¿Se debe castigar a un niño?

Qué alternativas existen al castigo por un mal comportamiento

El castigo ha formado parte de la educación de los niños desde hace siglos. Si bien hasta hace pocas décadas un niño sufría castigos físicos de forma habitual como parte de su formación, hoy en día está absolutamente desaconsejado ya que humilla al niño, no es educativo, no enseña más que la violencia y, en definitiva, supone un abuso.  

Sin embargo, más allá del arcaico y denostado castigo físico, en conmishijos.com nos preguntamos si se debe castigar a un niño que ha tenido un mal comportamiento. Hemos buscado la respuesta entre consejos de psicólogos, guías de psicología y educadores.

Cuando el niño tiene un mal comportamiento

Castigar a los niños: ¿sí o no?

El castigo en la educación es la pena que impone un padre o educador cuando un niño ha tenido una acción incorrecta realizada por un menor. Estas conductas incorrectas pueden ser muchas y muy distintas: pegar a un hermano, gritar a los padres, hacer una travesura, escaparse de la mano de sus padres y cruzar la calle, correr en la consulta del médico... Todas estas conductas pueden impacientar y enervar a un adulto. 

Y es que, un niño está en pleno proceso evolutivo y este desarrollo implica no solo el desconocimiento del peligro o daño que entrañan muchos de sus actos, sino que también incluye ciertos cambios en su personalidad. En esta etapa, cómo se eduque a un niño marcará su carácter futuro.

Partimos de la base de que el niño ha de aprender las normas de educación de la mano de un adulto que le indique lo que está bien, lo que está mal o lo que puede ser peligroso. Los padres y educadores hemos de poner límites y normas al niño que le ayuden a desarrollarse de forma sana. En este sentido, no vale simplemente con decirle "pórtate bien", hemos de indicar qué significa bien y qué conductas entendemos que no son correctas, para que él pueda tener un referente en su comportamiento. 

¿Es correcto castigar a un niño?

Ahora bien, ¿cómo podemos indicar a un niño que algo no se puede hacer?, ¿se debe castigar a. un niño?, ¿es correcto imponer castigos?

De nuevo hemos de indicar que el castigo físico está totalmente desaconsejado por la pedagogía, no solo no educa, sino que además puede provocar serias consecuencias en la personalidad del niño. Incluso, si se aplica con frecuencia, podemos estar germinando la semilla de la violencia futura en el niño. Por este motivo, el cachete, la torta, el azote, etc. no deben aplicarse nunca.

Así, cuando hablamos de castigar a un niño, solamente nos referimos a castigos privativos, como ir al rincón, quedarse sin una excursión, no jugar a videojuegos, etc.

Según los psicólogos, la única ventaja que tiene el castigo es la rapidez con la que el niño asocia que se ha portado mal. Este modelo educativo ha sido estudiado por la escuela conductista en psicología, que estableció las bases científicas del aprendizaje.

En los experimentos que realizaron sobre el aprendizaje, se aplicaba un calambre a ratones cuando realizaban una acción no deseada, por el contrario, eran premiados cuando la acción era correcta. Los ratones se sentían reforzados así a repetir la acción que les había otorgado una recompensa. A esto, en la escuela conductista lo llamaron estímulo positivo.

También se analizó el estímulo negativo, es decir, cuando a una mala conducta le sigue una consecuencia desagradable, se pretende evitar que se repita el mal comportamiento. De esta forma, se dieron cuenta, salvando la abismal distancia entre ratones y seres humanos que, con refuerzos positivos, se puede aumentar la frecuencia de las acciones positivas.

En este sentido, para la mayor parte de psicólogos y pedagogos, el castigo no enseña nada.En la educación actual se entiende que un niño no puede evolucionar a partir de la aplicación de castigos.

Por lo tanto, la respuesta es que no se debe castigar a un niño sistemáticamente. Los castigos constantes y las amenazas reiteradas al castigo :" como grites te quito el juguete", "si no comes no vamos al parque", etc... pueden provocar una insensibilidad y una pasividad del niño hacia lo que le está diciendo el adulto. 

Qué hacer cuando el niño se porta mal

Entendemos que el castigo ante una mala o incluso pésima acción del niño le enseña de forma inmediata que lo que ha hecho está mal, pero no podemos enseñar al niño lo que está mal a base de castigos constantes.

Por lo tanto, otra forma de conseguirlo es lograr que el niño se sienta molesto consigo mismo y entienda que el error de su acción. Cuando así lo hacemos, podemos incluso despertar deseos de reparar la conducta.

En este sentido, los padres hemos de armarnos de paciencia para crear un ambiente sereno y comprensivo, en lugar de gritar y perder los nervios. Hemos de mantenernos firmes a la hora de hablar con nuestros hijos y exponerles el error, pero también comprensivos. 

Asimismo, se recomienda el refuerzo positivo de una buena acción. De esta manera, el niño comprenderá que sus padres se ponen contentos y reaccionan con ilusión cuando ha hecho algo mal, por lo tanto, buscará repetir esa acción positiva que generó la alegría de sus padres. 

Ver +: Cómo aplicar disciplina positiva a los niños


Por último, es importante educar al niño antes de que llegue esa mala acción y enseñarles valiosas habilidades para la vida (respeto, habilidad para resolver problemas, participación, colaboración, responsabilidad...), así como ayudarles a que desarrollen sus capacidades y sean conscientes de ellas.

Fuentes:
Guía Práctica de Psicología (J.A. Vallejo Nágera)
Virginia González, psicóloga y maestra de infantil

 

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