Trucos para darle medicamentos a bebés y niños

Tu hijo/a no quiere tomarse la medicina. ¿Sabes qué puedes hacer?

Jarabe, gotas... no siempre es fácil dar un medicamento a tu hijo/a. ¿Dudas sobre el método a seguir? Toma buena nota de estos trucos de súper madres para que el momento de la medicina no se convierta en una pesadilla.

1. Instalar al niño/a cómodamente

Para que el niño/a se tome su medicina fácilmente, sitúale en un lugar en el que se encuentre cómodo. Si la inclinación es la adecuada, no puede desviarse del buen camino. Pero, como toda precaución es poca, cúbrele la parte superior de su ropa con un trato o un babero.  

2. Preparar la dosis adecuada

Con los medicamentos es imperativo respeta siempre la dosis recetada. No es fácil medir la cucharada rasa de jarabe sin que se desborde. Por eso, opta por medir dos medias dosis, ya que esa medida aparece siempre en las cucharitas que vienen con el jarabe. Así no hay peligro de que el contenido se vierta durante el proceso.

3. Una cucharadita para mamá

Si el medicamento tiene un sabor agradable, puedes ofrecérselo directamente a tus hijos. Presiona suavemente sobre el mentón del niño/a para que entreabra la boca y luego apoya la cuchara en el labio inferior. Entonces inclina la cuchara con cuidado, dejando que chupe la medicina a su ritmo. Luego limpia y esteriliza la cuchara para volver a utilizarla la próxima vez.

4. Un accesorio "antimuecas"

Cuando hacerle aceptar la medicina es más difícil o si se trata de un polvo disuelto en un poco de agua, utiliza una jeringuilla especial para medicamentos. Una vez ha medido la dosis o la mezcla y la ha aspirado hacia el interior de la jeringuilla, coloca la punta entre los labios del niño/a y presiona suavemente el émbolo. Así la medicina llega al fondo de la lengua de la niña, donde hay menos papilas gustativas.

5. Gotas bien toleradas

Otra operación delicada para las madres es la administración de un colirio. Con este método, ya no es un mal trago. Acuesta a tu hijo/ y le sujetas la cabeza suavemente con una mano. Con la otra deja caer la gota de colirio en el rabillo del ojo, sin tocarlo, para no contaminar el envase. Ya solo tiene que entreabrir los párpados del pequeño para que el colirio entre fácilmente en el ojo.

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