El tiempo libre que pasamos con nuestros hijos

Disponemos de poco tiempo para nuestros hijos, pero debe estar lleno de afecto y espontaneidad

Actualmente nos domina la escasez de tiempo. Vivimos por y para el trabajo, pero no sólo por el tiempo que invertimos en él, sino porque arrastramos nuestras preocupaciones en nuestras horas libres y esto afecta nuestras relaciones afectivas.

Conciliar, esa conquista diaria
Podemos conseguir lo que nos propongamos. Podemos ser unos padres y unos profesionales excelentes, pero todo al mismo tiempo es muy difícil. Compatibilizar la paternidad (sobre todo la maternidad) y el trabajo fuera de casa es estresante, pero debemos mentalizarnos para reservar un tiempo libre que, aunque escaso, sea gratificante.

Descanso y/o desarrollo personal
“Tumbarse a la bartola”, aunque no suele estar muy bien considerado, a veces resulta imprescindible para desconectar y relajarse. Reuniones con familiares o amigos rellenan los momentos de asueto y dan protagonismo a la comunicación con los demás. El tiempo libre encaminado a conseguir determinados conocimientos o capacidades, está bien, pero siempre y cuando no se ejerza una tutela exagerada, pensando que siempre hay que realizar algo práctico. En el tiempo libre se ha de conseguir un equilibrio entre el relax y el aprovechamiento del tiempo, de modo que siempre sea gratificante para ambas partes. Si supone un sobreesfuerzo, será una obligación, no ocio.

Sobre gustos no hay nada escrito
No todo el mundo emplea del mismo modo el tiempo disponible. La elección de las actividades dependerá del deseo que queramos satisfacer, y esto variará en función de una serie de factores: tiempo disponible, edad del niño, carácter de las personas, especialización profesional, espacios disponibles… Dentro de la familia cada uno tiene sus preferencias y debe prevalecer el respeto.

La elección de actividades en el tiempo libre
El tiempo libre debe despertar interés y entusiasmo, debe ser estimulante, permitir el diálogo y la participación en un clima de confianza y respeto y debe evitar condenar y prohibir continuamente. Podemos pasarlo bien en casa o fuera de ella. En la ciudad o en contacto con la naturaleza. Podemos planificar un sinfín de actividades –siempre limitados por las necesidades lógicas de cada edad-, pero sobre todo debemos improvisar si queremos dar respuesta a las necesidades que van surgiendo. El tiempo libre debe estar lleno de naturalidad, espontaneidad, y sobre todo, mucho afecto.

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