Qué aportan las mascotas a los adolescentes

Por qué desean los niños y adolescentes tener un animal de compañía

En España, seis de cada diez hogares tienen uno o varios animales de compañía. ¿Por qué los niños, en la pubertad y la adolescencia, sienten tanto apego por las mascotas? ¿Qué les aporta su presencia? Y ¿cómo explicar el éxito de hurones, jerbos, conejillos de indias, pájaros, etc.? Te explicamos por qué puede ser beneficiosa una mascota en el desarrollo del niño y del adolescente y por qué la necesidad de tener un animal de compañía es tan grande en la infancia y pubertad.

Las mascotas y los adolescentes

Las mascotas en la adolescencia

A los niños y a las niñas les chiflan los animales, ya tengan pelo, plumas o escamas. Cuando los descubren en el escaparate de una tienda, tras los barrotes de la jaula del centro de animales abandonados o en la cuneta de una carretera, los encuentran irresistibles. Durante la pubertad y la adolescencia, la necesidad de adoptar a un animal es más fuerte que en ningún otro momento de la vida. Algunos buscan una bolita peluda a la que hablar y, otros, un compañero de juegos. Pero, a veces, los niños, a partir de una cierta edad, desean tener una mascota porque se sienten arrinconados o abandonados. Cuando hay conflictos con los padres o las cosas no van muy bien en el colegio, los animales tienen una ventaja: su amistad incondicional les permite compensar ese sentimiento de soledad o de falta de confianza en sí mismos.

El adolescente siente un enorme apego por su mascota porque siempre está ahí, con él. Una persona puede abandonarle, pero un animal, no. Aunque no hable un idioma “humano”, tiene la impresión de que le comprende, que capta sus estados de ánimo, que lo “escucha”. Sabe que puede confesarle cualquier cosa sin que le juzgue ni desvele sus secretos. Lo único que pide el animal es ternura, un poco de tiempo para que juegue con él y que le dé de comer. En suma, solo pide una relación simple. Y esa simplicidad es algo especialmente necesario entre los 10 y 15 años, cuando tantas cosas en la vida se vuelven complicadas.

Extracto de la revista Okapi.

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