Ayudarle ante la llegada de un hermano

El nacimiento de un hermano

Por muchas precauciones que se tomen, el niño siempre mostrará resentimiento ante el nacimiento de un hermano.

Siempre le considerará en algún momento como un “intruso”, ya que tiene que compartir con él lo más preciado, sus padres y su espacio.

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Orgullo de hacerse mayor

Para evitar que piense que la llegada del bebé lo desplaza y le arrebata sus cosas, es recomendable que todos los cambios (mudanza o cambio de habitación, incorporación a la escuela infantil, cambio de cuidadora, retirada del pañal o del chupete…) se hagan tiempo antes de la llegada del nuevo hijo, con entusiasmo y con la satisfacción del logro de “hacerse mayor”. Si no se ha hecho así, es mejor dejarlo para un poco más adelante.

No cambiar rutinas

Cuando llega el momento del parto, hay que mantener en lo posible las rutinas diarias del niño, sus puntos de referencia. Si es posible, es preferible que permanezca en su casa, en su espacio, rodeado de sus juguetes y de todo aquello que le da seguridad. Pero si tiene que marcharse a casa de un familiar, es mejor no cambiar sus costumbres (horarios, ritual de buenas noches, el cuento y las caricias, el paseo con su padre, sus hábitos de higiene, etc.)


El primer encuentro

Es un momento muy delicado, y nuestra actitud es decisiva. Bien en la clínica o a la llegada a casa, hay que procurar que el primer contacto sea madre e hijo exclusivamente, procurando que otra persona se haga cargo del bebé. Abrázale, dile cuánto le has echado de menos y lo contenta que estás de verlo, pregúntale cómo se siente. Y aún así prepárate para cualquier reacción. Se comprensiva y respeta su conducta, no fuerces ninguna situación que él no desee. Por ejemplo, si ignora al bebé por completo déjalo, ya se acercará él solito cuando crea conveniente.

Generalmente todos elogian al recién nacido y amontonan los regalos para él. Muchas veces es necesario hablar con la familia y amigos en privado para que repriman un poco la fascinación por el nuevo bebé y que algún regalo sea para el hermano mayor, pera evitar que se sienta desplazado. No obstante, si él lo desea, deja que abra los regalos del bebé y que juegue un rato con ellos, es una forma de hacerle saber que su herman@ se los presta un rato.

Muestras de enfado

Tras el nacimiento del bebé, el hermano mayor suele mostrar conductas regresivas (negarse a comer solo, comenzar a hacerse pis encima aunque ya controlara esfínteres tiempo atrás, comportamientos poco colaboradores y exigentes o incluso actos de agresión hacia el recién llegado o hacia los padres.

Dos necesidades básicas

Las necesidades del niño en ese momento son dos: necesidad de amor y confianza y necesidad de liberar sus sentimientos de ira y resentimiento. No se soluciona diciéndole que le queremos más a él, porque quién le asegura que no cambiaremos de idea. Tenemos que demostrarle que le queremos muchísimo, prestándole atención individual, dedicándole cada día aunque sean tan solo diez o quince minutos en exclusividad. Lo que él nos pida hacer, es lo que necesita. Puede querer que le abracemos, jugar a simular que es un bebé, ver fotos o escuchar historias de cuando él nació, etc.

La necesidad de liberar sus sentimientos, puede satisfacerse comprendiendo y aceptando con cariño y paciencia llantos, rabietas o expresiones verbales de odio, ya que está especialmente susceptible. Pero si lo que intenta son agresiones físicas, hay que detenerle enseguida, de forma amable para que no se sienta rechazado, pero firme. No obstante, las “luchas fingidas” (peleas en broma), la risa y los juegos con muñecos, ayudan mucho al niño a expresar su resentimiento y a liberar su ira. Los premios y castigos (“te hago un regalito si te portas bien con tu hermano”) no funcionarán si no puede expresar de alguna manera su sentimiento de enfado.

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