Cuando tu hijo duerme mal

Cuando tu hijo duerme mal

Mi hijo pequeño ha estado despertándose por las noches. Se espabilaba de madrugada y era capaz de estar despierto hasta tres horas.

Mi hijo mayor duerme toda la noche del tirón desde que tiene mes y medio. Es muy madrugador y, en ocasiones, hemos comenzado la jornada a las 6 de la mañana, sin embargo, tener toda una noche sin sobresaltos ha sido una suerte.

Por otro lado, Ernesto duerme a trompicones desde que nació, no se despierta todas las noches, pero tiene rachas en las que se espabila por la noche y cree que ya es hora de levantarse y jugar. Ahora acabamos de pasar una racha en la que se despertaba a en torno a la una o dos de la madrugada y estaba unas dos horas y media despierto. Al día siguiente era horrible y, al cabo de 8 días no daba pie con bola. Dormir 4 o 5 horas noche tras noche es una tortura.

Miedo a estar solo

Al principio Ernesto podía estar en la cuna tranquilo, y sólo había que ir de vez en cuando a ponerle el chupete, pero en estas últimas semanas la cosa se desmandó. Por alguna razón, no quería quedarse solo, y cada vez que nos íbamos de su habitación lloraba, pataleaba, gritaba e incluso llegaba a vomitar. Todo ha coincidido con una fase de extremo apego conmigo, vamos que le tenía pegado a mi todo el día, no podía ni separarse 5 centímetros, algo que al cabo de unas horas se volvía muy agobiante y yo estaba de peor humor.

¿Método Estivil?

Mi marido es contrario a meter al niño en la cama, algo que comparto en circunstancias normales, e insistía en no sacarle de la cama. Así que las primeras noches aplicamos el conocido método Estivil. Seguro que este sistema ha ayudado a muchas familias y muchos de vosotros compartís la teoría, pero yo en absoluto soy partidaria del método. No creo en él y me parece una pasada aplicarlo porque sí en todos los casos y con niños tan pequeños. No me tiréis piedras, pero esa es mi opinión.

Así que opté por no hacer caso a Estivil y seguir mi propio criterio. Le sacaba de la cama cada vez que comenzaba a gritar, nos íbamos al salón a oscuras y le abrazaba y acariciaba mientras se tranquilizaba. Y un ratito después volvía a dejarlo en la cama. Poco a poco, la cosa ha ido mejorando, y por lo menos, no tiene ataques de histeria por estar solo, algo que era nuevo en él.

Por otra parte, de día intentaba darle más refuerzos positivos, pasar tiempo de calidad y que sintiera que estaba a gusto con él, no como en los días anteriores en los que estaba tan agobiada porque no me dejaba espacio físico.

¡Por fin!

Llevo ya unas noches de paz y tranquilidad e incluso Ernesto está despertándose más tarde por la mañana. Lo que fuera que le ocurriera parece haber pasado. Le dejo por la noche en la cama y no protesta y, de momento, no se está despertando por la noche llorando y asustado. Pero aquí estoy con todos los dedos cruzados para que no vuelva a ocurrir.

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