Rabietas en los niños: lo que debes hacer y lo que no
Cosas que hacer y cosas a evitar en caso de pataleta infantil
Las rabietasforman parte del proceso de desarrollo del niño, tanto es así que lo extraño es que un niño no haya tenido ningún momento de ira, rabia o enfado a lo largo de su infancia.
Sin embargo, ese momento de pataleta en el que los niños lloran y gritan, se tiran al suelo e incluso golpean, resulta una experiencia muy desagradable y embarazosa para los padres, más aun cuando esta sucede en público. La mala noticia pues es que tendremos que vivir algún berrinche de nuestros hijos pero, la buena es que podemos controlar la frecuencia o la intensidad con la que se producen, ¿cómo? Aprendiendo a gestionarlo y a evitarlo. Por lo tanto, en caso de rabietas en los niños, estas son las cosas que debes hacer y las que no.
Índice
1. Por qué tienen rabietas los niños2. Lo que debes hacer ante una rabieta infantil
3. Lo que no debes hacer ante una rabieta infantil
Por qué tienen rabietas los niños
La rabieta es una forma en la que el niño intenta resolver un determinado problema. Todavía no tiene las suficientes habilidades comunicativas, ni tampoco un buen dominio del control emocional para gestionar eso que le incomoda, por lo tanto, en lugar de hablar, explicar o negociar, recurre al berrinche.
Los niños que tienen pataletas, bien sea por cansancio, por aburrimiento, por frustración o enfado, están intentando obtener algo que desean. Están comunicando el sentimiento y la emoción que les genera un determinado acontecimiento mediante llantos, gritos, patadas, etc.
Si los berrinches se producen con frecuencia, es porque los padres no están respondiendo de forma adecuada ante su comportamiento.
La crianza de los hijos es una tarea difícil que, a veces, puede dejarnos en situaciones públicas embarazosas. Sin embargo, ceder ante un berrinche para evitar la vergüenza de ese momento, solo le transmitirá a tu hijo un mensaje: así es como puedo lograr todo lo que quiero.
De esta manera, la inconsistencia educativa puede reforzar el mal comportamiento y la consistencia puede reforzar el comportamiento deseado. Es una fase crucial para enseñar a tu hijo a autocontrolarse, además de ciertas normas de buen comportamiento.
A medida que el niño crezca, tendrá más habilidades de afrontamiento y comunicación y usará otras maneras menos embarazosas de expresar sus sentimientos y las rabietas probablemente disminuirán o desaparecerán.
Por lo tanto, si no quieres volver a verte en esa situación en la que el bebé monta una escena en medio del centro comercial, en el parque o en la tienda de juguetes, es hora de aprender a gestionar las rabietas de los niños.
Lo que debes hacer ante una rabieta infantil
1. Mantener la calma y estar tranquilo cuando tu hijo está gritando ante los demás y montando un escándalo no es sencillo, pero es la manera de ayudar a calmarle que vuelva a mantener la compostura. Eres el adulto y tienes más capacidad de autocontrol, es el momento de demostrarlo.
2. Evita aquello que causa una rabieta en tu hijo: si sabes que tu hijo se va a enfadar si vas al centro comercial porque no tienes intención de comprarle un juguete, evita acudir con él o al menos, evita pasar por delante de esas tiendas repletas de juguetes que no va a tener.
3. Dirige la atención del niño hacia otra actividad: para que pueda olvidar aquello que le causó el enfado, intenta que preste atención a otra cosa. "¿Puedes ayudarme con esta bolsa? Pesa muchísimo y tú eres más fuerte que yo", "¿Quieres que te enseñe la herida que me he hecho esta mañana?... Capta su interés para que olvide aquello que le enfadó.
4. Muéstrale cariño: a pesar de su comportamiento, intenta empatizar con el disgusto que tiene y abrázale. Muestra comprensión y háblale con palabras positivas y cariñosas. En lugar de decirle "qué feo estás cuando lloras", dile "sé que estás enfadado, pero si te calmas podemos hablarlo y encontrar una solución".
5. No dejes que haga daño: si la rabieta pasa a mayores e intenta agredir a otros o hacerse daño a sí mismo, has de impedirlo. Si está demasiado alterado, deja que se calme poco a poco mientras le acaricias.
6. Dale alternativas: si ves que va a enfadarse porque no puede quedarse en el parque, ofrécele otra opción. "Hoy no podemos ir al parque, pero podemos organizar un concurso de pintura en casa".
7. Habla con él: cuando esté tranquilo, habla con él de su comportamiento, de lo que hizo mal, explícale en qué se equivocó. Ayúdale a encontrar formas mejores y más efectivas de comunicar sus necesidades y deseos.
Lo que no debes hacer ante una rabieta infantil
1. Gritar, zarandear o reprender al niño verbal y físicamente no es la solución. En definitiva, estarás enviándole un mensaje contradictorio. ¿Cómo va a parar de gritar si tú mismo le hablas a gritos? Además puede contribuir a aumentar el efecto de la rabieta ya que se pondrá aun más nervioso.
2. No intentes negociar cuando está enrabietado: cuando tienen un ataque de ira o enfado, los niños no están en disposición de escuchar sermones o de atender a tus argumentos. Por lo tanto, es preferible dejar las enseñanzas para cuando esté tranquilo y pueda escucharte.
3. Ignorarle: es posible que hayas escuchado en varias ocasiones que no hay que hacer caso a una rabieta. Sin embargo, no es del todo acertado, no se trata de mirar hacia otro lado mientras el niño llora y patalea en el suelo hasta que se agote. Debemos acercarnos, ponernos a su altura, abrazarle y hablarle tranquilamente con cariño. "Tienes que calmarte, y cuando lo hagas, hablamos y vemos cómo solucionarlo".
4. Demasiadas prohibiciones conducen a una rabieta: no llenes su vida de un constante "no": "no vamos al parque", "no te compro juguetes", "no merendarás chocolate". Deja un espacio para la negociacióny para que pueda moverse dentro de sus propios gustos. Eso sí, siempre conscientes de que hay cosas innegociables: la calle se cruza de la mano de mamá o papá, no hay que asomarse a las ventanas de casa, etc.
5. No te rindas: ceder ante la rabieta del niño no es la mejor forma de manejarlas. Sé constante y mantén la misma actitud siempre: tranquilo durante la rabieta y dialogante tras ella.
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