Consejos para tratar los caprichos de los niños

¿Por qué todo se le antoja?

En la época actual, las necesidades básicas de los niños y las "no tan básicas" están cubiertas. Las generaciones de ahora pertenecen a estos tiempos en los que el cole es divertido, el ocio presenta posibilidades ilimitadas, los profesores también son divertidos y los padres son amantes del diálogo y de la actividad familiar; no obstante, nos encontramos con "la falta de ilusión", "la insatisfacción continua", "la pereza"... Encontramos niños aburridos si no tienen programada su agenda, niños que empiezan a poner nerviosos a los padres y que se muestran poco autónomos, les cuesta improvisar o ser creativos. Están acostumbrados a que todo les venga de fuera y sus necesidades tengan que ser satisfechas inmediatamente, no buscan por sí mismos la habilidad de sentirse bien... Quizá si la organización de su tiempo libre, el hecho de crear juegos, de explorar soluciones distintas y de investigar alternativas recayera también en ellos, sería muy acertado y potenciaría el desarrollo de su responsabilidad.

Nos encontramos, por tanto, con generaciones de niños que pocas veces están satisfechos, sus demandas no tienen límites y siempre quieren más. Les cuesta ponerse en el lugar del otro, el hecho de pensar en los demás en ocasiones "parece de otro planeta" y, por otra parte, se encuentran con una sociedad en la que predomina el supuesto bienestar. El ocio organizado se adueña del tiempo libre, enseguida aparece la temida expresión "me aburro" alterando notablemente la dinámica familiar...

Egocentrismo y pequeños quehaceres de los niños

Desde que el niño nace hasta bien avanzada la infancia, es un ser egocéntrico. El egoísmo (que según la definición extraída del Diccionario de la Real Academia Española procede del latín "Ego", yo, y se trata de un inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás) es un estado natural inicial de la persona en el principio de su vida, etapa en la que conoce pocas cosas que no tengan que ver con ella misma y sus propias necesidades. El niño queda complacido cuando consigue satisfacer sus necesidades y se frustra cuando no, percibe la realidad desde lo que ve y vive; el resto deja de existir en ese momento. Su punto de vista es el único válido y es incapaz de adoptar la perspectiva de otra persona, todo lo interpreta en función de su propia apreciación y experiencia.

De ahí que en las primeras edades el niño sea egocéntrico, piense que todo gira a su alrededor y se sienta el centro del universo. Poco a poco, a medida que empieza a crecer, podemos hablarle de la existencia de los otros, comenzar a educar su empatía, explicarle cómo tener en cuenta a los demás, cómo se sienten los otros y cuáles son sus percepciones. Desde los primeros años es muy conveniente que tengan responsabilidades pues no son demasiado pequeños para ocuparse de ciertos quehaceres tales como guardar sus juguetes, colocar la mochila del cole en su sitio, poner la mesa, colocar la ropa sucia en el cesto..., de esta manera evitaremos consentir todos sus caprichos.

Cuando pasan los primeros cumpleaños se amplía su red social, vivencias experiencias interesantes, comprende límites y comienza a desarrollar su inteligencia emocional; aparecen "los otros" con todas sus consecuencias, sus deseos, sus opiniones, sus sentimientos...


Consejos para enfrentar los caprichos de los niños:

  1. Complacerlos en todos sus deseos y peticiones no les hará más felices. Los niños necesitan encontrarse con un NO razonable y razonado si es que el momento y la situación lo precisan.

  2. Los niños deben saber que cuando decimos NO, queremos decir NO. Se pueden negociar algunos pequeños detalles concretos de sus peticiones pero no la totalidad.

  3. En determinadas situaciones es importante exponer con palabras nuestros sentimientos, ayudarles a entender que sus intereses no siempre coinciden con los nuestros o con los de otras personas y que sus deseos no son más importantes que los de los demás.

La Navidad es una época mágica, los Reyes y Papá Noel conceden todo y no tienen limitaciones. Podemos ayudar a nuestros hijos reflexionando con ellos para elegir los próximos juguetesy empezar a escribir o a dibujar la carta a los Reyes Magos de forma conjunta, aprovechando esos momentos para negociar con ellos y ayudarles a comprender que no pueden pedir todo lo que se les antoja porque elegirían juguetes que posiblemente no son los adecuados. Aprovecharemos para hablar de un Consumo Responsable.

Es importante que aprendan a diferenciar entre lo que les gusta y lo que realmente quieren y les beneficia. Cuando las posibilidades son infinitas es necesario que aprendan a controlar los deseos y puedan elegir libremente. ¿Cómo ayudarles?, ¿cómo aminorar ese continuo "¡me pido esto!"? A los niños les facilitamos sus elecciones si reducimos la larga lista de posibilidades. En los catálogos de juguetes podemos marcar una serie de páginas para ellos acordes a su edad o a sus gustos descartando el resto. Aprender a desear o a pedir lo conveniente es muy complicado en un mundo consumista; es muy recomendable elaborar una lista que combine caprichos con regalos didácticos, teniendo en cuenta que cada juguete está, en principio, diseñado para una franja determinada de edad.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com

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