Técnicas para dar masajes para bebés
Beneficios de los masajes en bebés y sus técnicas
Mecido por el líquido amniótico, el feto toma muy pronto conciencia del placer de esta caricia. Al nacer, el bebé se ve privado de este contacto y experimenta un sentimiento difuso de inseguridad. Sabe de forma inconsciente que depende enteramente del adulto; por eso, el contacto corporal le tranquiliza.
La práctica del masaje a los bebés se encuentra en distintas culturas, pero, en particular, en la hindú, donde forma parte del ritual diario del baño. En un lugar calentito, la madre tumba al bebé sobre sus rodillas, antes o después del baño, y lo frota con un aceite de masaje. Sus manos estimulan la circulación del niño, relajan sus músculos y lo preparan para dormir mejor.
Masajes para bebés de 0 a 6 meses
Un mensaje de ternura
El masaje a esta edad ha de ser un murmullo de piel con piel que proporcione al bebé un estado de bienestar en todo el cuerpo para evocarle sensaciones intrauterinas que le tranquilicen, para proporcionarle una continuidad entre su mundo de antes y su mundo de ahora. El masaje permite hablar directamente con el bebé, utilizando un lenguaje de ternura que él no puede aún entender verbalmente.
El contacto de las manos sobre su piel no solamente desencadena reacciones vinculadas a la ternura, sino que también estimula la liberación de neurotransmisores y la producción de hormonas, lo que contribuye a la maduración de su sistema nervioso.
Una misión preventiva
En el pasado, llevar al niño encima y transmitirle el calor de la piel era una manera de ayudarle a reforzar su sistema inmunológico para luchar contra las enfermedades. Por ello, en ciertas maternidades piden a las madres de los niños prematuros que tengan durante varias horas al pequeño en contacto con su piel.
El masaje para bebés va aún más lejos. Sus movimientos son también beneficiosos para los sistemas respiratorio, digestivo y circulatorio. Reequilibra el organismo en general y contribuye al desarrollo del lactante y a su fortalecimiento.
Una mayor flexibilidad
Durante los primeros meses, el bebé organiza su desarrollo a partir de la posición fetal: estira sus músculos, moviliza sus articulaciones... El masaje aumenta su elasticidad y su capacidad de distensión y ayuda a conseguir progresivamente una coordinación muscular, por lo que es especialmente adecuado en este período de desarrollo.
Por otra parte, al dar habitualmente masajes al bebé, el adulto podrá comprobar por sí mismo que todo va bien, o detectar las zonas que son fuente de malestar, dolor o tensión para el niño.
Masajes para bebés de 6 a 12 meses
Un mensaje más vigoroso
En este período, en el que el niño se prepara para sentarse y, más tarde, para andar, el masaje es muy beneficioso, ya que en estos momentos necesita apoyo físico.
Un relajante muscular
El masaje es aún más eficaz en este período en el que el niño, con mayor motricidad, disfruta todavía de este momento de descanso y complicidad y acepta conservar la misma posición durante un tiempo determinado. Relajado, desliza sus miembros entre los dedos del adulto que se mueven de forma fluida. Cuanta mayor seguridad adquiera, más impaciente estará por descubrir lo que le reserva el mundo. Además, el masaje presenta una ventaja considerable para los andarines novatos: ¡permite aliviar las heridas y los golpes, inevitables en su exploración del mundo!
Un estímulo intelectual
Además de la agilidad física, el masaje para bebés fomenta la agudeza intelectual. Las caricias y los masajes tienen el poder de tranquilizar y equilibrar al pequeño. El amor que se transmite al bebé por medio de las manos desarrolla en él un sentimiento de confianza y bienestar (que su cuerpo va a memorizar), que le abre a la inteligenciasocial. Los niños que han recibido masajes tienen mayor confianza en sí mismos: confianza en su cuerpo y confianza en el otro. La relación con los demás será más sencilla y más emocional.
Pero el masaje para bebés también favorece una inteligencia rica en información, ya que un niño que se siente seguro tiende a ser más curioso, a tener un mayor deseo de aprender.
Consejos para dar masajes a bebés
¿Cuándo dar un masaje a un bebé?
Para que el bebé aproveche al máximo el masaje, se debe evitar la hora de las comidas: antes, tiene hambre; después, se dificulta su digestión. Hay que elegir un momento del día en el que bebé y adulto estén distendidos. Aprovechar por ejemplo, como las madres hindúes, el momento del baño. No se debe forzar al niño. Si este, en el momento del masaje, se pone a llorar, ha de interpretarse como un ¡no!. Y no se debe insistir.
¿Dónde dar el masaje al bebé?
Hay que instalarse en una habitación con una temperatura adecuada, ya que el bebé no tiene aún una buena regulación térmica, por eso se enfría muy rápidamente cuando está desnudo. Además, la reacción natural de los músculos con el frío es la contracción... El bebé solo conseguirá relajarse si está suficientemente caliente.
Colocarle sobre una superficie confortable
Su cambiador, una mesa con una toalla, una cama, sobre las piernas... El adulto ha de adoptar también una posición cómoda durante los veinte minutos que dura el masaje. Debe apoyar la espalda sobre unos cojines o sobre un respaldo para no curvarla demasiado, ya que para que el masaje le sea agradable al bebé debe sentir relajado al adulto. Conectar el contestador, para no ser molestados por el teléfono. Procurar que la luz sea difusa, de modo que no le moleste en los ojos.
¿Con qué dar el masaje al bebé?
Elegir un aceite vegetal biológico para evitar alergias. Asegurarse de que las uñas estén bien cortas. Si se tienen las manos frías, calentarlas antes en agua o sobre la calefacción, con el fin de relajarlas y de que el niño las sienta cálidas. A continuación, impregnarlas con el aceite y frotar una contra otra para conservar su calor. Dejar el aceite a mano por si se volviese a necesitar. Desnudar enteramente al bebé para poder tener el máximo de contacto con su piel.
¿Cómo dar el masaje a un bebé?
El masaje consta de diez movimientos que estimulan todas las partes de su cuerpo. Durante el masaje también debe haber una comunicación verbal y visual con el bebé. El desarrollo del masaje debe tener una estructura, de modo que el niño tenga una sensación de unidad. Por ejemplo, comenzar por la cabeza, descender por el cuello y tronco hacia las piernas, para terminar en la espalda. También hay que procurar dar el masaje de manera simétrica sobre brazos y piernas.
Técnicas de masajes para bebés
1. De las sienes hacia la nuca: con la yema de los dedos, dar un masaje sobre su cuero cabelludo, realizando pequeños círculos. Empezar por las sienes y descender hasta la nuca, donde se encontrarán las dos manos.
2. Sobre la frente: imaginar que la frente del bebé es como un libro abierto. Colocar los pulgares de las dos manos frente a frente, sobre el centro del libro y alisar sus páginas con las yemas, reduciendo su presión al llegar a las sienes, levantando poco a poco los dedos.
3. De la encía hacia la comisura de los labios: este movimiento es especialmente agradable para los bebés cuyas encías están inflamadas porque les van a salir los dientes. Colocar el dedo índice y el corazón o los dos índices en el lugar de sus primeros incisivos inferiores y desplazarlos suavemente hasta la comisura de sus labios, con pequeños movimientos de rotación. Repetir sobre la encía superior.
4. Del comienzo de las clavículas hacia los hombros: colocar la yema de los dedos de las dos manos en el hueco del cuello del bebé, donde se juntan los huesos de sus clavículas. Alisar su piel subiendo hacia los hombros. Volver a bajar los dedos sobre su pecho y terminar el masaje reduciendo su presión con un pequeño movimiento circular sobre la punta del esternón.
5. Del hombro hacia la mano... y volver: masajear sus brazos con las dos manos (uno después de otro), desde el hombro, parando en la muñeca, hasta la mano abierta y volver a subir. Este movimiento puede repetirse tres veces alternando brazo derecho y brazo izquierdo.
6. De la cadera hacia el pie: masajear sus muslos, igual que los brazos, bajando hacia el tobillo y terminar en el pie. Una pierna después de otra. Este movimiento puede también repetirse tres veces.
7. La planta de los pies: tomar uno de los pies del bebé entre las dos manos y dibujar, con la yema de los pulgares, pequeños círculos, yendo desde el talón hacia los dedos y presionando suavemente para evitar las cosquillas. Hacerlo también con el otro pie.
8. De los omóplatos hacia los riñones: alternar los movimientos de las manos, como las palas de un molino (deslizar la palma de una mano por la espalda, descendiendo en diagonal, mientras que se deja la otra palma levantada). Alisar así su espalda partiendo de los omóplatos para descender hacia sus riñones. Este movimiento puede prolongarse hasta los pies, pasando las manos sobre los muslos y las pantorrillas.
9. A lo largo de la columna vertebral: colocar las palmas de las manos en la parte superior de su espalda e ir acariciándola con movimientos ondulados, desde el centro hacia el exterior, desplazando suavemente las manos hacia los riñones. Se puede repetir este movimiento tres veces y prolongarlo hasta las nalgas. Lo importante es no ejercer presión encima de su columna vertebral.
10. De la nuca al talón: para terminar el masaje, peinar con la yema de los dedos de las dos manos toda la parte posterior de su cuerpo, como nivelándolo.
V. C.
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