preocupa algo?", "¿tienes miedo de algo?"... y respuestas como "yo también sentí miedo cuando era como tú... juntos vamos a encontrar la forma de que te sientas mejor" Recordar esos momentos de tu infancia donde te sentiste parecido, y preguntarte "¿qué me hubiera gustado que hicieran mis padres?", seguramente es lo que necesita tu hijo.

  3. Una vez que hemos conocido lo que están sintiendo podemos explicarles lo que está pasando... Lo que nosotros percibamos que están sintiendo, se lo reflejaremos en palabras para que empiecen a gestionarlo y se reduzca el nivel de angustia.

  4. Después, canalizar lo que sienten. Podemos ayudarnos de un dibujo con colores, o bien del grito como catalizador, del llanto... Si ya poseen lenguaje quizá sirvan sus propias palabras... Un consejo: Registra durante unos días o una semana cuáles son las frases que le dices a tu hijo. Después revisa si son frases que infunden miedo, angustia... Ayúdale a cambiarlas por frases que reflejen lo que le está pasando y que le ayuden a reducir esas sensaciones.

  5. Ayudarles a descubrir la realidad. Descubrir la verdad más allá de lo que piensan que puede pasar, y lograr que lleguen a pensamientos más realistas y flexibles, a que descubran la realidad sin aumentar de proporción los miedos.

  6. Vivir "Aquí y ahora". Es muy necesario hablar con nuestros hijos en presente, conversar sobre lo que está ocurriendo en el momento actual y no sobre lo que ha pasado o sobre lo que va a pasar.

  7. Reducir la cantidad de azúcar en la dieta. Ahora que los niños reducen su actividad física es muy interesante comer de manera equilibrada, no dejando pasar más de 4´ó 5 horas sin alimentos.

  8. Incorporar ejercicios de relajación en nuestro día a día. Además de hablar de rutina, podemos hablar de un ritmo predecible de actividades para realizar en casa con momentos de descanso junto a periodos de sueño y de relajación. Os dejo un ejemplo:

Relajación creativa:EL GLOBO

Tumbados, con luz tenue y una música relajante puesta a bajo volumen, empezamos a contar la historia de un globo de color azul muy ligero, que está muy muy alto en el cielo,  paseando sobre las montañas más altas cubiertas de nieve, por encima de las nubes, flotando muy ligero y dejándose llevar por el suave viento... 

Cerramos los ojos:

"Un día el globo azul decidió que quería ver el mundo;  así que empezó a apretar el aire que tenía dentro muy fuerte, tan fuerte que empezó a hacerse más pequeño y en un instante dejó de hacer fuerza... y el aire hinchó a tope el globo, de golpe, dando un gran respingo que hizo soltar el nudo de la cuerda que ataba al globo azul junto a los demás globos.

Y empezó a subir y a subir, primero a la altura de los balcones, después pasó por encima de los tejados y del campanario de la iglesia...el globo decía "¡adiós cigüeñas, voy a ver el mundo!" y notaba cómo flotaba y cómo el aire le acariciaba por los lados y le llevaba a un lado y al otro, a un lado y al otro, mientras seguía subiendo muy suavemente... aunque ¡cuidado!¡vamos a cruzarnos con una cigüeña que no nos ha visto y puede pinchar el globo!, ¡hay que apretar los lados para no pincharse, comprimimos un poquito!...ya está, ya pasó la cigüeña y seguimos subiendo.

Estamos cada vez más  relajados, notando como inspiramos y expiramos, inspiramos y expiramos... y extendemos  los brazos, balanceándonos a ambos lados... hasta que subimos tan alto que nos vamos acercando más  al sol, y el aire que tiene el globo empieza a calentarse, a ocupar más espacio dentro ... el globo se va hinchando más y más y al final se deshace el nudo que cierra el globo  y el aire empieza a salir, haciendo que el globo se vaya desinflando y bajando poquito a poco, poquito a poco, hasta posarse como una pluma en la cima de una preciosa montaña con nieve desde la que se ve todo el valle."

Ahora nos quedamos muy tranquilos, dormidos, ha llegado el sueño...

9. Un rato de total atención, si algo desean nuestros hijos es conectar con nosotros. Necesitan que les dediquemos breves ratos únicamente a ellos. Nos pondremos a su altura y contactaremos nuestras miradas... Nos dejaremos fluir, seremos espontáneos, jugaremos, reiremos, bailaremos...

10. Ayudarles a descubrir sus propias fortalezas. Podemos sugerir que se dibujen y vayan señalando cuáles son sus fortalezas, cualidades, dones, talentos... Cuanto más se conozcan, más van a enfrentarse a las situaciones difíciles de la vida.

11. Leer con ellos cuentos y libros sobre educación emocional para que aprendan a nombrar las emociones y sentimientos por lo que son, sin querer quitarlas o negarlas, sin juzgarlas...

12. Cuidar la sobreprotección. Al no saber manejar nuestras propias ansiedades y angustias  se las terminamos transmitiendo. La sobreprotección hace mucho daño, es importante que antes de correr a ayudarlos nos detengamos y preparemos durante estos días espacios dentro de nuestro propio hogar que les permitan moverse y explorar con seguridad. Dales espacios, dales la libertad necesaria según su edad.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com

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