Divorcio e hijos: adaptarse a la nueva vida tras el divorcio

Organizar una nueva vida para los hijos

Cuando una pareja se separa, los hijos siempre se sienten desposeídos. Para comprender el drama y superarlo, la edición francesa de la revista Okapi (destinada a preadolescentes y adolescentes de 11 a 14 años) presentó en enero de 2010 un extenso trabajo para ayudarles a vivir esa situación lo mejor posible. El diálogo y la organización amortiguarán las últimas sacudidas antes de permitirles recuperar la paz.

Divorcio e hijos: adaptarse a una nueva vida tras el divorcio

No todo se arregla con la obtención del divorcio

¡No tan rápido! Los desplazamientos, la nueva pareja del padre o de la madre, las discusiones por la custodia.… La tormenta no ha terminado. ¿Cómo blindarse para recuperar una vida equilibrada? Negándose a exponerse al fuego cruzado de algunos padres. Queda prohibido, pues, servir de mensajero, desenterrando el hacha de guerra en favor de uno u otro progenitor. O dejarse engañar con frases del tipo: «“Casi no nos vemos», y «tú prefieres quedar con tus amigos que estar conmigo»”. Respetar su vida privada es fuente de tranquilidad y una forma de no seguir sufriendo una situación no deseada.

Una organización firme para que cada cual encuentre su lugar

Con tanto cambio, no es fácil organizar esta nueva vida. Todo debe sustentarse en una organización bien firme, que evite que los hijos vayan dando tumbos de aquí para allá. Tienen que ser ellos los que creen y controlen la planificación de la semana, señalando los momentos que corresponden a cada progenitor: horas de clase, actividades, tiempo que van a pasar en casa de uno u otro…. Escribirlo todo es la mejor manera de que cada cual sepa cuál es su lugar. Sin embargo, eso no impide la melancolía y la añoranza que sienten los hijos por no estar con el padre o con la madre. También en este sentido, la organización puede ser de gran ayuda, por ejemplo, reparando en la necesidad de que los hijos se lleven los objetos, las fotos y, por supuesto los pósters de la habitación de “antes” a la nueva. Esas pequeñas cosas les permitirán sentirse en casa en los dos hogares. El objetivo último es recuperar el equilibrio. Porque el verdadero precio de la paz de las familias, aunque se hayan separado y recompuesto, es el diálogo tranquilo y respetuoso, tanto entre adultos como con los hijos. Todo un reto, es verdad, ¡pero un éxito para muchos!

Marc Aumont

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