¿Cuándo sabrá mi hijo subir las escaleras?
¿Por qué le cuesta tanto a los niños subir las escaleras?
En cuanto tu hijo aprende a caminar, empieza a trepar al sofá, a escalar por la mesa... Entonces, ¿por qué le cuesta tanto subir las escaleras?
Escaleras: cada uno a su ritmo
El aprendizaje de la escalera es un hito notorio en el desarrollo psicomotor de tu hijo, igual que el de la marcha o el del lenguaje. Muestra hasta qué punto tu pequeño controla realmente la coordinación de sus movimientos y si ha adquirido un buen equilibrio postural. Recordemos que todo este proceso es muy progresivo y empieza en los primeros meses con la maduración de su sistema nervioso, pero también con una buena dosis de entrenamiento. No es sencillo. A continuación te damos unos puntos de referencia:
En principio, a los 10 meses, tu hijo ha experimentado primero el gateo y luego la marcha.
Hacia los 15 meses, se siente atraído por los planos inclinados, incluidas las escaleras.
Dos meses más tarde, es capaz de subir escalones. Con la ayuda, por supuesto, de una barandilla o de un brazo, y de forma no alterna: tiene que descansar los dos pies en cada peldaño.
No será capaz de bajar las escaleras hasta más o menos los 19 meses, siempre sujetándose y descansando los dos pies en cada escalón. El ascenso resulta más sencillo porque, cuando nos situamos en el sentido de la pendiente, el centro de gravedad esta "inclinado" hacia abajo.
Hacia los 24 meses, tu hijo sube y baja solo las escaleras, pero sigue colocando los dos pies en cada peldaño.
Por fin, diez meses después, ya sube solo alternando los pies.
No hará lo mismo para bajar las escaleras hasta aproximadamente los 3 años y medio. Si su abuela asegura que no podrá subir las escaleras hasta que sus músculos esfinterianos sean suficientemente fuertes, no hagas caso. Son procesos independientes que tienen su propia maduración motriz.
¿Cómo ayudarle a subir las escaleras?
Tarde o temprano, las subirá. Facilítale la labor. Estimúlale, primero, físicamente: hazle superar diversos obstáculos de materiales diferentes (un cojín, libros...). Así irá corrigiendo su equilibrio.
Dale confianza: "Cuando yo era pequeña, también me costó aprender a subir las escaleras". No lo fuerces. Si no se siente cómodo con la escalera y lo fuerzas a subir, no cogerá confianza en sí mismo.
Si está empeñado en bajar solo, pero ves que aún maneja sus piernas con cierta torpeza, ofrécele tu mano: eso le dará seguridad y le animará a bajar. También puedes dejarle que baje marcha atrás, a cuatro patas.
No le prohíbas las escaleras. Frente a lo que muchos adultos creen, los niños perciben rápidamente lo que pueden y lo que no pueden hacer con su cuerpo. Muy pocos se lanzan a las bravas por las escaleras sin asegurarse mínimamente. Tampoco repitas constantemente: "Cuidado, que te vas a caer". Es mejor decirle: "Agárrate a la barandilla".
Safia Amor con la colaboración de Laurence Vaivre-Douret, catedrática de la universidad de Paris X, y neuropsicóloga y especialista en psicomotricidad de la AP-HP Cochin.
© Enfant Magazine
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