Al salir del colegio

Qué hacer si no podemos atender a nuestros hijos cuando salen de clase

Al finalizar las clases todos los escolares están deseando salir del colegio. La merienda, los amigos, la tele, o incluso los deberes…, pero para algunos no es atrayente, saben que al llegar a su domicilio, su casa estará vacía.

¿Hay alguien en casa?
Muchos niños saben, que al finalizar su jornada escolar, nadie les espera. Algunos se acomodan sin problema a esta situación y realizan cada día sus rutinas y deberes. En cambio otros, intentan combatir la soledad de distintas maneras. Se precipitan sobre la tele, video-juegos, internet o similares, y sólo se desenganchan cuando saben que están a punto de llegar sus padres, o bien se quedan con sus amigos deambulando por la calle o lugares de ocio, perdiendo el tiempo y exponiéndose a muchos otros peligros.

Posibles consecuencias No actúan con malicia, es que hace falta mucha fuerza de voluntad para volver directamente a casa sabiendo que no les espera nadie. Al margen de los riesgos de seguridad (accidentes con enchufes, velas, gas, etc.), los niños se resienten de la soledad y el aburrimiento y pueden tener la sensación de que no les importan demasiado a sus padres.

Buscar ayuda
Las circunstancias de cada familia son distintas. Puede ser que nos resulte imposible estar con nuestros hijos por las tardes, pero por lo menos hasta los 12 años hay que procurar supervisar sus movimientos y fomentar en ellos la idea de que siempre va a haber alguien esperándoles en casa, aunque no sean los padres. Si nosotros no podemos, debemos contar con alguien que les acompañe mientras llegamos. Si no nos podemos permitir pagar a alguien que cuide de ellos podemos confiar esta tarea a algún familiar, vecino o amigo o ponernos de acuerdo con otros padres y repartir las tardes entre todos para recogerles del colegio y evitar que se queden solos. Otra forma de que estén acompañados y seguros es recurrir a las actividades extraescolares.

Darles información y tiempo Los niños han de saber por qué faltan sus padres, dónde se encuentran y conocer cuál es el plan de cada tarde. Pueden visitar alguna vez nuestro lugar de trabajo y les podemos llamar por teléfono para darles seguridad de que estamos pendientes de ellos. Y al volver a casa, encontrar algo de tiempo para que nos cuenten sus anécdotas del día, repasar con ellos sus deberes, y sobre todo, demostrarles que nos importan mucho.

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