El hipo del bebé: por qué aparece y cuándo preocuparse

Claves para entender el hipo del recién nacido y aliviarlo


Publicado por Patricia Fernández, bloguera y periodista especializada en ocio y tiempo libre
Creado: 16 de febrero de 2011 15:22 | Modificado: 21 de diciembre de 2025 11:24


Pocos sonidos llaman más la atención que el "hip" rítmico de un recién nacido. A muchos padres les preocupa ver a su bebé tan pequeñito con hipo una y otra vez, incluso varias veces al día. La buena noticia es que, en la gran mayoría de los casos, el hipo en los bebés es algo normal, pasajero y más molesto para el adulto que para el propio niño. Entender por qué aparece y cómo acompañarlo ayuda a vivirlo con mucha más tranquilidad.

Hipo del bebé

Qué es exactamente el hipo en los bebés

El hipo es una contracción involuntaria y repetida del diafragma, el músculo que se encuentra bajo los pulmones y que participa en la respiración. Después de cada contracción se cierra rápidamente la glotis (la "puerta" de entrada al aire), y ese cierre brusco produce el sonido típico del "hip".

En los bebés y recién nacidos es muy frecuente porque su sistema digestivo y respiratorio todavía está inmaduro. La zona donde se une el esófago con el estómago (el esfínter esofágico inferior) aún no cierra de forma tan eficaz como en los adultos, por lo que pequeñas cantidades de aire o leche pueden irritar esa zona y estimular el diafragma.

Por eso, el hipo puede aparecer:

  • Antes, durante o después de las tomas.
  • Tras un pequeño eructo o una regurgitación.
  • Incluso cuando el bebé parece estar tranquilo o dormido.
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En la mayoría de los casos, los episodios de hipo duran unos minutos y se resuelven solos, sin dejar ningún tipo de consecuencia.

Por qué le da tanto hipo a mi bebé: causas más habituales

Las causas del hipo en bebés suelen ser sencillas y relacionadas con su día a día. Entre las más frecuentes están:

1. Ingesta rápida o excesiva

Cuando el bebé come con mucha ansiedad o rapidez (al pecho o con biberón), puede entrar más aire junto con la leche. El estómago se llena de golpe y el diafragma se irrita, desencadenando el hipo.

2. Tragar aire mientras come

Si la técnica de agarre al pecho no es buena o la tetina del biberón no es adecuada, el bebé traga demasiado aire. Ese aire puede producir gases, regurgitaciones... y también hipo.

3. Cambios bruscos de temperatura

Pasar de una habitación muy cálida a otra fresca, quedarnos cortos de abrigo o desvestir al bebé demasiado de golpe puede favorecer la aparición del hipo. A su sistema nervioso inmaduro le cuesta un poco más regular estas variaciones.

4. Llanto prolongado o risa intensa

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Después de un rato largo llorando o riéndose (en bebés algo mayores), la respiración se descoordina y el diafragma puede entrar en esas contracciones repetidas que conocemos como hipo.

En la gran mayoría de los casos, hablamos de algo funcional y pasajero, no de una enfermedad. Sin embargo, conviene observar si el hipo se acompaña de otros síntomas, como vómitos frecuentes, malestar claro o dificultad para ganar peso.

Cómo ayudar a tu bebé cuando tiene hipo

No existen "recetas mágicas", pero sí algunas medidas sencillas que pueden aliviar o acortar los episodios. Lo más importante es no asustarse y no recurrir a trucos bruscos (sustos, sacudidas, tapar la nariz, etc.), que no son adecuados para un bebé.

Algunas ideas que sí pueden ayudar:

1. Cambiar de posición

Pasar al bebé a una posición más vertical puede ayudar a que el aire suba y salga en forma de eructo, disminuyendo el estímulo sobre el diafragma. Puedes colocarlo apoyado en tu pecho, bien sujeto, y darle suaves palmaditas en la espalda.

2. Favorecer el eructo después de las tomas

Parar un momento antes de que termine la toma y volver a colocarle para que eructe puede ayudar a liberar el aire acumulado y reducir la aparición de hipo. No siempre eructan, pero ofrecer esa posibilidad suele ser útil.

3. Ofrecer de nuevo el pecho o un poco de biberón

En algunos bebés, unos tragos suaves de leche ayudan a disminuir el hipo. Si ves que el bebé está tranquilo y acepta el pecho, puedes ofrecerlo unos minutos. Si está muy irritado, es mejor calmarle primero.

4. Mantener un ambiente tranquilo

Evitar ruidos fuertes, movimientos bruscos o estímulos excesivos durante el episodio de hipo ayuda a que el bebé se regule antes. A veces, simplemente sostenerle en brazos, hablarle suave y esperar unos minutos es suficiente.

Cómo prevenir el hipo en la medida de lo posible

No hay una forma infalible de evitar el hipo, pero sí se pueden adoptar ciertos hábitos que lo hagan menos frecuente:

  • Vigilar el agarre al pecho: si la boca del bebé abarca bien la areola y no se oye "chupeteo" de aire, traga menos aire. Si hay dudas, una matrona o asesora de lactancia puede ayudar.
  • Elegir bien la tetina del biberón: conviene que el flujo no sea ni demasiado rápido ni demasiado lento. Una tetina diseñada para disminuir la entrada de aire también puede ser útil.
  • Ofrecer tomas más frecuentes y menos abundantes: si el bebé llega muy hambriento, comerá con más ansiedad y tragará más aire.
  • Mantener al bebé en posición vertical unos minutos tras la toma: sentarlo en tu regazo o apoyarlo sobre tu hombro ayuda a expulsar el aire.
  • Protegerle de cambios bruscos de temperatura: no hace falta abrigarle en exceso, pero sí evitar corrientes fuertes o desnudarle de golpe.

Aunque el hipo no suele ser peligroso, estas medidas mejoran en general el confort digestivo del bebé.

Cuándo conviene consultar al pediatra

En la mayoría de los casos, el hipo en los bebés se considera normal y no requiere consulta médica. Sin embargo, es recomendable hablar con el pediatra si:

  • El hipo es muy frecuente y prolongado, y parece molestar mucho al bebé.
  • Se acompaña de regurgitaciones intensas, vómitos, llanto inconsolable o rechazo de las tomas.
  • Observas que el bebé no gana peso adecuadamente.
  • Tienes la sensación de que el hipo está ligado a una gran incomodidad o a otros síntomas digestivos.

En estas situaciones, el pediatra valorará si puede existir un reflujo gastroesofágico más intenso u otro problema que requiera seguimiento o tratamiento.


Un síntoma llamativo, pero casi nunca grave

Ver a un bebé tan pequeñito con hipo puede impresionar, pero para ellos suele ser mucho menos dramático de lo que imaginamos. En la mayoría de los casos, el hipo es un signo más de que su cuerpo está madurando y aprendiendo a coordinar respiración, digestión y temperatura.

Con algo de paciencia, algunas medidas preventivas y la tranquilidad de saber que es un fenómeno casi siempre benigno, el "hip, hip, hip" se convierte en una anécdota más de la vida con un recién nacido. Y, como siempre, si algo no te encaja o te preocupa, tu mejor aliado será el pediatra, que podrá valorar la situación de tu bebé en concreto y resolver tus dudas.

 

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