Cómo hablar con el niño

Logra que te preste atención y que te entienda

¿No sabes cómo hacerte entender por tu hijo? ¿No te hace caso? No es que no te entienda, es que busca la manera de “esquivar” aquello que tienes que decirle, bien porque no le guste, porque no le apetezca o porque hay algo que llama más su atención en ese momento. Te damos unas sencillas pautas que pueden ayudarte.

Lograr que te mire
Lo primero para lograr que el niño nos preste atención es que nos mire. Si está distraído hay que procurar que deje de prestar atención a lo que está haciendo y dirija la mirada hacia nosotros; de este modo la atención pasará a nosotros y podremos empezar a comunicarnos con él.

Si el niño persiste en hacer aquello en lo que estaba inmerso podemos tomarle ligeramente por el hombro y girarle con suavidad hacia nosotros, pero es algo de lo que no debemos abusar ni prolongar en el tiempo; hay que procurar que el niño se acostumbre a prestarnos atención sin recurrir sistemáticamente al contacto físico, además de que, cuando tenga más edad, este gesto podría molestarle y provocar una discusión.

El tono de la voz
Hay que procurar no entrar en una escalada “de tonos”. Es decir, si empleamos siempre un tono autoritario o los gritos, el niño terminará por banalizarlos y restarles importancia, lo que nos obligará a llamar su atención de una forma más estridente aún. Para evitarlo, trata de acostúmbrate a hablarle siempre en un tono firme, pero bajo y tranquilo, para acostumbrarle a él a que te haga caso de esta manera.

Utiliza afirmaciones en lugar de preguntas
Formular preguntas al niño mientras hablamos con él es un gesto de diálogo abierto, encaminado a estimularle para que razone por sí mismo. Pero cuando se habla de tareas u obligaciones es mejor no emplearlas: así le estás dando la oportunidad de que te conteste que no quiere hacerlas. Es diferente si tienes que explicarle por qué debe hacerlas, momento en el que sí cabe una pregunta, pero el niño tiene que entender que debe obedecer a sus padres sin rechistar.

Usa frases sencillas
Hay que hablar a los niños en su idioma. Esto significa que debemos hacernos cargo de que su capacidad de atención es limitada y que hay conceptos que aún no maneja. Así, hay que hablarles con ideas sencillas y de forma escueta. Incluso cuando pida explicaciones.

Explícale cómo te sientes
El niño entenderá mejor qué hace mal si le explicas cómo te hace sentir que no cumpla sus tareas o con aquello que le pides: tristeza, enfado, agotamiento... Explícale que tu trabajo te cansa mucho y que, cuando llegáis a casa, si no colabora en las tareas tú te entristeces por no recibir su ayuda.

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