Etapa de 'mamitis'
Solo quiere estar con su mamá
No hay nada que hacer. Últimamente tu hijo se pega a ti como una lapa. Llora porque es su padre el que lo saca a pasear o no quiere que lo bañe la abuela. Solo quiere a su mamá...
Cuando tu hijo está alterado, inquieto o simplemente tiene un poco de fiebre, «quiero a mi mamá» es el lema por excelencia. Consideras natural responder a su llamada para darle consuelo. Pero, a veces, sus razones no están tan claras. ¿Por qué exige, por ejemplo, que seas tú y solo tú la que le pongas el abrigo o le rellenes el vaso de agua?
¿Por qué no quiere separarse de ti?
Estos períodos de regresión son indispensables para el buen desarrollo de tu hijo. En los últimos meses ha acumulado una cantidad impresionante de nuevas adquisiciones tanto en el terreno físico como en el intelectual. Ahora bien, cada nuevo aprendizaje supone un momento de angustia que lo empuja en brazos de la persona que más lo tranquiliza en el mundo: ¡su madre!
Gracias a sus enormes progresos se hace cada vez más autónomo. Puede que se sienta un poco culpable de alejarse progresivamente de ti, lo que le lleva a no separarse ni un centímetro de tu lado.
Puede que un cambio en su vida lo haya alterado. Para un niño de apenas 3 años, existen muchos acontecimientos inquietantes. ¿Acaba de empezar la Educación Infantil o la guardería, has retomado tu trabajo o va a tener un hermanito o hermanita? Todas estas razones, y otras muchas más, pueden explicar que en ese momento necesite tranquilizarse permaneciendo junto a ti.
A los 2 o 3 años, tu hijo se enfrenta a temores ligados a la pérdida de su poder omnímodo. Quiere demostrar que es capaz de dominar ciertas cosas o a ciertas personas. De pronto, se ve impelido a probar tus límites que, en general son más elásticos que los de su padre, al que a veces ve con "el Gran Prohibidor".
Cómo ayudarlo a avanzar
Tendrás que distinguir qué es lo más importante en su requerimiento. ¿Es la voluntad de controlarlo todo o la necesidad de sentirse seguro? Según el caso, la respuesta varía. Para alejarse de ti y crecer necesita de tu complicidad.
Recuerda que no es tu hijo el que debe decidir quién hace qué en casa: quién va a buscarlo a la guardería, quién le ata los cordones o quién conduce el coche.
Dale la posibilidad de experimentar una cierta regresión sin dejar de poner límites: "Vale por hoy, pero mañana...". Esta tarde te pide que lo bañes tú. ¿Por qué no concederte ese momento tan especial para estar con él si estás disponible? Pero si tienes otras cosas que hacer, sobre todo, no cedas.
Si está pasando una época difícil por diversos miedos (a la oscuridad, al baño, etc.), responde a sus expectativas. Tu presencia es realmente necesaria para ayudarlo a deshacerse de la bruja mala.
Marie Auffret-Pericone con Emmanuelle Rigon, psicóloga. © Enfant Magazine¿Y tú, en qué fase estás?
Estas épocas de "mamitis" no suelen durar más allá de unas semanas. Si la actitud de tu hijo persiste, pregúntate sobre tus propios sentimientos. Puede que ser tan indispensable o ver que el niño te demuestra un amor tan exclusivo te halague y te haga sentir importante. O a la inversa, puede que consideres su comportamiento tan agobiante que tiendes a delegar más de lo habitual y a empujarlo hacia los demás, reforzando así sus temores o su voluntad de controlarlo todo.
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