Adolescentes sin problemas

Tienen 16 ó 17 años, no beben alcohol, no dan portazos, no fuman porros a escondidas… ¿es grave, doctor? Julia, de 16 años, se siente bien consigo misma; no se ve ni demasiado gorda ni demasiado delgada, cuida su modo de vestir, pero no está obsesionada por su apariencia. Tiene buenas notas, pero reconoce que no es una “empollona”. Tiene amigos, pero sigue manteniendo una buena relación con sus padres… aunque, a veces, discute con su madre. “Es puntual y no intenta tensar la cuerda, reconoce esta última. Además, sé que puedo confiar en ella y que será razonable”. “¿Demasiado razonable?”, añade, poniendo cara de preocupación, mientras su sonrisa delata una serena satisfacción.

Adolescentes sin conflictos

Antonio, de 19 años, también ha pasado la adolescencia sin problemas. “Durante una época, se dejó crecer el pelo, explica su padre. Empezó a vestirse con pantalones raídos y a escuchar música con el volumen un poco alto, en la habitación. Pero no ha tenido problemas graves, ni grandes choques con nosotros”. Ahora que pintan la adolescencia tan negra y hablan de patologías terribles (anorexia, bulimia, toxicomanía…), ¿es normal que haya adolescentes que superen esta etapa sin “crisis” ni portazos?

La crisis de la adolescencia no es una verdad científica. No hay razón biológica para que un adolescente no se sienta bien, afirma con contundencia el sociólogo Michel Fize. "Lo he escrito y lo he dicho miles de veces: la crisis de la adolescencia no tiene ninguna base científica. No se puede demostrar que el aflujo hormonal (hecho, este sí, incontestable) implique perturbaciones que nos permitan hablar de dicha crisis. Es una teoría tan desprestigiada, que, en Estados Unidos, se sintieron obligados a inventar otra, la de la insuficiencia cerebral, según la cual los adolescentes se sienten mal, no por sus hormonas, ¡sino por su cerebro! Yo creo que eso es absurdo, tanto en un caso como en el otro”."

Christine Legrand. Periodista