Técnica del semáforo de las emociones para mejorar el autocontrol de los niños

Método para enseñar a los niños a manejar sus emociones

Los niños han de aprender a manejar sus emociones, de la misma manera que aprenden buenos modales en la mesa o aprenden a leer. Y es que, aunque algunos niños sepan manejar mejor su frustración, ira o angustia, es normal es que, si se sienten frustraos o enojados cuando son pequeños, tengan rabietas, arrojen juguetes contra la pared, golpeen a un hermano o se tiren al sueño y lloren. Todavía no saben regular bien sus sentimientos o decepciones. 

Pero, si bien este tipo de reacciones son normales en niños pequeños, nuestra labor es enseñarles a manejar mejor su enfado o su frustración, porque ninguna de las respuestas anteriores es saludable, ni beneficiosa a largo plazo. En este sentido, podemos poner en práctica distintos métodos, uno de ellos es la técnica del semáforo de las emociones para mejorar el autocontrol de los niños y, por extensión, su comportamiento. 

Podcast de Conmishijos: Técnica del semáforo para niños

La técnica del semáforo para el autocontrol en los niños

Semáforo de las emociones

La técnica del semáforo es un sistema muy sencillo que los padres podemos poner en marcha en casa y que ayuda a los niños a comprender su comportamiento, pero también a lidiar con sus impulsos y sus emociones negativas. 

Se llama así ya que utiliza la analogía de un semáforo para ayudar a los niños a entender el momento emocional por el que están pasando, a detectarlo y a ponerle freno. 

Si crees que tu hijo necesita mejorar su capacidad de control, sus emociones e impulsividad, te invitamos a que pongas en práctica este sistema: 

1. Podéis dibujar o imprimir un semáforo que podéis colocar en la habitación del niño o en distintos lugares de la casa para poder recordar al niño a utilizarlo en esas ocasiones en las que le dominen las emociones negativas.

2. De igual manera que el semáforo regula el tráfico, este semáforo puede ayudar a regular las emociones. La técnica del semáforo alienta a los niños a pensar en su estado emocional, tal y como si fueran los colores de un semáforo, y cada color les brinda una señal útil sobre qué hacer a continuación.

  • Rojo: igual que el semáforo en rojo indica a los conductores que se detengan. El rojo es un indicativo para el niño de parar y tomarse un momento para respirar profundamente, para calmarse. 
  • Amarillo: indica precaución, advierte del peligro de cambiar a rojo y de poder molestar a otros o tener un mal comportamiento. Es momento para pararse y darse cuenta de que es preferible tomar otras alternativas antes de pasar a sentirse muy enojado o frustrado.
  • Verde: es el mejor estado para actuar. El niño está tranquilo y las emociones no le dominan, por lo que puede tomar buenas determinaciones.

Como ves, esta técnica es sencilla y fácil de entender para los más pequeños. Mediante el uso del semáforo de las emociones, los niños aprenden a reconocer las sensaciones que se producen ante un comportamiento impulsivo y aprenden a calmarse. Es un método para resolver satisfactoriamente sus conflictos y actuar adecuadamente.

Sin embargo, para que los niños puedan poner en práctica el semáforo y sea útil es importante colocar el semáforo en un lugar  o lugares visibles de la casa. En esos lugares donde se suelen reproducir las conductas impulsivas del niño: en su habitación, en la mesa del comedor, en el baño, etc. 

Cuando comience a tener una conducta impulsiva, le recordaremos los pasos de la técnica: 

- Cuando se sienta muy enfadado, el semáforo está en rojo, es momento para respirar y calmarse.

- Tendrá que poner su semáforo en amarillo, es decir, pensar en lo que está sintiendo y determinar qué produce que se sienta así.

- Habrá de pensar en cuál es la mejor forma de tranquilizarse y poder gestionar su ira sin violencia. 

La técnica del semáforo es una forma muy eficaz de enseñar a los niños de 4 a 10 años a regular sus emociones, sin embargo, es importante que ayudemos a nuestros hijos a aplicarla y a entender y manejar lo que está sintiendo, y todo ello sin gritos y sin ponernos nerviosos.

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