8 errores de los padres con los deberes de los niños
Lo que no tenemos que hacer en relación con las tareas escolares
Cuando termina la jornada escolar, muchos niños todavía han de enfrentarse a seguir en casa con las tareas, bien porque no las han terminado en el aula, bien porque han de preparar exámenes o bien porque el profesor es partidario de realizar determinados ejercicios en casa.
Para muchos niños esto supone una pesadilla, ya que reduce su tiempo de juego y, lo que quieren, es descansar. Es por ello que, recurren en muchos casos a la ayuda de los padres para afrontar sus tareas.
Y, aunque los expertos afirman que los niños han de realizar los deberes solos, muchos padres encuentran que esto es casi imposible con su hijo o hija. Teniendo en cuenta este hecho, hemos recogido 7 errores de los padres con los deberes de los deberes de los hijos que debes evitar y además, te recomendamos qué puedes hacer para ponerle solución.
Lo que no deben hacer los padres con los deberes de los hijos
1. Darles las respuestas a los problemas que plantean los ejercicios, es decir, hacerles los deberes: por más cansados que estemos o por más prisa que tengamos, es importante que ayudemos a los niños a encontrar la solución, y no se la demos ya hecha. Es mucho más beneficioso para el niño dirigirle hacia la forma en la que puede encontrar la respuesta por sí mismo, ya que de lo contrario, no habrá aprendido ni sobre el temario, ni a resolver problemas por sí solo. Podemos pedirle que lea en voz alta la pregunta, que repase el temario si no recuerda cómo se realizaba un ejercicio y podemos elaborar determinadas preguntas para que sea él mismo quien encuentre la solución. También debemos evitar intervenir en aquello que sí saben hacer solos.
2. No dejarles descansar: los niños necesitan realizar pausas durante el tiempo de estudio, de lo contrario, muchas veces se bloquean. Lo ideal es que, al cambiar de asignatura, cuando el niño avise de su cansancio o cada media hora aproximadamente, puedan realizar un descanso de 5 minutos. Este descanso, sin embargo, no debe usarse para ver televisión o usar pantallas. Es un momento para levantarse de la silla, ir a beber agua, al baño, darse un paseo por la casa, hablar un rato con los padres o los hermanos o tomar una pequeña merienda.
3. Ser sus secretarios con los deberes: es más que probable que los niños se olviden de apuntar todos los deberes que tienen que realizar, no traigan algún cuaderno, etc. Si es algo puntual, quizás podemos hacer la vista gorda y ayudarles a gestionarlo a través del grupo de WhatsApp; pero si es algo habitual, no les ayudamos en nada siendo sus secretarios. Para estos casos, debemos pedirles que sean ellos mismos quienes llamen por teléfono a un compañero y realicen la gestión de preguntar qué ejercicios había que hacer, de qué página, en qué fecha hay exámenes... Comprobarás que, si tiene que realizar tu hijo o hija esta tarea cada tarde, estará más atento/a a la hora de apuntar los deberes.
4. Pasar horas haciendo deberes. Si bien es cierto que algunos profesores envían mucha tarea para casa, también lo es que algunos niños se distraen mucho en el tiempo de deberes y tardan más de lo necesario en ejecutarlo. En este caso, debemos tomar medidas para evitar que nuestros hijos, que cursan la Educación Primaria, estén horas y horas, cada tarde, gestionando sus tareas. Muchos psicólogos son partidarios de dejar a los niños solos con los deberes, pero los padres sabemos que esto no funciona para algunos niños. Por ello, podemos permanecer cerca para llamar su atención si se distraen o sentarnos a ratos con ellos para ver cómo van realizando los deberes. Cerrar la puerta y esperar que al cabo de una hora todo esté hecho, es casi imposible en algunos casos. Para estas situaciones debemos enseñar poco a poco a nuestros hijos a ser cada vez más autónomos con su tarea, darles pautas para que puedan gestionar solos, pero nunca limitar a los niños haciéndoles dependientes de ayudas permanentes.
5. Hacer los deberes muy tarde: si el niño o la niña tiene la tarde llena de extraescolares y la jornada para hacer deberes comienza muy tarde, será diícil poder gestionar de forma eficaz este tiempo, e incluso, será difícil que en muchos casos lleve la tarea completa. Debemos ser realistas y despejar la agenda de los niños para que sus tardes no consistan en realizar actividades y las tarde-noches en estudiar. Ellos necesitan jugar, que en definitiva, es aprendizaje también.
6. Ponerles deberes como castigo: si te horroriza la caligrafía de tu hijo, tiene muchas faltas de ortografía o no termina de aprenderse las tablas de multiplicar, lo ideal es tener una tutoría con la profesora y pactar entre padres y educadores un sistema para que el alumno pueda mejorar. Quizás sean unos ejercicios específicos, quizás un poco de más lectura... pero, sea lo que sea, nunca ha de tratarse como un castigo. De esta manera, lo que conseguimos es la reacción opuesta. El niño no aprenderá y además, aborrecerá sus tareas.
7. Quejarnos de los deberes delante de ellos: por más rabia que te dé tener que pasar la tarde tomando la lección a tu hijo antes de un examen, ayudándole a gestionar el tiempo o a fijar algunos conceptos que no tiene claros, no es correcto quejarte delante de los niños, ni criticar al profesor. Está claro que no eres educador, ni su tutor pretende que lo seas, pero sí puedes ser una excelente ayuda si afrontas los deberes con positividad y ánimo hacia el niño.
8. Perder la paciencia: este es uno de los errores de padres con los deberes de los niños más frecuentes. Sentarse junto al niño para gritarle, atosigarle y recordarle que no se entera de nada es absolutamente contraproducente. Temerá ese tiempo de deberes e incluso puede llegar a bloquearse y a llorar.
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