Cómo poner normas y límites a los niños (pautas de disciplina en la infancia)
Educar a los hijos aplicando métodos de disciplina
Una preocupación común a todos los padres, es que sus hijos sean lo más educados posibles. Sin embargo, están desconcertados en cuanto a cuando empezar a imponer la disciplina y como imponerla.
Y es que, muchas veces, cuando ponemos límites a los niños, nos contestan, se enfadan, nos ignoran o desafían. Les cuesta distinguir entre lo que somos y lo que hacemos. Es frecuente que nos digan que ya no es nuestro amigo, que no nos quiere, que somos malos... Pero su resentimiento es momentáneo. Tenemos que pensar que cuando deje de estar enfadado nos querrá otra vez para no caer en esta pequeña trampa emocional que nos hacen nuestros hijos.
¿Quieres saber cuándo comenzar a poner normas y límites a los niños? y, sobre todo, ¿cómo podemos educar a nuestros hijos usando métodos de disciplina y evitando gritos y castigos constantes?
Consejos para poner normas y límites a los niños
Sobre la cuestión de educar a los niños e imponerles normasy límites no hay que dudar. La mejor herencia que les podemos dejar a nuestros hijos es enseñarlos a querer, amándolos y el sentido de la disciplina, poniéndolos límites. Toma nota de estos consejos para lograrlo:
- Disciplina significa enseñar, no castigar. Si sólo castigamos podemos conseguir en el mejor de los casos evitar una conducta, en el peor de los casos que se repita para llamar nuestra atención y nunca que el niño aprenda a auto-disciplinarse.
- Poner límites de manera consecuente y eficaz es difícil. Será más fácil si las normas están pensadas y pactadas entre los padres de antemano y conocidas y asumidas por los demás familiares y cuidadores.
- Es difícil ser coherente pues a veces los padres se encuentran con conductas de los hijos muy difíciles y ellos tienen un mal día (de mucha tensión o poco descanso) y ceden para tener algo de paz ese día. Sin embargo, has de intentar no dar mensajes contradictorios a tu hijo, las normas han de estar claras y han de llevarse a cabo.
- El castigopara que surta efecto y sea eficaz debe ser corto, contingente, debe ser aplicado inmediatamente después de la conducta reprobable y coherente según la importancia del incidente y respetando los sentimientos del niño. Pues el niño sensible se sentirá desolado por castigos que serían adecuados para otros más activos.
La disciplina en la infancia
A los padres que dudan sobre la eficacia de la disciplina les ayudará saber que el niño siente que necesita la disciplina y la buscará, hará grandes esfuerzos para obligar a sus padres a imponer límites. Hacia el final del segundo año empieza a provocar para conseguirlos. Si no hay disciplina, se vuelve nervioso, tendrá mala conducta para conseguir los límites pues sabe que él es incapaz de establecerlos por sí mismo.
Si los límites son claros, los aceptan como propios. Si se dan de una manera dudosa crearemos incertidumbre.
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La autodisciplina llega en tres etapas: primero probando los límites, explorando, después provocando a los demás para conocer lo que está bien y mal y más tarde interiorizando esos límites.
Hay que adaptar la disciplina a la etapa de desarrollo del niño. Si el niño tiene menos de dos años habrá que distraerlo hacia otra actividad. Si es mayor de dos años, se deberá pedir una explicación de sus razones para portarse mal, tratar de ver que ha producido la conducta inadecuada e intentar que lo entienda. Y se le ayudará a establecer mecanismos de control sobre las situaciones con un ejemplo.
Cuando se cumple el acto de disciplina, hay que razonar qué se persigue con ello. Si utilizamos el aislamiento como castigo tiene que ser solo por poco tiempo. Si utilizamos el castigo físico con ellos, pensarán que creemos en la eficacia de los comportamientos violentos y les daremos pie a ellos.
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Cuando la disciplina no funcione piensa si estáa reaccionando ante un hecho muy insignificante y de forma ineficaz. Analiza en qué momento ocurren esas conductas, qué ha pasado antes, quién estaba presente, donde, cómo ha reaccionado antes ante las mismas conductas.
Siempre que castigues al niño, deja claro que lo quieres pero que no pueden permitirle que se comporte de esa manera. Cuando se porte bien, no olvidea alabarle por lo que hace bien, coméntale qué te ha gustado y explícale por qué. Si ha coloreado bien, si ha hecho buena letra, si se concentra bien, si atiende, si ha sido amable con un amigo, si se ha dejado vestir y arreglar con tranquilidad, si ha comido sanamente, si ha sido cariñoso con el abuelo. Dile que reconoce sus esfuerzos, que estás muy orgulloso de él.
Mar García Orgaz
Psicoterapeuta familiar
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