Divorcio: ¿Qué sienten los hijos cuando sus padres les anuncian que van a separarse?

El divorcio suele ser un drama para los hijos

Cuando una pareja se separa, los hijos siempre se sienten desposeídos. Para comprender el drama y superarlo, la edición francesa de la revista Okapi (destinada a preadolescentes y adolescentes de 11 a 14 años) presentó en enero de 2010 un extenso trabajo para ayudarles a vivir esa situación lo mejor posible.

Divorcio: ¿Qué sienten los hijos cuando sus padres les anuncian que van a separarse?

“Papá y yo nos vamos a separar”

Una tarde aparentemente como las demás. La familia está sentada alrededor de la mesa cuando, de pronto, se hace el silencio. La madre se arma de valor y se lanza: “Papá y yo nos vamos a separar”. La noticia suena como un disparo. El anuncio causa conmoción, cuesta creer lo que se acaba de oír. ¿Pero qué les pasa? ¿Ya no están enamorados? ¿Estarán hartos de la vida familiar? ¿O incluso de sus propios hijos? El drama que tanto temen los hijos cuando oyen a sus padres discutir y dar portazos, se hace realidad. Al principio, cuando la pareja se deshace, los hijos se sienten culpables, aunque no sean los responsables del problema.


Una cuestión de adultos

La separación es el desenlace de una situación creada entre el padre y la madre. Sean cuales sean sus razones, nunca viene motivada porque quieran menos a sus hijos. Claro que puede ocurrir que, en plena tormenta, cegados por su sufrimiento, los padres les demuestren menos su afecto. Sobre todo cuando se multiplican las peleas y uno de ellos se aísla, duerme en una habitación separada.… Entonces, surgen nuevas dudas en los hijos.

¿Una parte contra otra?

¿Cómo no enfadarse con el progenitor que se marcha, sobre todo si es para vivir con otra persona? Al fin y al cabo, la familia se parte en pedazos por su culpa, ¿no? Entonces los hijos, con el corazón dividido, se creen obligados a decantarte por una de las partes frente a la otra, cuando, generalmente, no conocen los motivos por los que sus padres se separan. Los hijos, conmocionados por la noticia, lloran y, a veces, se encierran en su dolor y en su rabia. Sin embargo, el papel de los padres no cambia, siempre es el mismo: escuchar y reconfortar. Lo que demuestra que siempre querrán a sus hijos. Aunque se hayan separado.

Marc Aumont

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