6 consejos para que nuestros hijos dejen de morderse las uñas
Onicofagia infantil: cómo ayudarles a evitarla
Algunos niños recuperan el poco deseado hábito de morderse las uñas o lo intensifican en situaciones de emociones intensas, nerviosismo y episodios de ansiedad.
La onicofagia suele producirse de forma inconsciente en los niños, exactamente igual que el hábito de chuparse el dedo y además su efecto suele ser placebo. Muchos niños sufren onicofagia o el hábito de morderse las uñas y suele aparecer sobre los 3 años. La mayoría suelen abandonar por sí mismos esta costumbre.
Los adolescentes suelen ser más asiduos a morderse las uñas, se trata de una conducta repetitiva y en ocasiones obsesiva. Las causas son difíciles de preciar aunque afecta en mayor grado a niños nerviosos, introvertidos y demasiado sensibles.
Índice
1. Puede ayudarnos conocer que:2. ¿Qué hacer si no tenemos claro cuándo, dónde y por qué se muerde las uñas?
3. Refuerzos positivos mediante aproximaciones sucesivas a la conducta deseada (no morderse las uñas)
4. ¿Cómo premiamos sus avances?
5. Un recurso interesante: Las autoinstrucciones
6. Algunos consejos que funcionan para evitar que se muerda las uñas:
Puede ayudarnos conocer que:
- Existen periodos críticos en los que este hábito se identifica y suelen coincidir con periodos de inactividad manual. Por ejemplo cuando el niño está viendo la televisión, cuando está en clase escuchando una explicación, cuando no existe una actividad definida, cuando estamos de vacaciones y existen tiempos más amplios de inactividad...
- Es importante identificar el agente estresor que le provoca ansiedad en cada uno de los periodos críticos antes mencionados y le induce a morderse las uñas.
- La existencia de antecedentes familiares que hayan servido directa o indirectamente de ejemplo al niño.
- La toma de conciencia de la importancia de las manos y de las uñas es clave y puede conseguirse por medio de juegos, poesías...
- La ocupación de los momentos críticos con actividades que desplacen el hábito es conveniente; así como el entrenamiento para "darse cuenta" y evitarlo (es interesante practicar con el niño comportamientos que desplacen el interés por morderse las uñas, como por ejemplo apretar los puños fuertemente en el momento en que sienta la ansiedad de llevarse la mano a la boca).
- La aplicación de un programa de refuerzo positivo premiando las aproximaciones sucesivas a la conducta deseada (no morderse las uñas) es un pilar fundamental para la desaparición de este hábito.
- El conocimiento de que las mejoras se observan a largo plazo es importante para los familiares del niño, aunque los avances pueden ser muy rápidos en el momento en que el niño empiece a darse cuenta y a tomar conciencia de la importancia del cuidado de sus manos y de sus uñas.
¿Qué hacer si no tenemos claro cuándo, dónde y por qué se muerde las uñas?
Registramos:
- Situaciones en que se produce el hábito: fecha, hora, momento crítico, personas presentes, lugar...
- ¿Qué hace el niño?: cómo surge el hábito, cuál puede ser el agente estresor...
- Situación posterior: cómo reaccionan las personas presentes cuando el niño se muerde las uñas, si existen comentarios negativos para inhibir o incluso reforzar más el hábito...
Refuerzos positivos mediante aproximaciones sucesivas a la conducta deseada (no morderse las uñas)
- Tipos de refuerzo: Los refuerzos pueden ser internos (el niño se siente orgulloso por sí mismo de haber progresado en el control de su hábito) o externos (premios materiales, que van desde chucherías hasta fichas canjeables; premios sociales como la aprobación de los demás o premios de actividad, como ir al cine)
- Cuándo reforzar: Inmediatamente o a largo plazo. Al principio es conveniente utilizar el refuerzo inmediato.
- Frecuencia: Cada vez que aparezca la conducta deseada o una aproximación a ella, o bien de vez en cuando. En los estadios iniciales es conveniente la primera de las opciones.
- Modo de reforzar: Directamente (verbalizando en voz alta el logro conseguido) o indirectamente (diciéndoselo a una tercera persona para que el propio niño lo escuche y se sienta importante).
¿Cómo premiamos sus avances?
Los premios deben ser proporcionados al nivel de superación del niño, deben ser deseados por el niño, deben introducirse en el proceso y no dejarlos para el final... Es muy importante premiar más el esfuerzo que la consecución del objetivo y progresivamente tenderán a extinguirse. Lo que se trata de conseguir es sustituir los refuerzos externos por refuerzos internos de manera que el proceso de desaparición del hábito se interiorice.
Cuidado con:
- Ridiculizar o gritar al niño cuando se muerde las uñas.
- Avergonzarlo delante de sus amigos.
- Descontrolarnos o alterarnos ante la repetición del hábito.
- Obligarle a hacer tareas que le resulten arduas y poco relacionadas con el tema cada vez que se muerda las uñas.
Un recurso interesante: Las autoinstrucciones
Los siguientes mensajes son para el niño. Primero los repetirá en voz alta, después en voz cada vez más bajita hasta que pasen a ser pensamientos guía de autocontrol en su propia conducta.
1. Definición del problema. "¿Qué es lo que tengo que hacer?"
2. Aproximación al problema:
- "No morderme las uñas"
- "Darme cuenta y quitar la mano de la boca."
- " Retirar la mano de la boca antes de mordérmelas y apretar el puño"
3. Focalizar la atención. "Tengo que pensar en cuidar mis manos y mis uñas y tengo que hacerlo muy bien"
4. Elegir la conducta deseada en el momento crítico. Evitar el hábito.
5. Reforzar (auto-reforzar) las conductas positivas deseadas o la rectificación de los errores de forma positiva. "¡Lo conseguí!, ¡soy un campeón!"
Algunos consejos que funcionan para evitar que se muerda las uñas:
- Hablar con nuestro hijo. Explicarle qué consecuencias tiene este hábito para sus dedos: heridas, infecciones... Animarle a darse cuenta para poder abandonarlo con brevedad.
- Tener las manos ocupadas en los momentos de ocio más pasivos. Una pelota anti-estrés es una gran idea para estos ratos ya que puede ser una manía asociada a una actividad concreta.
- Realizar actividades manuales como la pintura o la papiroflexia.
- Utilizar tiritas de colores. Las tiritas de dibujos o colores llamativos pueden ayudar al niño a recordar que no debe morderse las uñas.
- Practicar deporte. El ejercicio físico es un gran aliado para corregir este hábito y canalizar su ansiedad.
- Desarrollar hábitos saludables. Dormir las horas adecuadas, dieta sana y un ambiente relajado en el hogar.
Según la Sociedad Española de Pediatría (AEP) practicar deporte ayuda a disminuir el estrés que puede desencadenar hábitos como morderse las uñas. Por tanto, si este es uno de los motivos de esta costumbre es importante que el niño comience a realizar alguna actividad como fútbol, natación, tenis o ballet, entre otras.
Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com
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