Mi hijo tiene pocos amigos, ¿cómo puedo ayudarle a ser sociable?

¿Qué podemos hacer para fomentar la socialización y el valor de la amistad desde la familia y la escuela?

El desarrollo de las buenas amistades es un trabajo costoso que lleva mucho tiempo. No obstante, es una de las mayores gratificaciones de la vida.

La forma en la que se establecen los primeros lazos de amistad condicionará la manera de relacionarse en el futuro. Los amigos favorecen el desarrollo de la personalidad, el pensamiento, la expresividad, la pertenencia a un grupo y se van adquiriendo pautas para la resolución de conflictos.

Con la amistad se aprende a negociar. Los niños aprenden a estudiar al detalle las diversas situaciones que viven para controlar sus emociones y responder a las emociones de los otros, aprenden a comunicarse, a cooperar y a solucionar sus propios problemas.

Con la amistad aparecen ciertas formas de dominio por un lado, y de sumisión por otro que en principio se establecen de maneras muy sencillas, pero que con el tiempo contribuyen a definir un sistema determinado de valores y normas morales. De esta manera, cuando llega la adolescencia se considera amigo a aquella persona que puede entender sus sentimientos más íntimos y que les aceptan en su totalidad, con sus defectos, fortalezas y sueños, existiendo un cierto compromiso emocional en ambos sentidos. 

Habilidades sociales necesarias para la amistad

  • Saber compartir el protagonismo sin sentirse siempre el primero, pero tampoco aislarse, saber manejar la atención que los demás precisan.
  • Desarrollar sensibilidad hacia los demás, tener en cuenta sus iniciativas, aceptar sus propuestas con simpatía y agradecimiento.
  • Con la amistad se aprende a negociar. Los niños aprenden a estudiar al detalle las diversas situaciones que viven para controlar sus emociones y responder a las emociones de los otros, aprenden a comunicarse, cooperar y solucionar sus propios problemas.
  • Colaborar con otros niños, saber intercambiar información y tratar a todos de igual a igual, dejando de lado cualquier sentimiento de superioridad o de inferioridad.

A partir de los 6 años, los niños reconocen perfectamente a aquellos que son capaces de intercambiar los papeles dentro de un juego o interrelación, y tienden a aceptar en menor grado a aquellos que siempre llaman la atención sobre sí mismos o que nunca ceden ante los deseos y necesidades de los demás. En la observación de los niños que son aceptados por los grupos ya constituidos, es significativo el hecho de que actúan con mesura y adaptándose a lo que hace el grupo, sin llamar excesivamente la atención pero comunicándose de forma adecuada y oportuna, aportando poco a poco novedades al conjunto.

Los niños que son  muy bien aceptados por sus compañeros tienden a elogiar y valorar positivamente el buen comportamiento de los demás, generan una simpatía derivada de su escaso egoísmo y encuentran en sus relaciones con los demás unas bases importantes que le ayudan a crecer y desarrollarse positivamente en el plano social y emocional. Aceptan y son aceptados, quieren y son queridos y evitan las espirales de agresividad que perjudican a los que las mantienen.  Conviene por tanto identificar tanto las buenas como las malas prácticas para ayudar a nuestros niños para que desarrollen  las buenas habilidades de correspondencia con los demás. 

¿Cómo ven los niños la amistad?

 

0-2 años

El inicio de la amistad es una mirada, jugar al mismo juego, desear el mismo juguete y discutir por él... Los bebés se interesan por los demás bebés o niños con curiosidad, tienden a imitar y a buscar compañía.

2-3 años

Tener amigos se convierte en un paso necesario para la socialización. Cada niño forma con uno o dos iguales los primeros lazos de amistad.

3-6 años

Los niños consideran amigos a aquellos que realizan las mismas actividades que ellos y les prestan sus juguetes. En esta etapa se dan importantes progresos sociales y al final los niños prefieren la compañía de sus amigos.

7-9 años

Aparece una mayor conciencia de los intereses comunes y se aprecia más claramente la comprensión de conceptos como solidaridad o justicia. La amistad tiene un papel muy importante en esta etapa.

9-14 años

Durante la pubertad prefieren relacionarse con los de su mismo sexo, dando mucha importancia a aquellos en los que pueden confiar y se muestran muy sensibilizados con los sentimientos del otro, a quien consideran un amigo con inquietudes y problemas similares a los suyos.

Consejos para hacer amigos

  1. Hablar en casa sobre el valor de la amistad.
  2. Cuidar desde el primer momento su autoestima, pues será clave para las interacciones con los iguales, sin infravalorarle ni compararle con hermanos, primos...
  3. Fomentar que se relacionen con diferentes niños y pongan en práctica sus habilidades sociales permitiéndole cierta independencia
  4. Celebrar cumpleaños y eventos sociales invitando a los amigos de los niños especialmente cuando se muestran tímidos.
  5. Tratar de conocer más sobre las familias de los amigos.
  6. Buscar amigos de referencia, niños que tengan facilidad para relacionarse con otros...
  7. Invitarles a casa. Es el entorno más seguro para nuestro hijo y podrá enseñarles sus juguetes favoritos
  8. Conocer y hablar con los niños sobre las inquietudes y los gustos de sus amigos, intereses, deportes, aficiones...

¿Qué podemos hacer para fomentar la socialización y el valor de la amistad desde la familia y la escuela?

ÁMBITO FAMILIAR

ÁMBITO ESCOLAR

Hablar sobre el valor de la amistad

Crear circunstancias que favorezcan las relaciones entre las familias.

Celebrar los cumpleaños invitando a los amigos de los niños.

Llevar a cabo proyectos para el desarrollo de la amistad.

Tratar de conocer más sobre las familias de los amigos.

Formar al profesorado sobre estrategias para promover la amistad entre los compañeros.

Conocer las inquietudes de los amigos

Impulsar actividades culturales de grupo

Hablar con los niños sobre los gustos de sus amigos.

Tener informados a los padres sobre el grupo de compañeros donde el niño se siente más a gusto.


En la infancia, un amigo es aquel con el que se juega, se comparten los juguetes y a quien se gusta; al principio el niño no elige sus amistades. Sus primeros amigos son vecinos, compañeros de la Escuela Infantil, hijos de los amigos de sus padres... pero con el tiempo prevalecen otros criterios tales como la edad, el sexo y los gustos. No obstante la forma en la que se establecen los primeros lazos de amistad, condicionará la manera de relacionarse en el futuro.

Cuando se tienen amigos, se favorece el desarrollo de la personalidad, del propio pensamiento, de la expresividad, de la conciencia de pertenencia a un grupo distinto al núcleo familiar y además se van adquiriendo pautas de interacción social y habilidades para la resolución de conflictos. Con la amistad aparecen ciertas formas de dominio por un lado, y de sumisión por otro que en principio se establecen de maneras muy sencillas, pero que con el tiempo contribuyen a definir un sistema determinado de valores y normas morales. De esta manera, cuando llega la adolescencia se considera amigo a aquella persona que puede entender sus sentimientos más íntimos y que les aceptan en su totalidad, con sus defectos, fortalezas y sueños, existiendo un cierto compromiso emocional en ambos sentidos. 

Ana Roa, pedagoga y  psicopedagoga
www.roaeducacion.com
https://roaeducacion.wordpress.com/

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