Mi hijo quiere vestirse solo

Cómo ayudar a tu hijo a conseguirlo

Nuestro pequeño coge el jersey y quiere ponérselo solo... Es un momento importante en su vida y en la de sus padres. Los consejos de la psicóloga Christine Brunet pueden ayudarnos y ayudarle a conseguirlo.

Mi hijo quiere vestirse solo

Animarlo a vestirse solo

Su deseo de vertirse solo es una noticia estupenda: es la señal de que tiene ganas de crecer, de que se identifica con sus padres o con sus hermanos mayores. Así, entra en una dinámica positiva que le exige ser constante y optimista. Si hacia los 3 años aún no ha tomado la iniciativa, sería acertado pedírselo y explicarle que vestirse es responsabilidad suya. Quizá no lo haya comprendido.

Jugar con él

Los juegos de motricidad fina (ensartar cuentas en un cordón, encajar formas, hacer puzles...) y los juegos de coordinación (chocar las manos según secuencias repetitivas) le ayudarán a mejorar su manejo y facilitarán sus movimientos a la hora de vestirse: pegar los velcros de los zapatos, meter un botón en su ojal, cerrar una cremallera o acertar con una manga.

Organizarse

Al pequeño le lleva su tiempo vestirse solo, ¡sobre todo por la mañana, cuando vamos con prisa! ¿La solución? Organizarse: la víspera, podemos elegir prendas fáciles de poner y dejarlas encima de una silla, a su altura y en el orden correcto, para evitar que se ponga el pantalón o los leotardos antes que la ropa interior. ¡Y despertarlo 10 minutos antes!

Acompañarlo

En vez de desesperarse porque su pequeño no se viste con la suficiente rapidez, los padres pueden optar por la colaboración: él se pone un calcetín y papá o mamá le pone el otro. ¡Así, unos y otros se reparten y divierten mientras ganan tiempo! De este modo, el pequeño comprende que, aunque quiera crecer, siempre podrá contar con sus padres.

Una complicidad diferente

Si quiere vestirse solo, es porque crece y cada vez necesita a sus padres un poquito menos. Esto supone un gran orgullo para ellos, por supuesto, pero también un nudo en el corazón y algo de nostalgia hacia el tiempo, que pasa demasiado deprisa. Que los padres se tranquilicen: aunque ya no vistan a su pequeño, pueden mantener con él una tierna complicidad por otros caminos: haciéndole mimos en otros momentos, jugando con él, leyéndole cuentos... Poco a poco, la proximidad con el niño se irá haciendo cada vez menos física; es una evolución normal que los padres deben aceptar con naturalidad.

A ceptar los errores

A veces, los botones o los calcetines se le resisten. ¡No pasa nada! Si le cuesta ponerse el zapato derecho porque intenta meter el pie izquierdo, los padres pueden corregirlo con suavidad: «Creo que sería mejor intentarlo con el otro pie».
Sobre todo, es importante no reírse, ya que esto podría hacerle perder la confianza en sí mismo.


Ceder el turno

Un día, quiere vestirse solo; al día siguiente, no quiere ni oír hablar de ello. A veces, crecer y hacer las cosas solo es angustiante. Un niño pequeño necesita momentos de respiro en los que los padres deben retomar la responsabilidad de vestirlo hasta que manifieste de nuevo su deseo de desenvolverse como un mayor.

Isabelle Gravillon © Bayard Presse-Popi parents.

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