Claves para desarrollar la autonomía de tus hijos
Niños independientes, alumnos autónomos.
La educación hacia la independencia comienza en la realización de pequeñas actividades diarias, tanto en casa como en el colegio.
En ocasiones somos los propios padres los que no dejamos actuar a nuestros hijos, nos anticipamos a sus movimientos, no permitimos que desarrollen la iniciativa necesaria. De alguna manera sobreprotegemos para evitar que se hagan daño dado que, en nuestro interior, no terminamos de confiar en la capacidad de los niños para sortear las dificultades que vayan surgiendo en su camino. Sobreproteger, querer "hacer la vida más fácil", puede desembocar en que el niño muestre un comportamiento dependiente, introvertido, sin fuerza de voluntad, con alto grado de tiranía, donde busca la obtención de ayuda inmediata que le conduce a exigir en cada momento la satisfacción de sus demandas. En este contexto renuncia a las propias responsabilidades, necesita la continua ayuda y aprobación para actuar, no realiza esfuerzo, se muestra inseguro... en muchos casos los adultos fomentamos las conductas más infantiles de lo que corresponde a la edad.
Los niños no son autónomos porque determinadas cosas se las hacen sus padres, "les sale mejor" (desconfianza) y "tardan menos tiempo" (impaciencia). ¿Cuál es el resultado futuro? una personalidad débil e insegura, el desarrollo de ansiedad o de angustia de separación, y "el miedo a crecer".
La realidad es que los niños aprenden realmente a ser autónomos en las pequeñas actividades diarias de casa o del colegio, y muy pronto quieren demostrar que "son mayores"; algunas habilidades como abrocharse y desabrocharse el abrigo, comer solos, recoger los juguetes y materiales, poner la mesa... les ayudarán a sentirse importantes decidiéndose a hacerlo solos y fomentarán una autoestima positiva desde el principio, con la posibilidad de participar activamente en su entorno.
Índice
1. Escuchar y respetar las decisiones de los niños2. ¿Cómo actuar en los diversos campos?
3. Aprendizajes para el desarrollo de la Autonomía
4. ¿Qué hacemos para desarrollar la autonomía?
Escuchar y respetar las decisiones de los niños
Cada niño tiene su propio ritmo evolutivo y no conviene agobiarse demasiado cuando se observa que no tiene la misma soltura que otros para realizar algunas tareas. Posiblemente no sea tan rápido a la hora de comer como puede serlo su mejor amigo, pero es probable que sea capaz de expresarse mejor o percatarse antes de que no lleva bien atados los zapatos. La mejor forma de ayudarles es conocer las verdaderas capacidades y fortalezas de nuestros niños, darles la oportunidad de hacer las cosas de la manera que ellos pueden y saben; quizá que se equivoquen al principio pero el error, siempre que de él aprendan algo, les servirá para mejorar día a día. Debemos escucharles cuando dicen que quieren hacer algo solos, que ya saben hacerlo porque son mayores y fomentar esa buena disposición para avanzar en su autonomía, que en definitiva favorecerá sobremanera su propia autoestima.
¿Cómo actuar en los diversos campos?
Existen diversas áreas que pueden y deben trabajarse para que los niños vayan adquiriendo determinados hábitos que les ayuden a ser cada vez más autónomos y menos dependientes de los mayores.
- En el campo de la comunicación, donde el niño tiene desenvolverse con soltura para poder transmitir lo que quiere, debemos darles el mayor número de herramientas posibles, y eso se consigue hablando mucho con ellos y no anticipándose a sus verbalizaciones, sino dejándoles hablar y dar forma a sus propias ideas, ayudándoles después para concretar mejor.
- En el aspecto social es bueno hacerle entender que los demás son importantes y que tienen sus propios sentimientos y deseos, que hay que tratarles con respeto y que es necesario compartir y controlar los propios impulsos para una convivencia pacífica y enriquecedora donde vivir en comunidad de una forma educada (utilizando "palabras mágicas" como "por favor" o gracias") abre muchas puertas y facilita la vida en común.
- En el campo académico deben llevarse a cabo de una forma progresiva aquellos aprendizajes que les servirán para la vida a la vez que van adaptándose al cumplimiento de ciertos horarios y normas que complementan a las del propio hogar. Al igual que ayudan en casa a hacer la comida o a colocar su ropa o sus juguetes, se hacen responsables preparando su cartera para el día siguiente, con el material necesario y con los deberes hechos si por su edad ya corresponde.
- También es importante destacar la importancia de los aprendizajes relacionados con la propia salud, con pautas para su higiene, comida, vestuario, horarios de sueño y por supuesto con la autoprotección frente a aquellos estímulos del entorno que pueden serles perjudiciales (alimentación inadecuada, programas de televisión o juegos no recomendables, compañías agresivas dentro o fuera del colegio...). A los adultos nos compete la necesidad de establecer los principios de una vida ordenada, con ritmos y pautas claras, que el niño irá incorporando de una forma progresiva desde el hogar y prolongando en la escuela.
Aprendizajes para el desarrollo de la Autonomía
El elemento básico a tener en cuenta en el marco del "desarrollo de la autonomía" es la propia intervención del niño en la dirección de su proyecto de vida. Es decir, desde la educación infantil los mismos niños son parte activa de su propio proceso formativo, deben asumir ciertas responsabilidades en su día a día que contribuyan a hacerles personas que no son exclusivamente resultado de un diseño educativo determinado, sino que colaboran en todo momento para superarse a sí mismas dentro de un entorno participativo en el colegio y en el hogar que les ayuda a superarse y, en definitiva, a crecer.
¿Qué hacemos para desarrollar la autonomía?
- Fijar objetivos comprensibles, medibles y alcanzables, valorando los recursos disponibles y fijando prioridades de manera que el niño valora y categoriza sus propias metas.
- Mostrar Flexibilidad: El niño actúa según su criterio en cada etapa de su proceso de aprendizaje, y va adaptando sus metas cuando surgen contingencias no esperadas, lo cual no debe implicar una variación sustancial de sus objetivos, que deben ser lo suficientemente estables para soportar pequeñas modificaciones.
Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com
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