Los primeros garabatos del bebé

El dibujo es un medio de expresión muy importante para los pequeños, que les permite expresar sus emociones y su creatividad. Los bebés empiezan a hacer rayajos sobre el papel a partir de los 18, 19 ó 20 meses. Ese garabateo evolucionará hasta convertirse en un dibujo de trazo controlado.

En un primer momento, los bebés simplemente dibujan rayas desordenadas, sin ninguna intención determinada. Es el garabateo descontrolado. En esta fase, el pequeño todavía no ha desarrollado plenamente la psicomotricidad fina: aún no controla bien los movimientos de la mano y le falta coordinación. Cuando dibuja, no le interesa lo que plasma sobre el papel, sino los movimientos propiamente dichos.

El niño agarra el lápiz de cualquier modo y ejerce mucha presión, moviendo todo el brazo desde el hombro. No existe una coordinación entre los ojos y la mano. A veces ni siquiera mira lo que está haciendo, por lo que es frecuente que se salga del papel. Los trazos que realiza son débiles, no siguen ningún patrón ni tienen una dirección fija. Y el color no tiene ninguna importancia.

Cuando garabatea, el pequeño no tiene intención de reproducir el mundo que le rodea, porque aún no es consciente de que existe la representación, no sabe que un dibujo puede ser la imagen de algo. Solo le interesa el placer del movimiento. Lo que realiza es más una actividad física que psicológica. No empezará a dar sentido a sus dibujos hasta los 4 o 5 años, de modo que aún tiene que recorrer un largo camino. Por eso, no tiene sentido que los padres le pidamos que copie un modelo ni que intentemos interpretar sus dibujos.

Aunque a los 18 ó 20 meses no haga más que garabatos sin sentido, es importante animar al niño a pintar para que potencie su motricidad fina y su control muscular. Un aviso importante: cuando le des lápices o ceras, vigílalo, porque a esta edad, igual pinta en el papel que le has dado que en las paredes, sobre un mueble o en el libro de mates de su hermano.