¿Por qué no habla todavía?

Cómo puedes ayudar a hablar a tu hijo

Papá, mamá, "ayós" por "adiós"... Ese es todo el bagaje de tu aprendiz de orador a los 2 años largos. ¿No es un poco escaso?

¿Por qué no habla todavía?

Observas a sus primos y a sus compañeros de guardería y te das cuenta de que otros niños de su edad ya empiezan a construir frases de verdad. Y, mientras, tu hijo no pasa del parloteo. Tranquilízate, no es el único. Según la Federación de Ortofonistas de Francia, del 20 al 25% de los niños se encuentran en ese caso al iniciar la Educación Infantil.

No habla, pero se comunica

Es raro que un niño sea poco locuaz. Aunque te cueste descifrar su lenguaje, seguro que lo oyes exclamar, proferir onomatopeyas y realizar gestos: ¡se está comunicando! Dominar mal el lenguaje no le impide dirigirse a otros niños y jugar con ellos.

Obsérvale: descubrirás toda una estrategia corporal destinada a hacerse entender.

¿Por qué no habla?

Como todos los niños, no progresa al mismo ritmo en todos los terrenos. Puede que haya empezado muy pronto a caminar, o a comer sin ayuda, o a prescindir de los pañales y, sin embargo, tarda más en empezar a hablar.
El puesto que ocupa entre los hermanos es muy importante. Si es el último, puede que los mayores entiendan mejor que tú sus palabras deformadas y hagan de intérpretes. Si ya tiene quien le traduzca, ¿para qué molestarse en pronunciar mejor?

También influye la atención que le prestas. Si los padres o las personas que se ocupan de él (la canguro, por ejemplo) tenéis demasiada prisa y os adelantáis a todos sus deseos, ¡para qué se va a esforzar!

¿Cómo ayudarlo a hablar?

Repite con él lo que parece que quiere decir. Eso le ayudará a identificar el objeto designado con el sonido correcto y, al poco tiempo, con las palabras adecuadas. «Ah, ¿quieres una galleta, cariño? Tómala».
Ten paciencia. Si repite insistentemente los mismos sonidos sin que le entiendas, no tires la toalla. Ayúdalo a reformular lo que dice con otras palabras, sugiriéndole lo que adivinas, designando un objeto... Si demuestras impaciencia o, peor aún, nerviosismo, el niño puede angustiarse y bloquearse.
Sumérgele en un baño de palabras. Atrévete a entablar un diálogo disparatado. Escoge el tema en función del momento del día o del contexto (juego, baño, paseo...). Tu hijo estará encantado de entablar ese intercambio contigo. Él aportará el tono y los gestos y, aunque no lo entiendas todo, se sentirá escuchado.

No te atormentes pensando en qué pasará cuando empiece el colegio. Aunque le cueste arrancar a hablar, seguro que se lanza en un pispás el próximo septiembre, cuando sienta la necesidad de que le entiendan mejor sus compañeros y la maestra.

Pide consejo médico. Si realmente te preocupa la situación, el diagnóstico del médico de cabecera o del pediatra despejará tus dudas. Así estarás más tranquila. Y no solo tú, también tu hijo, que detecta tu inquietud.


Sophie Viguier-Vinson con Anne Dumont, ortofonista.

© Enfant Magazine

Tu hijo no habla. ¿Cuándo debes preocuparte?

? Mientras el niño esté alegre, se muestre sociable y encuentre el medio de darse a entender, seguro que, cuando se sienta realmente motivado, empezará a hablar. Sin embargo, hay que saber reconocer algunos signos que revelan la existencia de un problema. En ese caso, hay que actuar cuanto antes.
? Permanece encerrado en su burbuja y reacciona tarde. Puede tratarse de un problema de sordera. Acude al médico o al pediatra.
? No dice nada y tiene la mirada huidiza. Este retraso puede deberse a una problema psicológico. Llévalo al médico o al pediatra.
? Se pone nervioso cada vez que no adivinas lo que dice. Si demuestra interés por expresarse pero no lo logra, pide a tu médico que lo derive un ortofonista. Este profesional puede tratarlo a partir de los 2 años y medio.

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